La policía está empeorando la crisis del Coronavirus

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Uno de los impactos psicológicos del coronavirus es que hace que nos asustemos de casi todos los que vemos. Un extraño educado que sostiene la puerta se transforma, en el tiempo de COVID-19, en un posible vector de la enfermedad que debe ser evitado.

Es en este contexto que el Gobernador Cuomo anunció que los oficiales de policía en todo el estado pueden emitir multas de US$ 1.000 para personas acusadas de no cumplir con el distanciamiento social.

Podría ser tentador para algunos buscar una solución policial a la pandemia, especialmente porque la enfermedad pone en riesgo toda nuestra seguridad, y hace que nos asustemos unos a otros. En un mundo ideal, tendríamos un equipo de expertos en salud responsable de asegurarse de que las personas se mantienen seguras a sí mismas y a los demás. Si bien reconocemos que esa no es la realidad, debemos recordar siempre que los agentes de policía no son trabajadores de la salud y no deben estar en primera línea para resolver esta crisis. En algunos casos, pueden empeorar las cosas.

Tomemos, por ejemplo, los informes de que los agentes de la policía de Nueva York siguen “barriendo las calles” de personas sin hogar, obligándolas a recoger sus pertenencias y a trasladarse a otro lugar. Es en el interés de todos que todas las personas estén practicando el distanciamiento social, pero los “barridos callejeros” no son la respuesta.

Como Josh Dean, del grupo de defensa de los desamparados Human-NYC, le dijo a The City: “Lo que están haciendo es lo que los [Centros para el Control de Enfermedades] aconsejan que no se haga, que es no mover a la gente de un lado a otro”, dijo Dean. “Cuanto más se mueve a la gente, más se mueve la enfermedad”.

También existe la preocupación de que la práctica pasada de la policía de Nueva York de amenazar a las personas sin hogar con una citación, a menos que vayan a un refugio, podría propagar aún más el COVID-19. En muchos refugios para indigentes, las personas duermen lo suficientemente cerca unas de otras como “para tomarse de la mano“, según The New York Times. Al menos 23 personas que viven en los refugios de la ciudad de Nueva York han muerto a causa del virus.

Al igual que los refugios para personas sin hogar, las cárceles y prisiones también son caldo de cultivo para el COVID-19. Al menos tres personas han muerto por la enfermedad después de ser detenidas en Rikers. Cientos de empleados y personas encarceladas de todo el estado han dado positivo en el test de coronavirus, ya que el número de muertes en estas instalaciones sigue aumentando.

Dado que las cárceles son semilleros de COVID-19, la policía debería hacer todo lo posible para evitar meter a la gente en ellas. Pero justo este mes, hubo un informe de que la policía arrestó a tres personas en Brooklyn después de que supuestamente “no mantuvieron el distanciamiento social”.

En lugar de que los oficiales trataran de comprender y abordar las razones que alguien podría tener para no distanciarse socialmente o utilizar su discreción para garantizar medios menos punitivos de cumplimiento de las directrices, tres personas fueron acusadas de obstruir la administración gubernamental, de reunión ilegal y de conducta desordenada.

Una de las personas detenidas dijo a The Intercept que estaba en un estacionamiento con su novio cuando la policía les dijo que era “hora de irse”. Antes de que pudieran seguir esas órdenes, la mujer dijo que la policía agarró a su novio y los arrestó a ambos. Luego dijo que pasó las siguientes 36 horas en una celda con otras dos docenas de mujeres antes de ser liberada.

Estos son los tipos de encuentros que nos preocupan cuando escuchamos la afirmación del Comisionado de Policía de Nueva York, Dermot Shea, de que no tiene intención de reducir los arrestos durante la pandemia.

Al igual que los departamentos de policía de todo el estado, la policía de Nueva York ha sido obstinadamente aferrada a la aplicación de ‘tolerancia cero’, en la que los oficiales hacen cumplir agresivamente las leyes contra las infracciones menores. Esta táctica siempre ha infligido un daño innecesario, particularmente a las comunidades de color, pero si alguna vez hubo un momento para abandonar la ‘tolerancia cero’, es ahora.

La policía de Nueva York no sólo no ha desaprobado los arrestos de bajo nivel, sino que el departamento ha sido muy público en cuanto a su posición. Eso hace que sea más difícil para la gente ver a los oficiales como defensores de la salud pública, en vez de que las autoridades busquen razones para arrestar a la gente. Esto puede aumentar el miedo y reducir la confianza en la policía.

No podemos arrestar nuestra salida de esta crisis. De hecho, el virus se propaga a través de exactamente el tipo de contacto cercano de persona a persona que requieren los arrestos, por lo que cometer un delito menor podría en realidad costar la vida a las personas.

Esto no puede ser un negocio normal para los oficiales de policía. Las fuerzas del orden deben reevaluar cómo interactúan con el público, dados los graves daños del virus.

Los departamentos de policía deben limitar su participación en los esfuerzos para reducir el COVID-19, y al menos, deben evitar exacerbarla. Llevar a la gente al sistema penal en este momento es el peor resultado posible, tanto para las libertades civiles como para la salud pública.

Fuente: Police are Making the Coronavirus Crisis Worse

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