David Koresh: La macabra historia del líder religioso a 25 años de la masacre de Waco

Tema en 'Historia' iniciado por ken adams, 16 Oct 2018.

  1. ken adams

    ken adams Usuario Casual nvl. 2
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    El 19 de abril de 1993 murieron 76 personas en un asalto frustrado del FBI al rancho de una secta religiosa de Texas.
    “Si la Biblia existe, yo soy Cristo”, solía decir David Koresh, líder de la secta de los davidianos de Waco, una rama escindida de la Iglesia Adventista del Séptimo día avecindada en ese lugar de Texas, Estados Unidos, y cuyos orígenes se remontaban a 1934.

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    David Koresh.

    Vernon Howell, alias David Koresh, se hallaba al frente de esa secta desde 1988, cuando luego de un tiroteo con el hijo del anterior dirigente de la secta, George Roden, se había convertido en su líder absoluto, gracias en parte a su carisma y a su sorprendente facilidad para recitar extensos pasajes del Nuevo Testamento y recurrir a las citas bíblicas para apoyar sus radicales puntos de vista.

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    Estudiante mediocre y solitario, Koresh era también un fracasado guitarrista de rock, aunque ello no le había impedido convencer a sus adeptos de que él era el hombre elegido por Dios para desencadenar el fin del mundo. De ese modo, valiéndose de su labia y su gran conocimiento de la Biblia, Koresh había atraído al rancho que los davidianos tenían en Waco -llamado Monte Carmelo- a decenas de devotos que habían llegado de países tan lejanos como Israel, Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda y Filipinas, quienes creían ciegamente que él era el nuevo Mesías.

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    En el cuartel general que los davidianos habían establecido en el rancho de Waco, los hombres y mujeres de la secta vivían separados, de acuerdo con las normas de estricta moral y desprecio por los placeres de la carne y el alcohol que habían caracterizado a los davidianos desde los años 30′. Sin embargo, Koresh, un empedernido bebedor de cerveza, introdujo una oportuna variante respecto a sus antecesores al constituirse en excepción y atribuirse el derecho a tomar como esposa a todas las mujeres de la secta que se le antojaran, incluidas varias menores de edad.

    De ese modo, aprovechando su autoproclamada condición de ‘mesías’ y su profundo conocimiento bíblico, Koresh lograba seducir a las mujeres convenciéndolas para que mantuviesen relaciones sexuales con él porque “esa era la voluntad de Dios”. Por ello, a los 33 años, su particular teoría de la poligamia le había permitido tener 15 esposas.

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    Por ese tiempo, Koresh le había imprimido otros cambios a las tradicionales directrices de su secta. Temeroso de que su liderazgo religioso le fuera arrebatado por las armas, Koresh decidió convertir Waco en una verdadera fortaleza, armando a todos sus seguidores, incluidos los niños, tras someterlos a un exhaustivo entrenamiento militar. La secta davidiana, por otra parte, no tenía grandes problemas de dinero, pues se financiaba perfectamente con los ahorros de sus miembros, las ganancias en trabajos ocasionales de los jóvenes y las pensiones correspondientes a las jubilaciones y a la Seguridad Social de los miembros más ancianos.

    Las mujeres eran las que se encargaban de la cocina y la enseñanza de los niños, mientras que los hombres se concentraban en las obras para perfeccionar la construcción del cuartel general, aunque también trabajaban en el estudio de grabación profesional de Koresh, en la elaboración de 150 canciones melódicas de rock que debían transmitir el confuso mensaje de su profeta, un hombre que estaba obsesionado por el fuego, especialmente por el fuego bíblico del que hablaba el Apocalipsis.

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    Por esa época, la prensa de Texas ya había informado de la licenciosa conducta de Koresh, quien fue acusado de haber convertido el rancho de Monte Carmelo en un harén y de abusar sexualmente de niñas menores de 14 años. El 28 de febrero de 1993 efectivos del Departamento de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF) de Estados Unidos, alertados por estas denuncias y por la presunta presencia ilegal de armas en el rancho de la secta, llevó a cabo una redada en las instalaciones de la secta en Waco, pero la acción policial terminó en un sangriento tiroteo con los davidianos. El enfrentamiento, al cabo, tuvo un saldo de cinco miembros de la secta y cuatro agentes de la ATF muertos, mientras que otros 16 uniformados resultaron heridos.

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    Tras la frustrada acción policial, David Koresh decidió atrincherarse en la fortaleza-templo de Waco, junto a 95 de sus seguidores, incluyendo mujeres y niños. “Si el FBI trata de penetrar en el rancho del Apocalipsis, sus agentes serán consumidos por el fuego”, amenazó Koresh como reacción a la posible acción de los agentes en el intento de evacuarles.

    De ese modo, las semanas fueron pasando y el Gobierno del presidente Bill Clinton comenzó a perder la paciencia, por lo que el mandatario decidió aprobar en la tercera semana de abril un plan del asalto del rancho Monte Carmelo de los davidianos, presentado por la ministra de justicia Janet Reno.

    A las 05.30 de la mañana del 19 de abril de 1993, después de 51 días de asedio, en los que hubo enfrentamientos puntuales con armas de fuego y se consiguió la liberación de algunos niños, David Koresh fue notificado telefónicamente por el FBI de que sus efectivos iban a proceder a asaltar el complejo, por lo que fue conminado a rendirse. Pero el desquiciado líder religioso tenía otros planes.

