Encuentro Cuckold (Primero de ellos)

Aun recuerdo aquella pareja, una mujer chilena de 47 años muy sumisa, delicada, de cuerpo menudo, con una depilación perfecta, rico aroma en su ano y vagina, un sabor muy rico, de 1.67, sin mucha teta, pero muy rico culo, aguantadora y multiorgamisca, atenta, preocupada de ser un instrumento de placer, recuerdo sus besos y caricias, como me atendía, su lenceria negra, un colales diminuto, unos tacones muy elegantes, pelo corto, y su marido un cornudo argentino de 53 años, tula chica, incapaz de satisfacer por si solo a tremenda hembra que tiene de esposa.

Recuerdo que nos reunimos en pleno centro, calle huérfanos, ella estaba con un impermeable, era nuestra primera vez, jamás pensé que solo traía su abrigo y abajo solo un conjunto negro, medias, colales, sostenes de encaje, tacones elegantes, maquillaje suave, nada vulgar. Nos saludamos, y caminamos los 3 a un departamento que habían arrendado para la ocasión, según me indicaron era su primer encuentro cuckold. Nos dirigimos al lugar, subimos al ascensor los 3, se sentía electricidad en el ambiente, ella muy coqueta conmigo, pero de la mano de su marido, pero con su mano libre ya me había acariciado el pene por encima del pantalón, entramos al departamento, cerramos la puerta, ella me conversa, me hace las preguntas triviales, como me siento, mi experiencia en el tema, a que me dedico, etcétera, a lo cual pregunto si les molesta que fume hierba, contestándome con un no, tranquilo, eres libre de hacer lo que quieras. Ella se sienta en un sillon, coloca música de su gusto, mientras armo algo para fumar. Ella se saca su abrigo, me percato del detalle de que se encontraba en lenceria, sigo en lo mio, le pregunto que cuales eran los limites, y ella me dice que ninguno, su marido intenta intervenir en la conversación, a lo cual ella lo hace callar, pero amablemente, le digo que se quede tranquilo, que la tratare bien, con cuidado, pero necesitaba botar y descargarme en una hembra y probaría sus limites, ella sonríe con complicidad, me pongo de pie, la tomo de la cabeza y le doy la orden de que se agache y me desvista, ella complaciente lo hace, me saca los zapatos, me sienta, me saca el pantalón, me deja desnudo, y comienza comer mi pene con frenesí, aun recuerdo el ruido de sus arcadas, y la saliva que le caía, besaba mi cuerpo, mis piernas, mis pies, se comía mis testículos, se comió mi ano, y seguía atragantándose con mi pico. Parecía una perra en celos, no paraba de chupar, recuerdo que estuvimos así unos 15 minutos, le di las gracias a su marido, y lo felicite por la puta que tenia de esposa, estaba muy rica, sabia atender a un hombre. Su marido no creía lo que veía, se preocupaba por la seguridad de ella, pensaba que podría hacerse daño, ante eso ella lo escupe en la cara y le dice que la dejara comer tranquila, que hace años no se comía un pico tan gordo y rico, acto seguido la tomo del pelo con fuerza, me queda mirando con su boca abierta, la escupo, y le meto hasta la garganta mi pene, luego de eso la tomo en mis brazos, la llevo hasta la cama, la tiro, le saco su colales, y comienzo alimentarme de su vagina, ano y sus deliciosos líquidos que ya eran abundantes, la escupo, le golpeo su vagina, le meto mis dedos en su ano, ella entregada solo gemia. Su marido desconcertado, solo miraba y fumaba un cigarro, recuerdo que me la devore, luego la acuesto, y comienzo a penetrarla con fuerza su vagina, ella gritaba, ya había tenido su primer squirt, solo al momento de comenzar a penetrarla, la tomaba del cuello, la asfixie muy rico, ella estaba en las nubes, la di vuelta, la puse en 4, ella muy punta para bien su culo, y me abre las nalgas, para penetrarle su ano, tiene su segundo squirt, pero ahora fue anal, recuerdo sus gritos y sollozos, nunca la despoje de sus tacones ni medias. Luego de estas así un buen rato, la levanto, la hagacho y le pongo mi pico en su boca, ella comienza a comer con fuerza, estaba toda una hembra desatada, luego la levanto, y le digo que me monte, ella se sube en mi pico, se lo introduce en la concha y comienza a cabalgar, su marido se pone de cerca a su vagina, comienza a lamerla y también a lamer mis testículos, estuvimos así bastante rato, hasta que estallo al interior de su vagina, ella se sale de mi pene y se sienta en el rostro de su marido para que la limpiara de mi semen.


Luego comenzamos una relación larga, cada semana nos juntábamos en un lugar diferente, recuerdo una ocasión que ella me trajo una amiga, y en otra que le presente a 6 amigos.