La pequeña cabaña en el acantilado (Proyecto Kjer) [Comienzo de Kjer] {Cuento de Horror}

Tema en 'Mitología y Criptozoologia.' iniciado por Mr. Don Wea, 21 Jun 2012.

  1. Mr. Don Wea

    Mr. Don Wea Usuario Nuevo nvl. 1
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    La pequeña cabaña en el acantilado

    El cantar folklórico del sobreviviente

    El día empieza en la casa de los Méndez. La madrugada es hermosa. Pero su amanecer es sólo al salir el crepúsculo. Drogas, alcohol, sexo desenfrenado e ilusiones vacías en el espacio oscuro de la habitación de alojamiento de ellos. Los murciélagos disfrutan de las frutas putrefactas en la mesa. Los gusanos de moscas, se acicalan con sus vellosidades. Todo es muy lúgubre. Pero al salir el sol, y dejar el crepúsculo de la noche atrás, todo cambia. La dama vestida de oscuridad cambia a un estado de purificación, lleno de opulencia y alejada totalmente de lo banal de sus actos nocturnos.
    El miedo se respira y se disfruta de noche. La esperanza se siente y se goza de día.
    ¿Canibalismo? ¡No! Es sólo vivir. Es extraño entrar en el mundo de los Méndez. Es difícil, es perturbarte, es enfermizo. No hay manera de aprobar sus actos en contra de las jóvenes criaturas que caminan sin rumbo por las calles y callejones de la pequeña caleta. Mucho se habla en pueblos aledaños, de que en esa casa sólo se violan los derechos de las personas; es extraño, es oscuro.

    Mal comienzo

    Un día como cualquiera, tomé la decisión de viajar a Jnakttriev, muy cercano a Nüar (Mi pueblo natal). Había escuchado ciertas cosas acerca de esta caleta pesquera. De entre ellas El cantar folklórico del sobreviviente. Además de otras historias más enfermizas provenientes de los seres nocturnos de Jnakttriev.
    Mi viaje comenzó en la mañana. Demoramos tres horas y media en llegar a mí objetivo. Viaje en conjunto con mis amigos: Rodolfo (Un buen tipo, inteligente, con gran liderazgo), Mónica (Un mujer muy valiente, de conocimientos amplios en los temas paranormales y astronómicos), José (Un tipo sabio, arriesgado y muy útil si nos metiéramos en problemas) y yo Kjer (Inútil, imaginario, lleno de psicosis e imprudente). A nuestra llegada, nos bajamos en una esquina. Como a unos doscientos metros de la costa. Caminamos a un bar de mala muerte, lleno de gente que le temía a luz solar. En el, nos sentamos en la barra y pedimos unas cervezas para comenzar a interactuar con los participantes alcoholizados de esta obra llamada El bar de las almas perdidas. Me dirigí al tocador para orinar. No era cómo lo pensaba (un pozo), era peor. Una zanja que daba afuera en un camino de orina hacia el mar. El ambiente del lugar era deprimente, muy lejano a ser un local que respetara e integrara a sus visitantes. No me preocupé más por nada de su ambiente, sólo quería información de la familia Méndez. Cuando al finalizar mi orina se asomó un ente lleno de porosidades en su cara, con un hedor a putrefacción de peces muertos, alcohol, sexo y un perfume barato. Un tipo muy desaliñado por la parranda nocturna que aún no termina. Se me acercó y casi vomitando dijo con una voz muy ronca y espesa, casi parecida a la de un tenor pero en la decadencia mas impía proveniente del infierno – Tú y tus amiguitos… No sois de por aquí… ¿No?… – Se tambaleo de un lado para el otro y le respondí muy astutamente – ¡He! Usted, ¿No cree que ese sea el mejor estado para recibir a su sobrino de Nüar? – El tipo moribundo me miro con cara de preocupado y dudoso. Cambio su forma de hablar de inmediato – Pero si tú no eres… Eres… ¡Eres Felipe!… Si eres Felipe, ¿Por qué andáis por aquí pequeño? ¿No sabéis que este es hostal de muertos y prostitutas?… Venga… Vamos a mi casa – Como si a un niño le ofrecieran jugar, se encariño sólo y me invito a su hogar sin mayor información.

