Cumpliendo mi fantasía con una madura III FINAL

Hola comunidad, hace un par de años escribí un relato sobre una experiencia que tuve cuando era un joven veinteañero. Por cosas de la vida no terminé de contar esta historia, pero este es el momento de hacerlo. A modo de contexto, en este punto de la historia ella ya tenía 53 años y yo 27.

Les dejo los links con las otras partes de esta vivencia que atesoro en mis recuerdos.

Parte 1: https://www.portalnet.cl/temas/cumpliendo-mi-fantasia-con-una-madura.1493670/#post-194697662
Parte 2: https://www.portalnet.cl/temas/cumpliendo-mi-fantasia-con-una-madura-ii.1504419/#post-194776482

Al leer su respuesta de "me pillaste", caché al tiro que Fernanda buscaba una aventurilla por ahí, me llamó la atención, ya que en su facebook siempre subía fotos con su pareja, generalmente vendiendo pizzas, pan amasado y weas, ya que por el contexto de pandemia habían quedado sin trabajo. Lo chistoso de esas publicaciones es que le juraba amor eterno y las típicas frases cliché de que "te amaré por siempre", "juntos saldremos de esta" y esas mierdas.

Actualizamos nuestros número y la conversación pasó al whatsapp, en donde ella me confesó el pésimo momento que pasaba con su pareja, ya que ella llevaba el incipiente negocio, pues iba a comprar los insumos, cocinaba y también salía a vender. En cambio, su pareja se abocaba principalmente a jugar play hasta la hora del pico y salir a carretear. Creo que es importante mencionar que su pareja era el típico metalero nerd culiao pasado a raja, el trulimaluli que le tira mierda a los otros géneros musicales, trata de poser a todo lo que no le guste y frecuenta pegarse unos raquetasos e ir a los topless. Todo eso me lo confesó Fernanda en nuestra nueva conversación, pues yo me había quedado en que era feliz con su nueva vida en la capital. Avanzando en la charla, ella me confiesa que anda en búsqueda de encuentros ocasionales, pues el sexo con su pareja era nulo, y por supuesto, ella seguía igual de caliente. Yo ni weón le dije que nos juntáramos, en ese tiempo ya vivía solo y todo era más cómodo. Nos coordinamos, pero costó. En primer lugar porque su pareja era más celoso que la chucha y había que inventar una buena coartada, y por otro lado, estaba esa wea de pedir permisos por comisaría virtual, lo cual limitaba mucho las salidas y ella los ocupaba para salir a vender. Todo eso significó casi 2 semanas de espera para encontrarnos.

Hasta que llegó el día, nos organizamos para pasar una noche juntos en mi depa, compré algunas cosas para comer y tomar, sus condones y además dejé el depa impeque. La fui a buscar al metro y al verla quedé más caliente que la chucha, iba con una polera negra pegadita al cuerpo, que resaltaban sus enormes tetas, un jeans ajustadito, pelo rojo con un corte medio punky (pero bien hecho, de peluquería) y una mascarilla negra jaja. Al juntarnos nos dimos un fuerte abrazo, un beso en la mejilla y tomamos rumbo al departamento. En el camino la conversación fue bien chistosa, ya que no pude contener mis nervios, a lo que ella recordó nuestro primer encuentro en nuestro pueblo natal. Al llegar al depa ella me pide el baño, mientras yo destapo y sirvo unas birras, nos sentamos y empezamos a charlar de la vida, ella me contaba cosas de su nueva vida y lo difícil que fue la pandemia para ella, también me contó que su hijo estaba consolidándose en el sur ya que estaba haciendo la práctica y algo le estaban pagando. Ya cuando fue mi turno de hablar, le confesé que muchas veces veía sus fotos de facebook y me pajeaba de lo lindo, a lo cual ella solo reaccionaba con una coqueta risa. Palabras más, palabras menos, mi mano ya estaba en su pierna y nos empezamos a besar.

