Aprendiendo con la prima lejana III

Aprendiendo con la prima lejana II

La historia continúa.
La última vez que estuve con Claudia quedé con esa sensación de por qué no haber hecho más. Un motor de colectivo a las 5 de la tarde estaba más frío que yo. Una vez más ella se alejó de mi por un tiempo y yo no hice nada por acercarme.
Mi familia y yo nos cambiamos de casa, y pasado algún tiempo siendo verano Claudia me llama y tras conversar un rato sobre cualquier cosa me dice que quiere conocer la casa nueva. La invité a visitarme cualquier día y me dijo que al día siguiente estaría allí por la tarde. Los astros se alinearon y justo mis papás no estaban en la casa cuando ella llegó. Le mostré la casa y nos pusimos a conversar en el living mientras tomábamos una cerveza. Hablamos de nuestros estudios y como nos había ido en el año recién terminado; en eso ella me dice que le fue bien pero que estaba súper estresada por los exámenes y todo eso. Le pregunté si quería un masaje en los hombros y me dijo que le vendría muy bien. Sin muchas vueltas comencé a masajearla como podía sobre la polera que llevaba. A los pocos minutos me preguntó si tenía alguna crema para el cuerpo porque el roce de mis manos le estaba molestando. Le respondí que en mi pieza tenía algo y que iría a buscarlo cuando me dice que mejor vamos hasta allá para estar más cómodos.
Mi mente volaba imaginando mil cosas mientras caminabamos hasta mi pieza. Llegados ahí ella se tumbo boca abajo sobre mi cama y me dice que se sacará la polera para que no la ensucie con la crema. Se sacó la polera y en lugar de sostén llevaba la parte de arriba de un bikini por lo que me pidió que desatara el nudo que llevaba para no mancharla. Su espalda quedó totalmente desnuda dispuesta para mis manos. Comencé con el masaje y ella gemía diciendo que hace rato necesitaba algo así. Vestía unos jeans un tanto apretados y quedé helado cuando me dice que se los quitaría para que siguiera con sus piernas que le dolían mucho. Tenía puesto su bikini y me pidió que la siguiera masajeando como lo estaba haciendo. De más está decir que mi pene ya saltaba de mi ropa y transpiraba como si hubiera corrido una maratón.
Continué como pude con el masaje hasta que me dijo que se daría vuelta para continuar. Le quité la parte de arriba del bikini y no me dijo nada por lo que empecé a masajear esas tetas tan ricas que tiene. Le dije que tenía mucho calor y que me quedaría solo en bóxer; me dijo que si quería me sacara todo porque a ella no le complicaba. Me saqué toda la ropa y me tiré de espaldas a su lado masajeando sus piernas con una mano y con la otra su mano derecha mientras la acercaba poco a poco a mi miembro. Súbitamente su mano quedó casi encima de él cuando empezó a masturbarme lentamente mientras yo metía mis dedos en su concha totalmente húmeda. Nos masturbamos mutuamente durante varios minutos hasta que me dijo que quería que se lo metiera. Partí a buscar un condón que tenía guardado y se montó arriba mio y conocí por primera vez el placer de una penetración. Había perdido la virginidad con mi prima lejana y no quería que terminara nunca.
Después de algunos minutos, ambos acabamos y yo partí a la ducha mientras ella se vestía. No comentamos nada y la fui a dejar a su casa como si nada hubiera pasado.
Lo que más me llamó la atención es que en ningún momento dejó que la besara, pero eso queda para otra historia...

Aprendiendo con la prima lejana IV