En Aysén desde siempre han existido estas historias y han venido ocurriendo desde la misma colonización; en los años que viví en el valle del león me tocaba un par de veces al año recorrer hacia el sur del Baker y tuve la suerte de conocer a muchos pobladores al sentirse en confianza me contaban sus historias, traspasadas a ellos por sus padres y abuelos, o de situaciones que les habían ocurrido a ellos mismos. Esta claro que muchos suelen ponerle, pero dentro de muchos de los relatos que escuche, por la forma en como me los relataban y los detalles, se veía que algunos eran verdaderos. El que más me sorprendió fue el que me hizo una tarde mi vecino Don Renato Poblete Q.E.P.D. Don Rena así le decían, vivía con su familia casi al llegar al lago leones, era el penúltimo poblador, se puede decir que me adopto y me enseño casi todo lo que se de campo. Seguramente debo haberle parecido un chiste en esos años tan joven y agrandado y no le quedo otra que enseñarme a herrar, carnear, rastrear, esquilar, criar perros ovejeros, cazar, cuidar ovejas y vacas. Éramos vecinos de línea y nos ayudábamos mutuamente en los rodeos. Me conto y bien sinceramente, que una noche sintieron un ruido extraño fuera de la casa, diferente a cualquier cosa antes conocida. La casa que habitaba Don Rena era de un agua, de dos habitaciones y solo tenía una única ventana de 50×50 en la cocina, cuando se atrevió a mirar por ella, vio que se había posado algo grande, muy parecido y cito literal a una carretilla. Se asusto mucho, despertó a su señora e hijos y se pasaron toda la noche en vela avivando el fuego en la cocina y que nadie se durmiera por ningún motivo. Cada cierto tiempo se asomaba a la ventanita a ver que pasaba. La supuesta nave pasó toda la noche con una luz roja dando vueltas que iluminaba la casa y los alrededores. Los perros aullaron hasta que se cansaron. De amanecida salió sigilosamente y vio como la nave se elevo y partió sin hacer ruido, perdiéndose hacia el este por el lago leones, campos de hielo norte en dirección el monte San Valentín. Al examinar el sitio del suceso, se percato que había dejado un rastro negro quemado en todo el sector y desde ese entonces nunca más volvió a crecer pasto en ese lugar. Me mostro el lugar y constate que no crecía el pasto en ese sector. En la década de los ochenta una camioneta circulaba desde Mallín Grande a Puerto Guadal en un atardecer de primavera, iban seis pasajeros, entre ellos el cabo Tapia del reten de Guadal y Amín Saigg Q.E.P.D poblador de Puerto Guadal a quienes conocí. Vieron que un objeto grande se les acercaba a gran velocidad y de frente en plena carretera, ante el inminente impacto según el relato, el motor de la camioneta dejo de funcionar y el objeto se situó arriba de la camioneta, todos corrieron asustados y despavoridos. Estuvieron horas esperando a que se retirara. Hace un tiempo atrás por el 2002 si mal no recuerdo, en plena tarde una nave estuvo posada arriba del gimnasio de Puerto Guadal a la vista de todos y como en ese entonces no había internet y menos teléfonos celulares nadie tomo una foto o algo parecido y quedo entre Guadalinos. En el año de 1987 en el valle del León, era pleno invierno en el mes de julio, dormíamos plácidamente con mi señora y mi hijo de dos años. La tarde anterior había dejado atado un caballo en el sitio de la casa, quería tenerlo a la mano porque muy temprano debía bajar a la costa de lago General Carrera a tres horas de cabalgata, a una reunión de la Junta de Vecinos. A eso de las 4 de la mañana me despierta mi esposa muy asustada y me doy cuenta que el dormitorio estaba iluminado desde la ventana por una luz violeta muy intensa y invadidos por el ruido que de suponer era algo grande que estaba arriba de la casa y sentíamos un ronroneo de motor muy suave y constante. El caballo que tenía atado se asusto y corcoveaba con todas sus fuerzas, dando saltos muy cerca de la casa y si no hubiese sido por el cerco que defendía la casa el caballo se hubiera ido en contra de ella, el saltar hacía que la tierra y la casa de adobe retumbasen desde las profundidades, algo muy parecido al ruido subterráneo de un terremoto. Fue tanta la desesperación del caballo un bayo plateado de gran alzada, que a pesar de haber estado atado con un lazo largo, lo estiro tanto que lo corto y se fue directo contra el alambre malla que delimitaba el sitio de la casa con el de los corrales. Batallo desesperadamente con el alambre hasta que logro traspasarlo y corrió desenfrenadamente hacia la tranquera que daba acceso al campo. El miedo que sentimos fue grande, al pensar en esas fracciones de segundos que es lo que querían y que supuestamente nos habían hecho. Luego de largos minutos en que ni siquiera parpadeamos, la luz desapareció del dormitorio, el ruido del motor se intensifico y no supimos más y llego el silencio total. Apenas comenzó a aclarar fui en busca del caballo y lo encontré al lado de la tranquera, herido en el pecho al haber encarado el alambre de malla y con el resto del lazo atado al bozal. Ese día en la reunión sin yo sin decirles nada a mis vecinos aun, me comentaron los extraños ruidos que habían sentido la noche pasada y hablaban de lo bajo que había pasado el avión. La cuenca del río Baker es el espacio natural de la cuenca hidrográfica del río Baker que fluye en el lado occidental de la Patagonia. ... La cuenca se encuentra ubicada al este del Campo de hielo patagónico norte, cuyos derretimientos del lado oriental alimentan sus ríos.