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    Los agentes del FBI y del Departamento de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), procedieron entonces a asaltar finalmente el rancho de la secta de Koresh. Sin embargo, nada más comenzar el asalto policial, cuando un tanque Abrams ingresó al lugar derribando muros y lanzando bombas lacrimógenas, se produjo una gran explosión que provocó un dantesco incendio.

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    La investigación posterior determinó que el fuego había sido provocado por el autoproclamado mesías y sus seguidores para hacer realidad el suicidio colectivo que ansiaban, tal y como establecía su religión. Dos agentes de la policía federal, de hecho, posteriormente declararían que vieron a través de las miras telescópicas de sus rifles cómo dos sectarios desataban el incendio en dos extremos del rancho. ‘Sentaos y esperad sencillamente hasta ver a Dios’, decía Koresh a sus seguidores mientras las llamas comenzaban a devorar las estancias del rancho.

    Otras detonaciones que se produjeron a continuación confirmaron la existencia de grandes cantidades de explosivos y armas de fuego en el interior y convirtieron en una bola de fuego el refugio. El enorme viento que soplaba en la zona facilitó también la extensión del siniestro, cuyas llamas comenzaron a devorar todos los edificios del rancho, donde se refugiaban 96 personas, 17 de ellas niños menores de 10 años.

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    A las 13. 00 hrs. de ese día, el fuego que se había propagado por el rancho de Waco de la secta de David Koresh ya estaba fuera de control, mientras las cámaras de televisión, acantonadas a cuatro kilómetros de distancia del rancho desde hacía más de siete semanas, retransmitían en directo las atroces imágenes a todo Estados Unidos. El balance final de la tragedia se saldó finalmente con la muerte de 76 miembros de la secta (19 hombres, 34 mujeres y 23 niños). Sólo siete hombres y una mujer lograron sobrevivir.

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    Un esqueleto abrasado, partido en varios pedazos y con un orificio de bala en la frente, fue todo lo que se encontró de David Koresh, el hombre que, creyéndose Jesucristo, arrastró a la muerte a más de 70 de sus seguidores. Sus restos fueron hallados en una habitación próxima a la cocina de la granja en la que los seguidores de la llamada Rama Davidiana soportaron durante 51 días el cerco de la policía. Desde esa habitación, que Koresh llamaba el cuartel general de sus instalaciones, este personaje había conducido las larguísimas negociaciones que acabaron con el intento de asalto de la granja por parte de la policía y el posterior incendio en el que perecieron los hombres, mujeres y niños que allí vivían.

    El cadáver encontrado entre las cenizas pudo ser identificado como el de David Koresh por el análisis de la dentadura y por la comparación con rayos X de lo que quedó del esqueleto. Los investigadores, eso sí, no pudieron determinar si Koresh había muerto como consecuencia del balazo que se le encontró en la cabeza o por el fuego que consumió rápidamente la granja. Y tampoco se pudo establecer si alguien de la misma secta había disparado contra Koresh o si, por el contrario, él mismo había sido el que se había quitado la vida.

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    El trágico desenlace de la masacre de Waco, que fue definida por varios diarios norteamericanos como un “suicidio colectivo”, conmovió a la opinión pública internacional y la administración del presidente Bill Clinton se vio obligada a asumir toda la responsabilidad del trágico final del suceso. La fiscal general de EE UU, Janet Reno, en todo caso, asumió la responsabilidad de lo ocurrido, descargando de toda culpa al mandatario: “Yo aprobé el plan y soy la completa responsable de ello”, declararía en una conferencia de prensa.

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    Hasta el día de hoy, las autoridades policiales todavía polemizan sobre el papel que jugó la policía federal en una de las tragedias más tristes de los Estados Unidos, mientras otros se preguntan cómo fue posible que el FBI no hubiera detenido antes a David Koresh, puesto que había estado predicando sus ideas durante siete años y medio. “Fue un desastre, y actuamos directamente en él; no había buenas opciones, estabas condenado si actuabas y también si no lo hacías”, comentó Byron Sage, uno de los policías que negoció con el líder de los davidianos y que hoy se encuentra retirado.

    De todos modos, posteriores investigaciones le quitaron toda responsabilidad a la policía de los sangrientos sucesos de Waco de 1993, responsabilizando de todo lo sucedido a los miembros de la secta de David Koresh. Los davidianos, según pudo determinarse, poseían un arsenal ilegal que incluía 48 fusiles de asalto convertidos en ametralladoras, y ya habían dado muestras de ser un grupo violento años atrás, cuando Koresh había llevado a sus seguidores a un tiroteo con un “profeta” rival en una disputa por el control de sus propiedades.

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    Hoy, a 25 años de la tragedia de Waco, el nombre de David Koresh es sinónimo en Estados Unidos de demencia y fanatismo religioso, aunque, increíblemente, algunos de los sobrevivientes de los sucesos que ocurrieron el 19 de abril de 1993 en el rancho Monte Carmelo de los davidianos todavía piensan que él era el Mesías reencarnado.
     
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  2. Sabaton316

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    tipico de los fanaticos religioso o weones chantas...
     
  3. Alonsin

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    Mas extrema que las tradicionales, solo eso.
     
  4. cabrerino

    cabrerino Usuario Casual nvl. 2
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  5. desorden

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    Siempre existirán personas enfermas como este weon para manejar mentes o personalidades debiles, una de entre tantas sectas nefastas que han habido en Estados Unidos, gracias por el post.