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Tema en 'Relatos Eróticos' iniciado por Fefi_yeah, 1 Oct 2024.

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  1. Fefi_yeah

    Fefi_yeah Usuario Nuevo nvl. 1
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    Llevo un par de años en el mismo edificio, arrendando como la mayoría de quienes estamos comenzando en el mundo laboral. Ese mundo laboral rutinario, con los horarios de entrada y salida definidos, que nos hacen topar con un mar de personas en el transporte público.
    Y en el edificio, ya sea al salir o al llegar, el mismo ritual de saludar a quienes están de turno en la conserjería. "Buenos días", Buenas tardes", "Cómo está?", "Bien gracias y usted?", las típicas frases de cada día. Cada cierto tiempo los rostros cambian, las personas mayores se mezclan con esos acentos extranjeros de quienes han llegado a hacerse un nuevo destino por estas latitudes.
    De igual forma, una tiende a sentirse familiarizada con los rostros que te saludan o despiden, son personas con historias como una.
    Y fue así que de vez en cuando los saludos fueron un poco menos rutinarios y comencé a preguntar un poco más por cada uno de quienes estuviesen de turno. Eso me valió la simpatía de todos quienes compartían una parte de sus vivencias conmigo.
    En uno de esos cambios de personal que suele ocurrir, llegó un hombre con acento extranjero, caribeño, que no pude identificar bien al comienzo si era de Colombia o Venezuela. Un poco más alto que yo, delgado, siempre sonriente. Poco a poco los saludos fueron acompañados de alguna que otra pregunta "cómo estuvo su trabajo?" me decía él, "se acostumbra al frío?" le replicaba yo, buscando retribuir la amabilidad y preocupación. No puedo negar que me causaba cierta gracia su acento, el cual aún sigue siendo novedoso a pesar de que ya hace varios años están llegando inmigrantes acá. Aunque la verdad más gracia me causaba su atención e interés hacia mi, lo que se reflejaba en el hecho de que no perdía oportunidad de hablarme y mirarme. entre saludo y saludo, un día le pregunté: "Cuál es su nombre?" y me contestó "Miguel, para servirla" con una gran sonrisa. Yo también me sonreí y le contesté "Gracias por su amabilidad y educación. Mi nombre es Estefanía".
    Lo bueno es que nunca se pasó del límite que me gusta mantener cuando no conozco lo suficiente a alguien. Saludos cordiales, alguna que otra pregunta de cortesía, pero jamás una frase desubicada o esa mala costumbre tan masculina de "dejarla dando botes". Por esa razón, una vez que me llegó una compra que hice por internet, le pedí ayuda para llevarla a mi departamento. La verdad es que era una caja voluminosa pero no pesada, por lo que perfectamente podía cargarla cualquier persona, pero yo venía llegando del trabajo, vestida formal con blusa y un pantalón que me quedaba ajustado a las caderas, por lo que me daba algo de lata tomar la famosa caja y arrastrarla por los pasillos hasta el ascensor y luego hasta mi departamento.

    Justo estaba Miguel de turno y le pedí si me hacía el favor de ayudarme con esa caja, él asintió y me dijo que cuando terminara el turno (le quedaban 10 minutos), me ayudaría con la caja. "Perfecto" le contesté y aproveché de ir a comprar el pan que se me había olvidado. De regreso, justo a las 8 PM, muestro mi mejor sonrisa de simpatía y espero a que Miguel se acerque a tomar la caja. "Ya señorita" me dice, toma la caja con cierta facilidad para lo delgado que se ve y nos encaminamos al ascensor. Yo tengo que ir viendo e indicándole el camino porque la caja le tapa la visión, por lo que camino a su lado, taconeando y moviendo mis caderas de lado a lado, casi puedo adivinar que sus ojos no se fijan en el camino si no que en mis movimientos. Entramos al ascensor y quedamos algo estrechos, marco el piso y se cierra la puerta. En eso siento que algo metálico cae al piso y me doy cuenta que es un manojo de llaves de él, "yo lo recojo" le digo y me agacho mostrando mis muslos en primer plano al ponerme en cuclillas. me cuesta un poco tomar las llaves porque quedaron justo debajo de la caja y, al inclinarme hacia adelante quedo justo a media altura frente a él. Yo, weona sapa y caliente, no pude evitar mirar entre sus piernas y, para mi sorpresa, pude notar un bulto fálico que se extendía hacia el lado derecho, más grande que lo que había visto antes con mis distintas parejas. Me demoré un par de segundos mirando con sorpresa y luego me levanté para confirmar que ya tenía las llaves. Miguel se sonrió y me dio las gracias.

