EXPERINCIA RELIGIOSA… ME VOY A IR AL INFIERNO(PARTE 01)

Me considero un lector constante de esta sección y la verdad me entretengo bastante y a la vez juego con la imaginación un rato, para aplicar en la casa. Donde tengo una mujer que la verdad es más de lo que merezco (físicamente hablando).

Pero la historia no va por ahí.

Resulta que yo soy agnóstico y por consecuencia bastante respetuoso de las distintas formas de expresar creencias o religiones. Tengo por política abrir la puerta y conversar con toda aquella persona que te dedique un par de minutos, siempre y cuando no tenga cosas importantes que hacer. En mi trabajo es muy común que pasen l@s testigos de Jehová. La verdad es tan así que ya los conozco a casi tod@s.

Pero hace un tiempo atrás, apareció en la puerta una persona nueva, una bella mujer de rasgos muy finos y dueña de una belleza que la verdad no le era indiferente a nadie. Mientras la señora que la acompañaba (me conocía de antes), me hablaba sobre los pasajes de la biblia y atalaya en mano me hablaba y hablaba, por primera vez no me interesaba absolutamente nada lo que esa señora decía, solo me importaba ella. No podía dejar de mirarla y la verdad ella también lo notaba y estaba muy incómoda. Entonces me tocó hablar a mí, que a pesar de no poner atención igual supe de que me estaba hablando, aproveche y trate de sacar lo mejor de mí, aplicando lo leído y lo aprendido en base a mi forma de pensar, fue entonces cuando ella me dijo con una voz muy suave “pero usted cree en dios o no cree en el” mi respuesta y la conversación que se extendió por unos 10 minutos no es relevante para esta historia. Lo que sí es relevante es decir que una vez que se despiden, ella miro 3 veces para atrás mientras yo me quede parado en la puerta y en la tercera ella esbozó una sonrisa. Pensé que sería quizás la última vez que la vería.

La verdad… no fue así, semanas después vuelven a pasar y yo vuelvo a salir a atender, miro a la puerta y ella no estaba. Salgo hasta la reja para hacer lo que ya acostumbro y de pronto miro al frente y ella estaba con otra persona 2 casas más allá de mi lugar de trabajo. No pude dejar de mirar en todo momento para allá, mientras conversaba con mis interlocutoras. Cuando terminan de hablar con el dueño de casa ella sale rumbo a la otra cuadra, mira para atrás y con su mano me saluda. Yo quede plop… no daba crédito a esa acción, sabiendo lo distante que es esta gente con cualquier tipo de expresión de afecto con quienes no forman parte de su creencia. Sería la segunda vez que la vi.

No pasaría mucho tiempo para que la viera por tercera vez… esta vez llegó con un caballero a la puerta y él me dice de inmediato “usted se transformó en todo un desafío para ella” y mi pregunta inmediata fue ¿y por qué? Me responde “ella esta empecinada en que usted nos acompañe un día de estos en la iglesia” y ahí escucho su voz por segunda vez “le traigo una invitación para este Domingo, usted nos acompañaría” Mi respuesta lógica fue. Voy a verlo.

Y así fue como llegue a la iglesia… y en esta parte resumiré todo, para pasar a lo más importante. El momento en que ella me dice que está recién llegada a la ciudad y que no conoce a nadie. Es ahí donde saque una calculadora mental para sumar y restar entre mis responsabilidades y me acomode para invitarla a salir. Nos juntamos y lo ofrecí llevarla a un lugar turístico donde hay mucho que mirar y también mucho donde poder estacionar con privacidad. Iniciamos una conversación religiosa, que nos llevó a lo místico, esotérico y terminó en la humano, es en ese preciso momento en que ella confiesa que es virgen y que no sabe qué va a pasar con ella el día que se case y tenga que responder a su marido.

Ahí es cuando yo le comento que hay algo más importante que eso y que es que ella sepa lo que se siente, que para llegar a esa instancia lo más seguro deberá saber lo que tiene que hacer y saber lo que tiene que sentir. Me fui dando cuenta que a medida que yo el hablaba su lenguaje corporal se estaba comunicando conmigo, sus manos en las rodillas, su mano rascando su cuello, lo incomoda que estaba y como se tenía que acomodar en el asiento del auto me invito a ofrecerle mi ayuda. Le dije sin miedo a su rechazo ¿me regalas la posibilidad de ayudarte?... un silencio de por lo menos 10 segundos… matizado por la mirada fija entre ambos a los ojos, culmino con un tímido y nervioso “SI” que salió de sus labios. No quise desesperarme ni mostrarme ansioso, lo tome de la forma más tranquila posible, entendiendo a quien tenía en frente. Y le dije te parece si esto lo hacemos por sesiones. Serán 3. La primera nos preocuparemos que tu sientas, la segunda nos vamos a dedicar a que puedas conocer y explorar… y en la tercera aprenderás a ser tú la que haga sentir al otro. En esta pasada la respuesta fue más rápida y con un fuerte y convincente… BUENO…!!!

Primera sesión: La tomé de los brazos y la comencé a besarla en esos finos y exquisitos labios, la fui tomando del pelo haciendo masajes suaves que de a poco comenzaron a transformarse en mis dedos rascando su cabello de forma lenta pero intensa, los besos se tornaron en leves mordiscos en sus labios que produjeron más de alguna sonrisa y luego gemidos. Fui quitando la ropa lentamente mientras sentía su respiración en mi oído. Una vez sin una sola prenda de ropa fui tocando cada parte de su cuerpo con mis manos, dedos y lengua, hasta que comencé a hacerlo en sus senos suavecitos, duritos y hermosos la verdad. Fue en ese momento donde ella me pregunta ¿y tú no te vas a sacar la ropa? Fue mi momento profesional donde le digo recuerda “la primera nos preocupamos que tu sientas”. Continué con mi exploración hasta que mis dedos llegan a su clítoris (que por lo demás estaba mojadisimo), ahí ella gimió más fuerte que todas las veces anteriores, me detuve pensando que podía ser una negativa, pero no… fue solo su reacción natural ante aquella invasión que por primera vez su cuerpo sentía. En eso le dije “voy a continuar, espero tu aprobación” solo atinó a mover la cabeza mientras mordía sus labios asintiendo positivamente. Llegue hasta su entrepierna momento en que mi lengua comenzó lenta y progresivamente a explorar todo aquel sector. Ella estaba realmente muy excitada y entregada por completo. Entonces procedí a llegar con mi lengua a su clítoris, ahí ya exploto en gritos, se aferraba a los asientos delanteros del auto y gemía con unas ganas que a mí me motivaban más y más. Tuve que hacer de “cerebro corazón” por qué mis impulsos a ratos eran a quitarme la ropa y olvidar las 3 sesiones. Pero no… mantuve el profesionalismo y continué lamiendo su clítoris hasta que al lengua se me comenzó a cansar, ahí le regale unos tiernos y cariñosos mordiscos que no hicieron más que exaltar su excitación y fue en aquel momento que esa mujer conoció su primer orgasmo y yo lo note porque sus fluidos fueron intensos.

Se puso la ropa, estaba algo tímida aún… le tome el hombro y le dije… El sexo no es solo penetración, esa es tu primera lección. Le pregunte si íbamos a continuar con las demás sesiones. A lo que ella me dijo “Creo que no me equivoque contigo ni tampoco me siento culpable… si quiero continuar”.

Espero que esta experiencia religiosa sea de su agrado. Quizás mi lenguaje no es tan sexual u obsceno, pero creo que ella no merece ese tipo de trato.


Saludos…