este se trata de un tipo que se quería casar con una muchacha y para eso le pidió permiso al padre de ella. Al ir a la casa de los suegros el padre le explicó: Nosotros somos muy ahorrativos, no nos gusta desperdiciar nada y tenemos una manera peculiar de hacer las cosas. Si te quieres casar con nuestra hija tendrás que pasar una prueba. Toma esta manzana y regresa mañana." El chico salió con su manzana y regresó al día siguiente, el padre de la chica le pregunta: - "¿Qué hiciste con la manzana?" - "Pues, me la comí, tenía hambre"- le dice el tipo. El suegro le dice: "Muy mal, muy mal. Nosotros hubiésemos pelado la manzana y con la cáscara haríamos un vino delicioso, luego la partiríamos en dos, nos comeríamos una mitad y el resto la repartiríamos entre la familia, luego las semillas las venderíamos en el mercado y si nos sobran las sembraríamos en la casa. ¿Te das cuenta?, no nos damos el lujo de desaprovechar lo más mínimo de cada alimento. Así somos nosotros, te daré otra oportunidad. Toma esta longaniza y vuelve mañana. El tipo salió mas chato que la chucha, y regresó al día siguiente. - Muy bien", -le dice el suegro- "¿qué hiciste con la longaniza?" - "Bueno señor"- responde el muchacho- "Con la cuerdita que ataba la longaniza me hice unos cordones para mis zapatos, con el pedazo de metal que traía en la punta hice una medallita para su hija, luego partí la longaniza en rodajas, me comí un pedazo y el resto lo repartí entre mi familia y los pobres." - "Muy bien" -dice el suegro- "¿y qué hiciste con el forro que cubre la longaniza?" - "Fabriqué un condón y me culié a su hija y aquí le traigo la lechecita pa'que se prepare un capuchino... viejo y la chuchetumare cagao".