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    Llegamos al piso, se abren las puertas y le digo "a la derecha, es el 1011". Nos encaminamos y mi taconeo se escucha fuerte en la estrechez del pasillo, llegamos frente a la puerta y abro, paso primero y le digo "déjela por acá sobre la mesa por favor", muevo algunas cosas que tenía encima y él deja la caja sobre ella. Además de darle las gracias le doy un beso en la mejilla y le ofrezco una propina, me responde que no pero yo insisto y le digo "me enojaré con usted si no me la recibe", se sonríe y acepta recibirla, meto mi mano a mi cartera y saco un billete de $ 5.000, se lo entrego y nos despedimos con otro beso en la mejilla, pero aprovecho de tocar su brazo con mi mano y ufff, se siente muy duro y trabajado para lo delgado que es. No puedo negar que me quedé pegada pensando en ese tremendo bulto que se notaba bajo su pantalón, era algo inesperado de ver y que hizo aflorar mis instintos hasta hacerme fantasear con haberlo visto y tocado por más tiempo.
    Pasaron los días y siguió la rutina del trabajo, las salidas y llegadas al edificio y los saludos. Los fines de semana empecé a salir a andar en patines y luego al gimnasio del condominio para hacer otro poco más de ejercicios. Para mi sorpresa, el primer día que comencé a ir al gimnasio me encontré con el conserje Miguel. "Hola!" le digo con expresión de sorpresa y él, con más cara de sorpresa que yo me contesta "Hola señorita Estefanía". Está en el banquillo haciendo abdominales y a simple vista se nota que es una rutina habitual para él, lo cual me explica el porqué se ve delgado a pesar de que por su apariencia debería estar cerca de los 40 años. Miro alrededor y ubico el sitio donde quiero hacer ejercicios para mis piernas, reviso el peso a cargar y me acomodo, empezando la primera serie de 20 que haré. A poco andar Miguel se despide, detengo mi ejercicio y lo miro de lado desde mi ubicación, el pantalón de buzo igual deja notar que hay un bulto grande bajo esa tela, me desconcentro y vuelvo a fantasear con salir de la curiosidad. Vuelvo a mi ejercicio, termino mi meta del día y me encamino a mi departamento con una nueva idea en mente, salir de la curiosidad de ver que se esconde bajo el pantalón del conserje Miguel.

    Aprovechando que mejoraban las temperaturas, empecé a usar más escote y faldas más cortas o pantalones de tela que me quedaran más ajustados en las caderas, tenía que llamar más la atención de él para que se decidiera a dar el paso. Sin embargo, podré ser muy maraca pero canalla no, así es que en uno de los saludos y aprovechando que está solo le digo "Cómo estuvo su fin de semana?", "Bien, gracias" me contesta él, a lo cual yo agrego la pregunta "Lo pasó en familia?" y con un cambio en su expresión me dice "No señorita, solo", me siento algo incómoda y le replico "Al parecer fui inoportuna, le ofrezco mis disculpas". Él me mira y me dice "mis hijos y su mamá están en Venezuela, nos separamos hace años". No era mi intención ser impertinente, por lo que le digo "Lamento que así sea, que esté bien", "Gracias señorita, usted igual" me contesta finalmente.

    Luego de saber su situación más firme es mi decisión de tentarlo, así es que además de vestir de forma más sugerente, empiezo a acercarme un poco más sacando yo la correspondencia del casillero que queda justo al lado de su asiento en la conserjería. La primera vez que lo hice, noté que disimuladamente me miró la cola al darle la espalda porque sus ojos estaban pegados en ella cuando giré súbitamente para buscar otro sobre que dejé a propósito en el casillero. Era justo lo que quería saber, si me miraba, si se fijaba en mi, y lo hizo, con cara de deseo. Ahí dije "ahora tengo que propiciar que quedemos solos en algún lugar".
    Pero debo seguir tentándolo, de a poco, así es que uso mi mejor repertorio de calzas cada vez que salgo a patinar, para que se noten claramente mis contorneados muslos, mis generosas caderas y mi aún más generosas nalgas. Cargo mis rollers y escucho música mientras patino y me olvido de los problemas por un instante.