    Mala vida

    No quise bajar la guardia así que le hice avanzar antes que yo. Al salir del tocador me dirigí a gran velocidad a mis amigos y les di las buenas nuevas. Ellos sorprendidos me siguieron. Salimos con el viejo. Nos dirigimos a una casucha tirada a las orillas del mar. Le dije a José que le preguntara el nombre al viejo y que intentara conversar algo cuerdo. El accedió y obtuvo el nombre de esta alma perdida. Luis Alberto Ciénaga Azul. Llegamos a sus dominios. Un lugar lleno de moho, perros muertos, cañas de pescar, redes y muchas bazofias innombrables (Sera porque nunca las había visto en mi vida). El hedor a putrefacción era aún más potente en este lugar, Mónica intentaba no vomitar, pero las arcadas se le hacían más y más frecuentes. El viejo nos cedió el asiento y antes de que dijéramos algo él hablo con tal ligereza que se sentía la perversión de lejos – Felipe, Felipe, Felipe, que bueno que me… Que me, me… Que me trajiste una prostituta. Esta muy linda, se nota que es de tu pueblo. Y esta bueno saber que me has traído a dos maricones para fornicarlos bien fornicados por el culo. Eres… Eres un buen sobrino… Por eso… Por eso te regalare otro lingote de oro – El viejo se paro y se abalanzo a una caja de madera, de ella saco un lingote de oro que tenia unas inscripciones raras. Cuando me acercaba a recibírselo (Únicamente me concentre en el lingote) Rodolfo me grita ¡Cuidado!, ya tenia puesto en mi cabeza un tablazo de parte del viejo. Todo se me volvió negro y enfurecí, de tal manera que el lingote ya no importaba entre lo que escuche “Tu no eres Felipe, el siempre me folla antes de recibir algo de mi”, fue tan perturbador y enfermizo que mi mente solo actuó a asesinarlo. El viejo se puso el lingote entre sus brazos y barriga. Lo mire con odio y frustración, tome la misma tabla con la que me había golpeado y la partí por el medio. La deje hecha un estoque y la empuñe. Cuando fui a enterrársela al vagabundo José tomo mi brazo y me detuvo. Me enfurecí y reclamé que el tipo era un loco pervertido, José hizo un gesto con su cabeza, algo como de sin importancia. Intente calmarme pero siempre con la tabla empuñada. Cuando ya estaba calmándome, él viejo corrió hacia Mónica y la tiro al suelo e intento rajar su blusa, Rodolfo se lo sacó de encima a Mónica y José se acercó a ella para ver que no le hubiera dejado nada. Ese fue el momento preciso para darle muerte. Pero, salieron y me dijeron que me fuera con ellos, hice caso omiso de sus peticiones. Pateé con ira la espalda del viejo y hurté el lingote. Salí y cerré la puerta. Coloqué la tabla para evitar que saliera y corrimos al bar. Cuando volvimos al bar, Mónica estaba llorando muy mal. José estaba aturdido con todo lo sucedido y Rodolfo sólo quería volver a Nüar. Esperamos el autobús y me despedí de ellos. Sabía que debía averiguar más acerca de este pueblo.
    ¿Quién es quien cuando se es quien?
    Ya era media tarde y decidí ir a por los Méndez. Mis pies caminaban sin rumbo fijo, las horas pasaban y nada sucedía. Hasta que llegue a la parte de debajo de un acantilado, me parecía raro. Había unos harapos, piedras, conchas y unas tablas haciendo formas en el suelo. Saque el lingote de mi mochila y los comparé los símbolos de esta con los del suelo. Con sorpresa se asemejaban demasiado, mi mirada se volvía esquiva, las manos me temblaban y la marejada sólo aumentaba una especie de angustia aterradora.
    Al continuar mi caminar por las orillas de la playa, veía como el sol se iba escondiendo entre la mar, y el crepúsculo se hacia notar. La marea calmaba pero subía de manera exagerada. Caminé rápidamente por entre las rocas y el acantilado. Me sumergí en una caverna con simbologías extrañas, muy semejantes a las del lingote de oro que había obtenido después de la pelea con el viejo pervertido. A mi caminar (con muchas complicaciones por el terreno) logre adentrarme a una especie de habitación secreta, llena de objetos parecidos a los que usan para hacer rituales (según San Cipriano). Cuando reconocía el sector una voz femenina dijo como si en mi interior – Veo que en Jnakttriev llega cualquier intruso que desea saber verdades que son mentiras – Me sentí estremecido, casi lleno de temor pero a la vez una especie de atracción a lo prohibido. La voz una vez más hiso su proclama pero con algo más – Veo que en Jnakttriev llega cualquier intruso que desea saber verdades que son mentiras. No obstante tú tienes una especie de amor perpetuo por lo profano… Sigue mi voz y sube – Sometido por esa voz, caminé y trepé sin ver más nada. Subí por una especie de escalera natural (Hecha por las rocas erosionadas). Llegué a una sala que tenía unas antorchas. Al centro de ella había una escalera que llevaba a un nivel superior. Ya ahí la voz aclamo – ¡Kjer! Sube y continua por el pasillo izquierdo – Seguí las indicaciones y llegué hasta otra escalera pegada a una pared arruinada. La voz una vez más se escucho – ¡Kjer! Sube y no mires atrás – Lo hice y llegué a un lugar extraño, me parecía el sector de sacrificio de una secta. Caminé hasta una alcoba llena de barriles. Podía leer entre los barriles nombres de viñas y años (Dado a mis conocimientos en el tema de los vinos). Avancé hasta dar con la mujer que me hablaba.

