Con dos mujeres

Creo que hará de este episodio un par de años o tres. Por aquel entonces tenía una amiga con la que quedaba a veces para tomar unos vinos y acostarnos. La verdad, era una mujer con terribles pechos y que en la cama era genial. Siempre que quedábamos era lo mismo, beber unos vinos, curarnos e irnos a un hotel a acostarnos. Lo pasábamos genial.
Una de las veces que quedamos, yo estaba algo ansioso por verla, tomar vino y lo de siempre. Quedamos en un bar, pero no apareció ni contestaba al teléfono. La verdad, me sentí muy dolido porque ya me había hecho mis ilusiones de cómo sería aquella noche. Creo que estaba un poco obsesionado con aquellos encuentros. Siempre acabábamos muy curados y el descontrol en la cama era total. Creo que esos encuentros bañados en vino sacaban lo mejor de la sexualidad de ella, ya que en alguna ocasión, sin haber tomado, no era lo mismo.
Seguía esperando en el bar, pero no había señal de ella y decidí marcharme al hotel con una botella de vino e intentar olvidar aquel episodio. Estaba muy enfadado porque me dejó tirado.
De repente sonó mi teléfono y era un número desconocido. Contesté y era ella, pero con claros síntomas de embriaguez. Me dijo que había estado con una amiga, pero que habían estado bebiendo y que se emborracharon un poco, pero que irían a donde yo estaba. A mi no me gustó aquella situación, ya que había una amiga, un elemento extraño, que me hacía pensar que aquello no iba a ir bien. Lo primero que pensé es que, cuando una mujer lleva a otra a una cita con un hombre, es que lo hace para quedar bien con la invitación del hombre, pero utiliza a la amiga de cortafuegos.
Estuvimos cenando y tomando unos vinos, pero mi amiga y su compañera parecían estar demasiado contentas. En algún momento ellas dos se rieron demasiado fuerte y nos llamó la atención el mesero del bar. Entonces, les dije que subiéramos al hotel, que en este caso era un apart hotel con 3 camas y que nos tomáramos algo arriba. Así lo hicimos. Ese apart hotel tenía una bonita terraza, por lo que cuando llegamos no servimos unas copas de vino y me quedé fumando un cigarro en la terraza. En realidad, estaba pensando en la mala suerte que había tenido con la acompañante de mi amiga, porque si no fuese por ella seguro que estaba en la cama con mi amiga haciendo el amor.
En un momento, sentí que todo estaba demasiado en silencio y que no escuchaba a mis amigas. Me di la vuelta y allí estaban, desnudas en la cama, haciendo sexo oral. La compañera de mi amiga era lesbiana, pero yo no lo sabía. Tampoco sabía que mi amiga era bisexual. Fue una imagen que jamás borraré de mi cabeza. Mi amiga estaba en 4 haciendo sexo oral a su compañera de enormes pechugas. Entonces, llegué por detrás y se lo introduje a mi amiga por el ano. Era algo excepcional, nunca la vi disfrutar tanto. Su compañera, la lesbiana, me preguntó si se la estaba metiendo por detrás y yo le contesté que sí. Se puso tan caliente que tuvimos un orgasmo los tres a la vez.
Cuando terminamos, ellas se quedaron dormidas a cada lado mío. Miraba a ambos lados y casi no podía creer que estuviera con dos mujeres tan bonitas en la cama. Mi amiga durmió profundamente y su compañera después. Me quedé dormido media hora, pero desperté. No sabía ni dónde estaba, jajajjajajaja.
Desvelado, no me podía dormir, pero veía a mis dos acompañantes desnudas a cada lado. De repente, me volví a excitar, pero despertar a mi amiga para hacerlo de nuevo no era buena idea. Me di la vuelta y le introduje mi pene a su compañera lesbiana. Se despertó y me dijo que nunca lo había hecho con un hombre, que le daba asco que un pene entrara en su vajina. Entonces, la saqué y se la introduje por el ano. Fue algo asombroso.
Después de eso no despertamos por la mañana y la compañera de mi amiga se despidió diciéndome: has hecho conmigo lo que nadie había hecho ni hará jamás, enhorabuena.
En cuanto a mi amiga, me la follé en la ducha y se fue. Nada que decir.