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    Pero de lo que no me olvidaba ni tampoco intentaba sacarle la atención, es a la obsesión que se estaba instalando en mi cuerpo de sentir esa verga entrando y saliendo, llenándome y vaciándome, saturando mis sentidos y volviéndome loca de placer. Ahora me faltaba tener una buena excusa para que Miguel viniera nuevamente a mi departamento. Ya había usado la excusa de la ayuda con una encomienda, así es que tenía que pensar en algo mejor que eso. Bien dicen que la necesidad hace salir nuestra inteligencia y se nos ocurren las mejores ideas, por lo que no me costó mucho en encontrar una nueva excusa para traerlo a mi departamento, justo para sorprenderlo y tenerlo todo para mi.
    Durante la semana fui de lo más cordial con él, esperando que pasaran rápido los días para que llegara el fin de semana. Pero parece que se me pasó la mano con la cordialidad y en vez de sorprenderlo yo como tenía pensado, la sorprendida fui yo cuando ese viernes en la tarde él me pide conversar un par de minutos. Yo, evidentemente descolocada, le digo que si y le pregunto en qué momento, a lo que él responde que de inmediato. "Señorita, no quiero que lo tome a mal pero quiero hacerle una pregunta", me dice con voz un tanto baja, demostrando algo de temor, por lo que le contesto con una sonrisa "No se preocupe, usted siempre ha sido muy amable conmigo, dígame su pregunta". Me mira con una sonrisa de timidez y me dice "Justamente usted ha sido muy amable conmigo y por eso quiero preguntarle si aceptaría salir a tomar algo y conversar esta tarde o mañana o cuando pueda".
    Me dejó helada, tuve que reaccionar rápido y contestar "Si, me encantaría, no tengo panorama para esta tarde". La verdad es que iba a salir donde mis amigas pero eso era una junta que podía cambiar para otra ocasión. Se le iluminó la cara y me dio las gracias.

    Disimulé mi satisfacción y le dije que, para que no tuviera problemas o que sus colegas u otras personas comentaran, mejor nos encontrábamos en un lugar. Accedió y le propuse un local en Providencia, en el pasaje Orrego Luco. Para poder coordinarnos bien le pedí que intercambiáramos números y así mensajearnos por whatsapp. Sin imaginarlo, ya tenía su número y una cita, todo iba marchando mejor de lo que tenía planeado.
    Apenas terminamos de hablar, subí al departamento y me cambié de ropa. Me puse un vestido negro con rosa, unas zapatillas blancas cómodas y un coqueto colaless. Pedí un Uber que me viniera a buscar al estacionamiento para no arruinar la sorpresa. Llega el móvil, salgo rápido y me voy a buscar un local con terraza para que le sea fácil ubicarme. Espero a que me confirme que ha salido del turno y calculo el tiempo hasta que esté cerca para sentarme en una mesa. Pido algo para compartir y cuando recién me lo han traído, llega él. Su rostro de alegría y sorpresa es como la de un niño que abre un regalo, me ve sentada y lo recibo con una sonrisa.

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    Me mira, sin poder disimular que le llaman la atención mis piernas, toma asiento y comenzamos a conversar. Como es de esperar en una primera cita (porque está claro que es una cita), hablamos de cada uno de nosotros, de lo que hemos hecho en nuestras vidas, de lo difícil de la situación económica, hasta que llegamos al tema de porqué se decidió a invitarme a salir. Se sonroja un poco y me dice que soy de las pocas personas amables y, además (traga saliva y se demora un poco en hablar) "porque usted es muy guapa". Me sonrío y le agradezco el piropo. Seguimos con otros temas y se nos pasa la hora. Pedimos la cuenta y cuando la traen le digo "por favor, permíteme invitarte, ha sido muy agradable y es mi forma de agradecer tu amabilidad. La próxima vez invitas tú, te parece?". Si, le di la opción de salir de nuevo. Miguel acepta y me dice que yo diga el día y la hora de la siguiente invitación. La verdad quería que saliéramos lo más pronto posible, pero debía disimular mis deseos, así es que le contesto que le confirmaré cuando lo vuelva a ver en la conserjería.


    La verdad es que el mismo lunes apenas llegué del trabajo, vestida con mi traje de color calipso, pasé por la recepción y apenas lo vi le hice una señal sutil de que le enviaría un mensaje, le preguntaba por su disponibilidad para la nueva salida. Pasó poco rato y me contestó
    "señorita, salgo todos los días de esta semana a las 20, le parece que sea como a las 21? usted me dice el día",
    me sonreí y le contesté "me parece bien la hora, está bien mañana martes?"
    "si, ningún problema" me dice
    "perfecto, conoces el bar nacional del centro?" le pregunto
    "no, la verdad no, pero encantado lo conozco con usted"
    "bueno, te mando la ubicación mañana para encontrarnos allí"
    "gracias, encantado" me responde y terminamos el chateo.