Nos besamos como viejos amantes, mucha pasión, nos tomábamos nuestras cabezas con delicadeza mientras nuestras lenguas se entrelazaban, después le saqué la polera y vi ese sexy sostén de encaje negro, aguantando esas tremendos pechos. Nuestros besos seguían y ella se sacó una por una sus tetas del sostén, tenía esos pezones tan ricos que recordaba, café y duros. Me fui directo a las tetas como una guagua, manoseando, chupando y mordiendo esas tremendas tetas. Luego nos fuimos al sillón, nos terminaos de desnudar y ella me empezó a chupar el pico, uff, tremenda mamada que hizo, con mucha saliva y dándole unos pequeños mordiscos al glande. Al rato ella me dice "quiero montarte", y se sube delante de mi, dejando sus tetas a mi disposición sus enormes ubres. Antes de penetrarla, recordé los condones, a lo cual ella me dice "quiero que me llenes de leche", ni tonto ni weon, coloqué mi pene en la entrada de su vagina, y ella se sentó lentamente, su vagina estaba calientita, bien mojada, se notaba que hace un tiempo no culiaba. Fernanda empezó a moverse bien rico, soltaba unos excitantes gemidos, mientras yo me comía sus tetas, alternaba con unos besos bien mojados y volvía a sus tetas. Estaba tan caliente me corrí pronto, no precoz, pero pronto. Le dije que fuéramos a la pieza y seguimos ahí. Descansamos un poco y volvimos a la acción, esta vez le comí la concha, que estaba toda mojada por sus jugos y mi semen, también le comí el culo, metiendo la punta de la lengua en su ano. Le di en cuatro por un rato, su culo rebotaba en mis piernas, sus gemidos se hacían cada vez mas fuertes, más aún cuando le daba nalgadas, al rato ella se corre y me dice que vaya arriba. Ya estando ahí, la penetraba mientras nos comíamos a besos, mientras culiábamos ella me dice algo que me calentó de una forma sin igual, me dice "préñame weón", nunca nadie me había dicho eso, pero no se que pasó pero más me calentó, la empecé a embestir bien fuerte, ella gemía muy fuerte, casi gritando, al correrme le ensarto hasta el fondo de su vagina, mientras ella gemía y me apretaba con sus paredes vaginales. Esa última cacha nos dejó exhaustos, nos dimos una ducha y nos fuimos a acostar mientras regaloneamos con caricias y besos. La noche pasó así, uno despertaba, acariciaba al otro, sus besos, toqueteos y hacíamos el amor, no sexo, pues era con mucha delicadeza, ternura y cariño de dos amantes que no se veían por años. Ya de día ella se bañó y se fue a su casa, sin antes besarnos y prometernos de vernos pronto.

Llegó el verano y ella encontró una pega formal, le quedaba bastante lejos pero tampoco podía darse el lujo de no laburar. Ella vivía en Quilicura y la pega era en La Cisterna, muy cerca de mi departamento, por lo cual estaba excelente para mi. Nos veíamos al menos 1 vez por semana, a veces ella venía en su horario de colación y literal almorzaba pollito al velador o huevos a la pera. Así estuvimos casi todo el verano, pues yo estaba de vacaciones y por el tema de las cuarentenas no era factible ir a la playa. En muchos de nuestros encuentros ella hablaba con su pareja por whatsapp o llamada, lo cual me daba morbo y calentura. Más de alguna vez habló con su pareja por teléfono mientras me chupaba el pico. Nunca me pasé el rollo de cuckold ni esas weas, yo solo disfrutaba el momento y me dejaba llevar. Así estuvimos enero y febrero, hasta que volví a laburar.

Ya empezado el año escolar, nuestros encuentros fueron mermando pues no coincidíamos con los horarios, pero las pocas veces que nos vimos, nos hacíamos cagar. En uno de esos encuentros ella me confiesa que terminó con su pareja y que la casa donde arrendaban la iban a entregar, sobre la misma ella me consulta si puede quedarse un tiempo en mi depa, a lo que le pregunto cuanto tiempo, ella dice 3 meses máximo. Honestamente yo no quería, pues no me gusta la idea de vida en pareja, soy más de puertas afuera, pero en vista su situación y además sentía que estaba en deuda con ella, accedí. A mediados de otoño ella se mudó el departamento, con una pila de weas y 2 gatos (no me había dicho) pero ya estaba todo listo. Y aquí comienza es donde comienza el fin de esta historia.

