En mi cara los dos

Hola chicos y chicas! les traigo un nuevo relato de una aventura que hasta el día de hoy nos pone muy hot. Besos, Clau.

Era uno de los primeros fin de semana post cuarentena. Mi novio Javier y su mejor amigo Alejandro, estaban jugando Play en la otra pieza mientras yo veía tele en la nuestra. La verdad era un día muy tranquilo y normal.

“Claaauuu”, escuché desde la otra pieza. Al salir de mi pieza sentí olor a weed, pensé que me llamaba para darme. Mi sorpresa fue cuando no alcanzo ni a entrar a la pieza, Javier me dice: “¿podemos acabar en tu cara?”. Me reí, pero nerviosa, como que me tiritaban las piernas. Someterme y convertirme en su putita le encanta y hace tiempo que me provocaba mucho morbo ver en las pornos acabar a varios hombre sobre una mujer, me excitaba mucho imaginarme todos esos penes llenándome la cara de semen. Javier lo sabía.

“Quieren que me arrodille”, les pregunté como en tono de broma-serio, pero arrodillándome sola de todas formas. En segundos tenía cada pene frente a mí, esperándome… no pude evitar reírme, entre nerviosa y con curiosidad. Se las agarré a los dos y se las empecé a correr lento mientras miraba sus caras y ellos se quitaban los pantalones. De a poco los pajeaba y sentía cómo empezaban a ponerse duras, ambos picos para mí. En poco rato estaban durísimos en mis manos, sintiendo como palpitaban. Arrodillada los miré hacia arriba, veía sus penes sobre mí y sus caras. Esa imagen aún me calienta al máximo. Me alternaba lengüeteándolos. Me dio por empezar a pasármelos por la cara ambos, a la vez, sin soltarlos. Los dos por mi frente, mis cachetes, boca, lengua, cuello, todas partes. Todavía no me los metía a la boca y los disfrutaba. Sentía esa sensación de adrenalina mezclada con calentura… ya estaba mojadísima.

A los dos les empecé a chupar los cocos mientras los pajeaba. Me turnaba para comérmelos y yo escuchaba: “eso”, “así”, “dale”, “más”. Escuchaba eso y más ganas me daban de tenerlos en mi cara. De una me metí todo el pico de Alejandro y de ahí a Javier y empecé a chupárselo a los dos. Me iba cambiando. Me sentía muy perra y pensaba “de pico en pico la maraca”. Los dos empezaron a golpeándome la cara con sus picos. Entre más y más fuertes, más quería tenerlos en mi cara. Los agarré y empecé a pasar la lengua a ambos cabezones, juntos. Mi boca es chica, pero tenía los dos en mis manos frente a mi, era una necesidad tenerlos en mi boca los dos a la vez. Me los empecé a meter… Los dos en mi boca, pudiendo pasarles la lengua dentro. Era una sensación entre adrenalina, nervios, calentura… Ya era la perra de Javier…

Se lo empecé a chupar a Javier, a pasarle la lengua por todos lados y de un momento a otro me lo metí todo, hasta la garganta. Así estuve unos segundos, con su pene en mi garganta. Lo sentía profundo, pudiendo tener mi lengua en sus cocos. Lo miré y ambos sonreímos, con placer. Me sacó mi polera dejando mis tetitas al aire. Gire a Alejandro y empecé a chupársela a él, rápido, completa. Mientras me la estaba metiendo toda, siento las manos de Javier en mi nuca presionándome contra Alejandro. La sentía toda adentro, como nunca de profundo. Como reflejo me eché un poco para atrás, pero Javier presionaba cada vez más, haciendo que cada vez más llegara más a fondo, sin soltar. En un momento pude mirar hacia arriba a Ale, pude ver esa cara de placer y querer más de mi garganta. Eso me transformó más aún. Empecé a presionarlo también contra mí, sentir su glande en mi tráquea. No aguanté más la respiración y boté un chorro de saliva haciendo arcadas. Lagrimeaba mientras trataba de respirar y reponerme, mirando a ambos…

Me volví a chupársela a Javier y me empezó a refregar su pene por toda mi cara. “Saca la lengua”, me dijo. Me empezó a pegar en la lengua, por toda mi cara, me lo metía y sacaba. Estuvo así un rato, metiéndolo y sacándolo, jugando conmigo. Hasta que fuertemente me agarró la cabeza y me presionó contra él, metiéndome todo su pico en mi garganta, sosteniéndome ahí sin poder salir hasta no aguantar más. Sin poder respirar mucho me puso sus cocos en mi cara, para que se me los chupara y les pasara mi lengua. Me detuve un rato, a jugar con ellos para reponerme un poco. De a poco seguí hasta llegar a su culo y poder tener mi lengua unos segundos así. Lo sentía full caliente y con su pico durísimo. Me agarró el pelo y lo tiró duramente hacia atrás, lo justo y necesario, y me dijo “abre la boca”. Me sujetó la cabeza y me empezó a follar la boca. Me metía su pene fuerte, rápido y profundo. Sin parar. Como si quiera atravesarme.

Alejandro me pasó su pene. Lo masturbé un poco y se la empecé a chupar, el cabezón primero. Después todo. Mientras le agarraba los cocos se la corría y chupaba el glande. Empecé a metérmela toda, cada vez más. Me la metía toda, hasta que logré todo y tenerlo ahí mientras podía jugar con mi lengua. De a poco empecé a sentir como iba metiendo y sacando su pene de mi boca. A medida lo hacía iba tomando más confianza. Cada vez era más rápido, fuerte y profundo. Sentía cada embestida hasta el fondo, una tras otra, fuerte, aguantando y disfrutando como si me lo estuviera metiendo por la vagina.

Ya sentía mis tetas llenas de mi saliva de tanto ahogarme y follarme la boca con sus penes. Me sentía cada vez más puta, cada vez más sometida y dispuesta. Era un morbo y una calentura que era como si el cuerpo me pidiera más y más de sus penes. No podía dejar de chuparlos y pasarlos por mi cara.

El primero en acabar fue Javier. Mientras se la corría pasándole la lengua al cabezón, Javier me dice “ahora”. Se la empecé a correr más rápido disponiéndome a recibir toda su leche. Sentí su primer chorro en mis labios y empecé a mover la cara para recibirla en todos lados. Mis cachetes, pera, boca, nariz, tetas estaban con su semen. Podía saborearlo, sentir como corría por mi cara y caía a mis tetas. Lo que me cayó en mis tetitas lo recogí para comérmelo y seguí con Alejandro. Me puso la cara atrás y me pidió que sacara la lengua. Estaba arrodillada con las manos atrás y la lengua afuera, toda moqueada esperando mi lechita como una gatita maraca. Sentí un primer chorro tibio entre mi frente y ojos, e inmediatamente todo su semen cayendo en mi cara y lengua. Sintiendo cómo me iba llenando la cara, toda. Tenía a ambos parados a mi lado, con sus penes en mi cara, yo arrodillada y con la cara llena de semen. Era indescriptible.

Me quedé unos segundos disfrutando el momento, sorprendida de todo, de mí. Sonreía sola. Agarré los dos picos y me los pasé por la cara, sacando todo el semen con sus penes y los iba chupando. Escuchando cada vez de ambos esos quejidos de placer. Esos quejidos mi máxima satisfacción.

Pd: Nunca me dieron weed…

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Muchas ganas! que pase rápido!!