    El martes, antes de llegar al departamento, aproveché de salir a cortarme un poco el pelo y para no ser sorprendida me puse un pañuelo en la cabeza. entré y saludé sin dar mayor detalle de que me había arreglado un poco. La verdad quería saber si lo iba a notar al verme. Como quería sorprender, me propuse usar un vestido que fuera elegante y llamativo, por lo que me decidí por uno de color negro que dejara ver mis hombros y con un buen escote.

    se acerca la hora y, de la misma forma que en la cita anterior, pido un uber que me recoja en el estacionamiento. Subo y le pido al conductor que me deje en el bar nacional. Esta vez me toca un conductor joven y algo lanzado porque apenas entro me gira para mirarme y antes de salir del edificio me dice un piropo que la verdad no me hace ninguna gracia, por lo que le pido que se concentre en la conducción y no pierda el tiempo intentando llamar mi atención. Llegamos, me bajo y me encamino al subterráneo, buscando un buen lugar donde compartir. No me demoro mucho y ubico un rincón ideal para conversar sin estar cerca de pasillos o con tanta gente alrededor. ya se hace la hora y muy puntual Miguel me escribe.
    "señorita, ya estoy en el lugar que me indicó, pero no sé bien hacia donde ir"
    "busca el letrero que dice "bar nacional" y baja las escaleras, estoy en una mesa para dos, hacia la derecha de la escalera"
    Lo veo bajar las escaleras y demora poco en verme. Se le iluminan los ojos y se acerca con una tremenda sonrisa para saludarme. Me levanto, lo saludo con un beso en la mejilla y le pido que tome asiento, aunque con una petición: "creo que es mejor que te sientes a mi lado y no al frente como la vez anterior, te parece?", "por supuesto" me responde. Se acomoda, nos toman el pedido y aprovechamos de pedir un par de tragos, él un daiquiri y yo un mojito. los bebemos con calma mientras la conversación transcurre, hasta que los temas empiezan a ser más específicos, más personales e íntimos. No quise ahondar en su relación pero si le pregunté sobre sus relaciones de juventud, sus gustos y lo que ha buscado en sus diferentes parejas. A su vez me pidió saber qué es lo que me gusta en un hombre, lo cual es una típica pregunta masculina cuando te interesa una mujer, para saber si califica. Nos trajeron una tabla que habíamos pedido y aprovechamos de pedir otro par de tragos. Seguimos la conversación y el alcohol empezó a hacer su efecto desinhibidor en mi, empecé a reír más y también un poco más fuerte. Hasta que llegó un momento en el que Miguel me preguntó si podía tratarme con más confianza, se me cruzó una idea por la cabeza y no lo dudé, "esta es la mía" me dije. Lo miré, le sonreí, me acomodé el pelo por detrás de la oreja (típico coqueteo femenino) y deslizando una mano por debajo de la mesa toqué sobre ese bulto escondido bajo el cierre del pantalón al tiempo que con mi otra mano le hice el gesto de silencio llevando mi dedo índice sobre mis labios, me acerqué y le susurré al oído "Cuando estemos en público o con gente alrededor me dirás usted o señorita, pero cuando estemos solos me comportaré como una puta en celo y harás lo que te pida, entendiste?". Mientras le iba susurrando podía sentir una fuerte erección que hacía crecer esa verga bajo el pantalón, la que cuando terminé de hablar estaba dura como roca. Tragó saliva, me miró y me dijo "como usted diga señorita". No le solté la verga por unos minutos, la recorrí con mis dedos para hacerme una idea de su tamaño, me mojé mientras lo hacía, hasta que saqué mi mano y con malicia me la llevé a la boca para saborearla brevemente.

    Ya no había duda de mis intenciones, sin embargo antes de salir de ese local le dije
    "esto será posible mientras mantengas el secreto, es algo entre tú y yo, lo entiendes cierto?",
    "si señorita" me responde,
    "donde vives, tienes privacidad?" le pregunto
    "no, vivo en un departamento compartido con dos amigos" dice
    "quiero ir y conocer, me presentarás como a una amiga que conociste en un bar" le pido casi como una orden
    "si, así lo haré"
    Recién entonces pido un uber y le digo que me dé la dirección. Demora unos minutos mientras él paga la cuenta y el móvil llega. Subimos por la escalera y ubicamos el vehículo. El trayecto se hace un poco largo, ambos nos mirábamos con cierto nerviosismo, hasta que llegamos a destino. Es un edificio del centro, 4 torres muy altas, muchos departamentos y un montón de gente entrando y saliendo. Torre A, piso 14, departamento 1410. Miguel saca sus llaves, abre la puerta y me invita a pasar. Enciende las luces porque está todo apagado, toma su celular y hace una primera llamada, cruza un par de palabras y cuelga. Vuelve a marcar, hace una segunda llamada y también luego de un breve diálogo cuelga.
    "ambos salieron cerca, fueron a comprar y vuelven", me dice
    "se demoran más de 5 minutos?" le pregunto
    "si, yo creo que unos 10..."
    No termina de contestar y yo lo empujo contra el muro con una de mis manos en su pecho y la otra sobre su pantalón, lo miro con cara de deseo y le digo "entonces seré una puta por 10 minutos". Me agacho y con ambas manos palpo su verga que se endurece, él me toma con una mano la cabeza y me la empuja hacia su bulto diciéndome "ahora si que te vas a comer esta verga como lo has deseado, puta chilena", se saca la polera, yo le abro el cierre del pantalón, meto mi mano y por fin siento la piel suave de esa enorme verga hinchada que sale de entre su jeans.

