Al creador: mastúrbate. Reposa cinco minutos, sin pensar en nada. Ni siquiera limpies restos, limítate a tumbarte y reflexionar. Aprovecha los cinco minutos de privilegio donde la mente masculina se libera de grilletes. Los cojones estarán vacíos. Tardarán un poco en anegarse de nuevo, y tendrás dominio de ti por un espacio breve de tiempo. Rinde ese privilegio de lucidez. Replantéate tu propia vida. Eso es todo, no hay más. Aprovecha el momentum. Sustráele todo el mito a la mujer, y mírala como a una igual. Visualízala. Empobrecida, encanijada, caricaturizada. Eres tú, tu masturbación, y una chica difusa y lejana, que siente asco de ti, que no podría verte zurrándotela. Quítale el halo. No vale una PUTA mierda.
Si una mina te cagó... ya no vale la pena. Y si no vale la pena, ¿para qué estar al tanto de lo que hace para vengarse? Olvidar es lo mejor. No es la única mina de la tierra. Tienes que verte fuerte al lado de ella, si te vengas vas a quedar más mal parao ante la mina que la infidelidad misma. Saludos.