La Muerte

Tema en 'Rincon Literatura' iniciado por pupasnake, 29 Jun 2016.

  1. pupasnake

    pupasnake Usuario Casual nvl. 2
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    Miro a todas partes, no encuentro a nadie, estoy solo nuevamente, he estado solo millones de veces pero hoy me aterra como nunca lo hizo. Puedo escuchar cada sonido en detalle como si se amplificara mi sentido de la audición a un nivel inhumano, el viento, el ajetreo de las alas de un insecto sin rumbo preciso, extraños animales en la lejanía, no son lobos, pero aúllan cuan fieras salvajes. Incluso escucho mi propio latir, una y otra vez el corazón enviando sangre a todos lados, permitiéndome vivir sin saber si lo merezco o no. A ratos se mete la luz de la luna por una pequeña abertura de las cortinas antiguas ¿alguna vez las he movido? Parecieran inmóviles por siempre.
    Enciendo el fuego de esta amplia chimenea aunque no hace frio y es que prefiero escuchar el arder de la madera seca que mis propios pensamientos ¿he dicho propios? ¿Acaso es mía esta soledad? Si no lo fuese, nada sería mío pues ella lo es todo. El fuego prende rápido y opaca los demás sonidos, las fieras están cada vez más lejos, el viento detuvo su carrera contra las ventanas, mi corazón deja de mandar sangre, pero sigo vivo.
    Despertar de la noche o han pasado años en tinieblas la verdad y la mentira, mis manos cansadas miro con desdén mientras agito las brasas del ser. El muerto silencio agita su cadáver con un ruido tremendo, parece provenir del sótano!!! Agitado y asustado dejo la copa de vino sin quitarle vista al cerrojo de la puerta, el fuego da un grito y una pequeña ceniza recorre el espacio hasta el techo. ¿Quién anda ahí? Pregunto desolado, nadie responde a mi cuestionamiento, silencio otra vez ¿Dónde se ha metido el insecto? Estiro mi mano intentando en vano alcanzar la vieja copa, pero me interrumpe ora vez un ruido extraño. Estoy seguro que viene del sótano, pero estoy solo ¿acaso un ladrón a entrado a llevarse alguna de mis miserias? Ya no recuerdo nada de lujos, ni que hacia hace años, ni ayer, ni antes de estar aquí sentado solo. Avanzo a pasos pequeño, no sé dónde voy, pero lo sé, ni siquiera recuerdo si hay sótano, pero lo sé. La puerta es enorme pero la he abierto sin saber cómo, el fuego ilumina parte de un amplio pasillo mientras la puerta se cierra empujada por una mano invisible. ¿Quién anda ahí? Mi insistencia no tiene respuesta, pero ahí está el sonido, un par de golpes, algo se quiebra. Una y otra vez y otra vez. Comienzan a dolerme los oídos, mi cabeza se remece, me duelen los ojos, algo me empuja al sótano, no estoy solo!!! Avanzo en lo que fue ancho pasillo ahora es apenas transitable, mis oídos zumban, mis pies se adormecen, me duele el pecho ¿se habrá detenido al fin mi corazón? Tantas veces lo he pedido, pero no recuerdo, miro hacia atrás la puerta grande es apenas perceptible, hay una tenue luz pero no se con exactitud de donde proviene, doy unas vueltas a la izquierda otras más a la derecha una pasillo se abre en mil caminos y avanzo a ciegas empujado sin serlo a la opción que me atrae por su naturaleza. El ruido es cada vez más intenso, me duele todo el cuerpo y lo que no es también, hace frio y es terrible, no hay ya la calidez de ese fuego lejano, no hay sonidos ni extraños ni míos, hay nada. De un mareo despierto al pie de una escalera, el sonido esta frente a mi ¿Quién anda ahí? Grito apenas, otra vez, dos tumbos grandes y algo se quiebra. Pero ahora escucho un murmullo, miles de voces, una sola voz. No me puedo resistir a sus encantos me atrae como un imán. Doy un paso pensando en tierra firme pero caigo por la escalera, uno dos tumbos y quiebro una lámpara. Quedo tendido y mareado, miro hacia arriba, en lo alto de la escala estoy yo, me veo mal y me caigo, me vuelvo a levantas y estoy ahí otra vez, uno dos tumbos y quiebro la lámpara otra vez. Las voces se hacen fuertes mientras caigo una y otra vez. Me llaman, logro ponerme de pie tembloroso mientras caigo más allá otra vez y la lámpara se destruye y se vuelve a construir como la rueda del ser. Detrás de mí una mesa; dos mujeres y tres hombres asustados, sus voces me llaman aunque no comprendo que hablan, mi cuerpo se resiste a pedirles ayuda pues me ignoran por completo mientras, vuelvo a caer otra vez. Lánguido y abatido por el vaivén mis pies se levantan y avanzan sin caminar, las voces ahora gritan, pero no veo a nadie gritando, ellos me ignoran a propósito, soy arrastrado a su mesa como si fuese el platillo principal y me elevo en indescriptibles sensaciones de soledad. Todo se ha callado, vuelvo a escuchar al insecto, a las fieras lejanas, a mi corazón cansado, antes me he resistido y he vuelto a mi lugar frente al fuego, ahora recuerdo, ahora he olvidado como tantas otras veces lo he hecho. Me aferro a la mesa, no quiero avanzar, dos tumbos y se vuelve a quebrar, pues todo gira y se recompone una y otra vez como una maldición, tu y yo, ellos y yo, siempre todos así por siempre, la rueda del ser da otro giro, la vida y la muerte es solo un juego, pues nada nace y nada muere por siempre, incluso el tiempo ha de morir y nacer por siempre. Quiebro por primera y última vez esta lámpara y cedo a sus peticiones, me dejo llevar por sus voces y me hundo en la blanca luz como tantas veces ya.