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    La tengo frente a mi cara, paso mi lengua por mis labios y empiezo a lamerla en la punta, luego por abajo y finalmente me atrevo a chupársela con todas mis ganas. Lo miro, se sonríe y la vuelvo a meter dentro de mi boca, o al menos eso intento porque apenas me entra por el grosor, le llegan a salir esas gotas viscosas de deseo cuando le paso la lengua por el frenillo. Mientras él se saca la polera intento tragármela pero no llego ni a la mitad de su longitud, eso me pone aún más caliente.


    Aunque ya sabía que era grande, no pude evitar que se me saliera la expresión "conchesumare, medio pico que te gastay!". Me levanto y lo tomo con una mano para llevarlo tras de mi hacia un sillón que había en el departamento. Saco con mi otra mano un par de cosas que había y me subo poniéndome en 4, Miguel me toma de las caderas, me sube el vestido y queda a la vista un diminuto colaless que solo hace que resalte más mi grande, redonda, firme y suave cola. Me froto con una mano el clítoris y siento que lo coloca justo en la entrada de mi apretada vagina.
    "aquí te va mami" me dice justo en el momento en el que de un empujón me mete esos 20 centímetros de verga gruesa, dura y palpitante.
    "ay conchetumare!" digo al sentir esa embestida. "la tienes enorme!" alcanzo a decir cuando siento un par de palmadas fuertes en mis nalgas.
    "me tienes caliente desde que te vi por primera vez, ahora te tienes que aguantar todo adentro"
    Con la segunda o tercera embestida sentí que venía el primer orgasmo, tenía demasiadas ganas acumuladas y ese pedazo de pico era mejor de lo que imaginaba.
    "Ay ay ay ay ay mmmmmmmm, que rico Miguel, tienes la verga tan grande!"
    "ahora sabes lo que es un hombre de verdad mami"
    "eres tremendo, jamás en mi vida me había comido un pico como el tuyo!"

    Me dio duro por unos minutos y luego se detuvo porque se hacía la hora en que llegarían sus compañeros de departamento. Pero en ese tiempo sentía como me llenaba completamente y luego me vaciaba, mi cuerpo se estremecía, mis pechos saltaban y mis gemidos se hacían cada vez más fuertes, liberando toda esa calentura que llevaba por semanas imaginando este momento.
    Alcanzamos a poner en su lugar nuestra ropa cuando sentimos que se abría la puerta. Sus amigos entraron y se sorprendieron al verme, sobre todo por el vestido que estaba usando. Miguel nos presentó y conversé un poco con ellos antes de pedir un uber (o hacer que lo pedía). Me despedí y Miguel se ofreció a acompañarme y despedirme en el móvil. Salimos del departamento, entramos al ascensor y marco el 2do piso sin que él se de cuenta. Cuando el ascensor se detiene y abre las puertas le tomo la mano y nos bajamos pero se da cuenta que no es el primer piso, entonces le digo "bajemos por las escaleras mejor". Me indica el camino y cruzamos la puerta de las escalas de emergencia, pero antes de bajar lo vuelvo a agarrar del pantalón y le digo "aún no pido el uber, quiero que me culees acá". Sin preámbulo ni nada me vuelvo a agachar para mamar esa verga que ya me tiene algo obsesionada, Miguel la toma con una mano y la zota en mi cara, yo me sonrío y paso mi lengua por toda su extensión, desde sus bolas hasta la punta, hasta que me animo a lamer y chupar sus bolas también, las que son grandes y pesadas, dignas de un semental. Me toma de un brazo, me gira y me pone contra el muro, yo levanto mi vestido, muevo el colaless y me abro las nalgas ofreciéndole mi conchita mojada y apretada, él no demora en deslizar su pico hasta encontrar la entrada y de nuevo, de un solo empujón me la clava completa..."ay conchetumare!" le reclamo, "dime que no te gusta!" me dice al oído con ese tono calentón y caribeño. Me empieza a bombear con rapidez, mi cuerpo se estremece y junto mis piernas para que lo sienta más apretado, hasta que me dice con la voz agitada "donde quieres la leche mami?", esa frase me calienta hasta hacerme acabar y le respondo con dificultad "toda adentro!" y siento ese chorro caliente que me inunda. Esperamos a que se nos pasara la agitación, ahora si pido el uber y luego Miguel me va a dejar. Cuando nos despedimos él acerca su boca a la mía y yo le quito la cara para ofrecer mi mejilla y le susurro "no lo olvides". Me mira y asiente con la cabeza al tiempo que dice "cierto señorita". Ni supe como fue el camino de regreso repasando esos momentos de desenfreno, jamás había sentido tanto deseo acumulado y a la vez jamás me habían hecho acabar así de rápido, menos un hombre con semejante dotación.