Nuestra convivencia juntos, al principio fue de lo mejor, muchísimo sexo, mañanero y después en la noche. Experimentamos con cuerdas y sesiones de BDSM, no había límite ya que al fin teníamos nuestro lugar exclusivo. Ella era mi puta y yo su amo. Algunas cosas que hacíamos era que le ordenaba que me chupara el pico mientras yo tomaba once o que lamiera mi semen del piso cuando me masturbaba viendo porno. Ella empezó a afianzarse con su grupo de trabajo, en donde ya las salidas post pega eran más recurrentes. Yo no tenía problemas con aquello, pues no eramos nada, sin embargo los problemas surgieron cuando ella empezó a llegar de madrugada al depa, donde muchas veces llegaba ebria y haciendo mucho ruido, despertándome y yo tener que ir a laburar al rato. Yo personalmente no carreteo dentro de la semana, me hago pico los viernes y sábados, pero los demás días son sagrados para mi. Empezamos a chocar por eso, yo el pedía más empatía y que no llegara tan tarde, ella al principio entendió y accedió, pero al poquito tiempo después volvió a hacer lo mismo. La gota que rebalsó el vaso fue cuando un gato de ella se enfermó de gravedad, y ella no tenía plata para el tratamiento, pues su sueldo se lo gastaba casi todo en webeo. Y me pidió su podía pagar el veterinario, yo accedí, pero con el compromiso de que cuando el gato se recuperara, ella se iba a ir de mi departamento (ya habían pasado 5 meses de los 3 que dijo). Ese tiempo que de la recuperación del felino fue una tregua para ambos, volvimos a tener ese rico sexo apasionado de antes, no el rutinario que era el que últimamente frecuentábamos. Cuando su gato estaba bien, yo le recordé nuestro trato, a lo que ella dice que a fin de mes se iba (faltaban 2 semanas).

En todo ese tiempo de convivencia, yo había conocido a otra chica (se viene otro relato), que me estaba robaba la atención, por lo cual perdí un tanto el interés en Fernanda, lo cual la indiferencia fue apareciendo en mi. Llegó el fin de mes y Fernanda me pide 3 meses más, a lo cual la mando a la chucha. Nunca le había pedido plata para pagar el arriendo, solo le pedí que pagáramos las cuentas a medias, además me había endeudado por casi 400 lucas por su gato. No dí mi brazo a torcer, ella se molestó y me acusó que era un indolente sin empatía, esa noche para variar salió a webear y yo cuidando de los gatos.

Al otro día apareció con un par de amigos de ella, pues se iba definitivamente, cargó sus pocas cosas y de despidió de mi con desgano, con suerte me dio las gracias. Los días pasaron y la llamé, quería saber como estaba y donde estaba alojando. Ella me comenta que estaba bien y que se fue a vivir a una pensión universitaria en el barrio brasil. Yo quedé más tranquilo y nuestras conversaciones fueron desapareciendo.

Ya para el 2023 no teníamos nada de contacto, pues yo estaba en una especie de relación con la chica que había conocido hace un tiempo atrás. Un día veo el instagram de Fernanda, a la cual le envío una solicitud, me la acepta y grande fue mi sorpresa (y tristeza), se hizo amiga y famila de un piño de punkys qlos, se notaba que no estaba bien, pues estaba muy delgada, ya no tenía esas tremendas tetas y su cara no era la misma. Frecuentaba tocatas rancias y toda esa onda, y lo que me dio más lata, fue que estaba pololeando con un pendejo punky de con cuea 21 años, terrible rancio y hecho pico, y Fernanda ya tiene 57 años... Así mi interés con Fernanda desapareció definitivamente, nunca más volvimos a hablar. Y así esta historia llega a su final.

Agradezco mucho a quienes se dieron el tiempo de leer esta historia que es parte de mi vida, se que es un poco larga pero creo que vale la pena contarla. Pronto subiré otros relatos con la chica que mencioné al final, con fotos jeje, pero para eso espero sus comentarios en este post.

Saludos a tod@s!