    El catar folklórico del asesinado

    Llantos, lluvia, llantos, llamas, llantos, lluvia, llantos, muerte. Fuego insignia del tormento asqueroso del que cree en lo que no se cree, pero no cree en lo que se cree. Invierte sus emociones en espantosos recuerdos crueles como la mirada de repudio al ignorante. Miedos eternos al eterno que no cree en que nosotros aún existimos, pero existimos sin creer en el eterno que aún cree en nosotros.
    Horrendas ideas sin sentido legítimo. Estúpidas aberraciones que no quieren que creas.
    El sueño fugaz de una experiencia enfermiza sólo llena de alegrías involucradas en lo espantoso que no se cree.

    No me cuentes lo que has sufrido

    Efímera junta con la mujer. Asquerosa presencia de entes caminantes de sombras. Ella se me acerco de manera inapropiada y expuso – Tú joven Kjer, eres proveniente de Nüar pero eres parte de Jnabullth – Quedé es pasmado, casi sin palabras, pero aún así sabía que sabía sobre mí. Algo dentro de mí ser me decía que la conocía de alguna parte, pero no recordaba. Ella me besó la mejilla y me dijo – Hijo mío. Es bueno que hayas vuelto con tu madre, pero lamentable que haya sido tan tarde… Hoy en día no poseo lo que buscáis, pero sí poseo algo mejor. Tú verdadera vida – Las proclamas de la mujer se me hacían estúpidas e incoherentes. Pero aún así algo me atraía y le exigí que me contara “según ella” cual era mi verdadera vida. Ella continúo – Hijo mío, hijo de Niphra. Eres tú Kjer. Él demonio de los sueños – Me quedé espantado, pero sin perder la calma y le dije – ¿Y tú como sabes o inventaste eso? Y como mierda sabes mi nombre – Ella se rió y me contesto sutilmente – Es porque eres hijo de Niphra el creador del miedo y la perdición, tu jamás tuviste que irte de mi, pero hoy volverás de donde viniste – Intente huir, pero fue demasiado tarde… Ella uso una magia extraña que me encerró en una esfera de carga negativa y legué a un plano extraño sin tiempo ni espacio… Tengo miedo… Pero no lo siento propio.

    Este es el comienzo de otro de mis personajes. Kjer es el hijo de Niphra el dios del Miedo, es el alterego de Johnny... Se viene se viene!

    Ha comenzado una nueva era para mi...

    La descarga en PDF:
    http://*******/9xiVE
    http://*******/9xiZy

    Enjoy
     
    #1 Mr. Don Wea, 21 Jun 2012
    Última edición: 22 Jun 2012
  2. The_cenobite

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    wena wena , men te estas luciendo !!!!! , yo estoy terminando de afinar el que quiero postear , igual esta oscuro si ....pero tu prosa engalana lo marchito y errabundo me gusta mucho , wena aporte waxin ..!!!
     
    #2 The_cenobite, 21 Jun 2012
    Última edición: 21 Jun 2012
  3. Demonesa

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    Saco aplauso de mi parte :bravo:
    que buen texto sr, se paso.... espero sigas compartiendo tus historias con la dimension.
     
  4. Mr. Don Wea

    Mr. Don Wea Usuario Nuevo nvl. 1
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    Necesito más gente que apoye para así poder entregarles más y más, espero que suceda luego!
    Me muero de ganas de entregar los grandes misterios de Niphra.
     
  5. Lion

    Lion Usuario Nuevo nvl. 1
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    buena historia
    se agradece !"
    pero como consejo para llamar mas la atencion
    ponele alguna imagen y separa mas parrafos
    color de letra etc :)