    Al día siguiente, me voy al trabajo con una sonrisa que no me cabe en el rostro. Al pasar por la conserjería saludo rápidamente y escucho la voz de Miguel que dice "buen día señorita", "buen día" le respondo y esbozo una sonrisa disimulada. Al llegar al trabajo me escribe mi amiga Antonella para preguntarme por mi cita del día anterior y yo, tan deslenguada, le contesto "me comí la media pichula weona!". Imagino la cara de sorpresa y la risa que le debe haber provocado leer eso. Obviamente me empezó a preguntar detalles y a nombrarme a los minos sobre los que hemos conversado a veces, pero no estaba ni cerca de ser uno de ellos. Al final solo le comenté que era extranjero y que trabajaba en el mismo edificio en donde yo vivo.
    Cerca del mediodía Miguel me escribe "me encanta como eres, tan segura y decidida, además de muy bella". Demoré un poco en contestarle para que no pensara que estaba pendiente de él y le contesté "gracias, me sentí atractiva y deseada anoche, fue una buena experiencia". No quise decirle que me hizo acabar muy rico para mantener algo de misterio y se siguiera esforzando en complacerme. Para colmo, el día estuvo extremadamente caluroso así que me dieron ganas de ocupar la piscina al regresar al condominio. Llegué muy acalorada, saludé rápido y me fui al departamento a buscar mi traje de baño. Por el citófono llamé a la conserjería y pedí que me confirmaran si había disponibilidad. Tuve suerte y obtuve un turno, así es que me fui a refrescar un rato. Estaba en la piscina recostada sobre un flotador cuando escucho una voz conocida que me dice "señorita, le llegó una encomienda, le aviso porque es algo pesada". Era Miguel que me fue a avisar de esa "encomienda" (no recordaba haber pedido algo) y aprovechó de mirarme en traje de baño...

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    Se quedó boquiabierto, a pesar de que la noche anterior me había tenido en sus manos y a su antojo. Lo miré sin moverme mucho y le dije "gracias, veré como lo llevo a mi departamento". Me quedó dando vueltas lo de la encomienda, yo no recordaba haber pedido algo y eso me tenía algo intranquila. Pasó mi tiempo de usar la piscina y tomé mis cosas para irme al departamento, pasé por la conserjería a mirar de qué se trataba el misterioso paquete...lo vi y me acordé "El frigobar de la Anto!". Ella me había pedido que se lo recibiera mientras se cambiaba de departamento. "Luego lo vengo a buscar" le dije a Miguel y su compañero en la conserjería.
    En realidad ambos sabemos en que va a terminar todo esto. Al llegar al departamento me ducho rápido y me paseo desnuda por el departamento, con esa libertad de estar sola y hacer lo que me de la gana.


    Al pasar de unos minutos me coloco solo un pareo sin ropa interior. Espero a que sean las 20 horas y llamo a conserjería, me contesta Miguel y le digo "puedes traerme la encomienda por favor?" y él contesta "se la llevo en unos minutos señorita". Pasan unos pocos minutos y suena el timbre del departamento, abro la puerta y me pongo detrás de la puerta para que él pase. Cuando veo que está apoyando en el piso, cierro la puerta y antes que se de la vuelta lo abrazo por detrás y pongo mis manos en su paquete que ya está duro e hinchado.
    "que rico recibimiento mami" me dice
    "dime que no querías venir a ver a tu puta" le respondo
    Se da la vuelta y me toma del pelo para obligarme a agacharme para quedar frente a su verga. Con ambas manos me apuro en abrir su jeans y vuelvo a tener ese monumento de verga frente a mi. No la había visto con luz de día, se ve aún más grande y gruesa, con unas pequeñas gotas que salen de su punta. Paso mi lengua y saboreo esas gotas, nos miramos y sin soltar mi pelo él me acerca más para que empiece a mamarlo con todas mis ganas, mi boca completamente abierta y mi lengua extendida por debajo de ese pico venoso, me empuja y me dan arcadas, lo saco para tomar aire y me vuelve a acercar, lo estoy mamando a su antojo hasta que se le pone en extremo dura. Me levanta con la misma mano en mi pelo y me lleva al sillón, me subo y me pongo en 4, igual que en su departamento, aunque esta vez ya sé lo que voy a sentir. Sin soltar mi pelo, usa su otra mano para acomodar su verga en mi concha húmeda, me toma de la cadera y me lo mete de nuevo de un solo empujón, aunque con más fuerza y rapidez que la primera vez, sentí que se me salían los ojos y hasta ganas de orinar me dieron con la presión "te gusta hacerme cagar con tu pico!" le digo esperando a que empiece a moverse entrando y saliendo, pero en vez de eso me tira el pelo con todo adentro y acerca su boca a mi nuca para decir "te tenía muchas ganas mami", me hace estremecer al punto de hacerme sentir un breve orgasmo. Me suelta el pelo y empieza a moverse entrando y saliendo, haciéndome gemir y gozar, ya no tenemos límite de tiempo y me toma de las caderas para clavarme sus 20 centímetros una y otra vez, las tetas me rebotan con cada embestida y el sonido del choque de su pelvis con mis nalgas suena en todo el departamento. En un momento me suelta y me toma de la mano, me lleva a la cama y me hace acostar boca arriba, toma mis piernas y las sostiene con sus brazos, me mira y me dice "que piernas más hermosas tienes", yo le agarro el pico con una mano y lo guío hasta mi conchita enrojecida. Ahora que está frente a mi completamente desnudo puedo ver que su cuerpo está muy bien trabajado, pectorales y abdominales bien marcados, sus brazos me sostienen con firmeza y vuelvo a sentirlo entrar, con dificultad pero a la vez muy profundo, entra y sale lento al comienzo y luego empieza a bombearme con todas sus ganas. Mis gemidos a ratos se vuelven pequeños gritos de tanta excitación y desenfreno, tomaba el cobertor con mis manos y lo apretaba en cada carga que él hacía sobre mi cuerpo. Fuimos cambiando de posiciones sin que dejara de estar dentro de mi. Primero se poyó en la cama y quedamos de lado, apoyé mis piernas sobre su pecho y acaricié su cuerpo a mi antojo, se sentía firme, suave, vigoroso, delicioso. Luego giramos y quedé yo encima, al fin tenía algo de control de la situación, o al menos eso creí, porque me tomó de las caderas y se empujaba dentro de mi casi con la misma fuerza que al estar detrás de mi, pero ahora podía poner mis pechos sobre su boca para sentir su lengua y labios. Con los besos en mis pechos pude acabar de forma más intensa, al punto de lanzar un pequeño chorro caliente. Miguel se da cuenta y me dice "ay mami, como te lo gozas", lo miro con la cara aún llena de placer y le digo "pero quiero más" y me salgo de encima de él, me acuesto de lado al borde de la cama y le ofrezco la vista de mi cola y mi conchita rosada, "ponte de pie y mándamelo a guardar con todas tus ganas" le digo. Se levanta, toma su pico y me lo clava sin compasión hasta que solo sus bolas quedan afuera de mi, me bombea un rato y toma mis piernas, las eleva y las apoyo en sus brazos, me pide que lo abrace con ambas manos alrededor de su cuello y me levanta en el aire, literalmente me tiene empalada en su pico, abrazada a él, haciéndome saltar y gemir como la puta que le dije que sería.

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    Otro orgasmo se viene y le muerdo el hombro cuando acabo más fuerte que las veces anteriores. Aún me estremecía cuando me dice "ya viene tu leche mami", entonces le pido que me baje y ponga su pico entre mis tetas, lo masajeo un poco y me lanza el chorro de semen en el cuello y la cara, exquisito y tibio. Lo miro desde abajo y con mi mano se lo tomo para llevarlo a mi boca y limpiar esas gotas que aún quedan en la punta, primero con la lengua y luego chupándoselo con mucha calentura. Me mira extasiado y yo le digo "te dije que soy una puta cuando estoy caliente". No le suelto el pico y me lo llevo al baño para ducharnos juntos, nos jabonamos mutuamente y terminamos con los últimos besos y manoseos. "Te voy a pedir un uber" le digo, porque no quiero que se den cuenta que se demoró tanto en el departamento. Cuando me avisan que llega el móvil, nos despedimos y le repito "ni una palabra a nadie". Quedé con las piernas tiritando de tanto hacerlo, pero la sonrisa me iba a durar varios días, estoy segura.

    Hacía tiempo que no quedaba agotada luego de tener relaciones, fueron varios orgasmos seguidos y de diferentes maneras los que sentí. Me acosté un rato sobre la cama a ver un poco de TV y a revisar mis mensajes. Me acuerdo que a la Anto le tenía que avisar del frigobar así es que le escribí. No demoró mucho en contestar, me da las gracias y me dice que lo mantenga acá por unos días mientras cierra el tema de su nuevo departamento. También aprovecha de preguntarme
    "Cómo estás amiguita?"
    y yo sin pelos en la lengua le contesto "aún tiritona",
    me manda un sticker de sorpresa y me dice "cuentaaa!!",
    me tomo un par de segundos y le digo "me pegaron la media cacha!"
    "nooooo, en serio?, el mismo pichulón del otro día?"
    "si weona, el mismo, casi me deja el útero colgando"
    "ya, al menos me tienes que mostrar quien es cuando te visite"
    "bueno weona sapa, cuando vengas a buscar tu frigobar, mira que por recibirlo acá me terminaron culiando"
    "ajkajakja seguro que no te gustó"
    Al poco rato me escribe Miguel "nadie me había hecho acabar así mami, eres una diosa". Me demoro un poco y le contesto "y eso que recién estoy agarrando confianza". No le quise contar que jamás me habían tomado en brazos como él lo hizo, que en esa posición lo sentí más profundo que nunca, que me sentí completamente entregada a su ímpetu y que me mojé varias veces mientras acababa.
    Al día siguiente de vuelta a la rutina, a hacerme la weona al saludar o despedirme en la conserjería, a fingir que nada pasaba. Salgo con mi vestido blanco (si, de blanco la patúa) y me voy al trabajo. En medio de la jornada Miguel me pregunta cómo va mi día y le contesto con una foto sonriendo, para que sepa que me alegra su preocupación.


    Pasa la semana y luego de tan apasionados encuentros pensé que la calentura se me iba a ir pasando, pero la verdad es que cada día fui sintiendo más y más ganas de seguir siendo poseída por ese macho dotado que siempre estaba dispuesto a complacer mis deseos y fantasías. Es que cuando me tomó en brazos me hizo sentir completamente sometida a sus deseos, no tenía forma de evitar que me hundiera toda tu verga larga y gruesa una y otra vez, sus manos firmes me sujetaban de las nalgas y mis tetas se mecían a su ritmo, a ratos lento y a ratos frenético. Quería que lo volviera a hacer, sentía ganas de tener sexo anal así de desenfrenado con él, aunque me costara, aunque me doliera, quería probar esas sensaciones. No sé si él habrá sentido ganas de hacerlo así, pero no me dijo ni insinuó nada al respecto. Pero ya lo tenía decidido, si estaba en sus intenciones o no ya no importaba, yo me encargaría de que quisiera tener sexo anal como a mi me gusta.
    Llega la semana siguiente y aprovecho el whatsapp para enviarle una foto tentadora a Miguel:
    "Te acuerdas de esta cola?"

    [​IMG]


    Apenas abrió el mensaje me contestó "esa cola es dinamita mami". Entonces le respondo "pero si ni siquiera la has probado". Demora un poco y me escribe "estás segura que quieres que te reviente la cola mami?". uffff, no solo quiero que me la reviente, quiero que me deje cojeando de tanto darme por el culo, así es que le contesto "por supuesto, quiero mirarte a los ojos mientras me tienes toda tu verga dentro de mi cola".
     
    #1 Fefi_yeah, 1 Oct 2024
    Última edición: 24 Oct 2024
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  2. alteregocitadino

    alteregocitadino Usuario Casual nvl. 2
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    Ayayai!!
    Me dejaste goteando!! bien caliente tu relato....yo cacho que tu amiga se corrio ls medias pajas cuando le contabas....jajaj bueno quien no!

    Se agradece y deseos que siga comiendoselo todo
    Saludos mami!!
     
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  3. bauza

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    Pero que buen relato, con excelentes detalles y super caliente.
    Me dejaste super caliente, espero tenga continuación
     
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  4. Jaime maduro

    Jaime maduro Usuario Nuevo nvl. 1
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    Muy buen relato, con detalles calentirientos , ,tu amiga va a pedir parte tambien, te lo garantizo
     
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  5. criss10

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    Que genial experiencia y exitante relato para nos. Que rik mina desenfrenada , que mas rico!!!! Bien culeada!!!!
     
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  6. Harley_Davidson

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    Buen relato, se agradece el aporte.
     
  7. Conwok

    Conwok Usuario Casual nvl. 2
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    que buen relato!!! te pasaste!!
    bien escrita y con buenos detalles!!
    que suerte la del veneco de comerte...

    se agredece el aporte
     
  8. Peluconlais

    Peluconlais Usuario Nuevo nvl. 1
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    Excelente relato!! Esperando más .
     
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  9. jotaeme

    jotaeme Usuario Casual nvl. 2
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    jajaja, a esperar la reventá´ de culo
     
  10. daniel pascal

    daniel pascal Usuario Nuevo nvl. 1
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    Que rico relato, me dejaste más caliente que la cresta, esperar la segunda parte donde la enculen amor y denos todos los detalles que me encanta, entre más detalle cuente de como la parten, más rico y caliente queda uno. Gracias, se agradece su historia y esperando saber cómo la parten y la hacen bramar cuando se lo revienten....
     
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  11. odtc

    odtc Usuario Casual nvl. 2
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    demasiado excitante su relato se paso
     
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  12. EriccsonV

    EriccsonV Usuario Nuevo nvl. 1
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    Que buen relatos! Me gustan los detalles que cuentas! Hace tiempo que no leía algo así, que sigas así!
     
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