Las Piedras de Georgia

Fue en junio de 1979 cuando se acercó hasta la Elberton Granite Finishing Company -una de las productoras de granito de la región- un hombre que prefirió ocultar su verdadero nombre, y que tampoco quiso decir a quienes representaba. Se hizo llamar simplemente “Christian”.

Su idea, le explicó al presidente de la firma, Joe Fendley, era la de proporcionar las claves para todo aquel que sobreviviera al apocalipsis, a través de unas esculturas de piedra de enormes proporciones.

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Según explicó, se dirigió hasta Elbert ya que sabía que sus canteras tenían el mejor granito del mundo. Quería seis losas exteriores verticales de piedra de unos seis metros de alto, con un peso de unas cien toneladas. Las piedras rodearían un pilar central gigante.

Christian le explicó que necesitaba tales rocas porque debía ser un monumento que pudiera soportar el fin del mundo.

No obstante, para llevar a cabo su plan, había un inconveniente: Christian tendría que conversar con Wyatt Martin, presidente del banco Granite City Bank, para saber si efectivamente podría producir las enormes fondos que se requerían para un proyecto de este tipo.

El sitio ZME Science agrega que como si el caso no tuviera suficientes detalles enigmáticos, hubo un aspecto que llamó profundamente la atención del banquero.

Y es que cuando le pidió a Christian que le proporcionara su verdadero nombre para efectuar la transacción, el misterioso hombre le respondió que sólo se lo daría a conocer a solas. Incluso, le hizo firmar un acuerdo de confidencialidad.

El portal de tendencias Gizmodo añade que tanto Martin como Fendley recién comprendieron que el proyecto iba en serio cuando vieron que efectivamente llegaba un depósito por 10 mil dólares de la época, tras lo cual se pusieron manos a la obra.

Luego que Fendley encontró las piedras y ayudó a Christian a marcar un lugar para el monumento, se dio inicio a la construcción. Eso sí, nuevamente el hombre detrás de la escultura hizo gala de su enigmático comportamiento.

Cuando ya todo estaba en marcha, Christian se presentó en la oficina de Fendely y se despidió, asegurándole que “nunca más lo volvería a ver”.

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Luego de aquella instancia, el hombre sólo volvió a escribir a Martin para solicitar que la propiedad en la que se hiciera la construcción, fuera cedida al condado. Para evitar ser identificado, todas las cartas que envió, fueron despachadas desde puntos diferentes del país.

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Un año después del inicio de las obras, el monumento fue terminado, siendo presentado con un directo mensaje en su parte posterior que dice: “Que estos sean los pilares de la Edad de la Razón”. Cerca de 400 curiosos asistieron al evento.

En las piedras, hay diez mensajes que guiarán a quienes sobrevivan al apocalipsis, los que están escritos en ocho idiomas diferentes, incluyendo el español.

1- Mantener la humanidad bajo 500.000.000 en perpetuo equilibrio con la naturaleza.

2- Guiar sabiamente la reproducción, mejorando la idoneidad y la diversidad.

3- Unir a la humanidad con una nueva lengua viva.

4- Guiar la pasión — la fé — la tradición — y todas las cosas con la razón templada.

5- Proteger a los pueblos y a las naciones con leyes y tribunales justos.

6- Dejar a todas las naciones gobernarse internamente, resolviendo las disputas externas en una corte mundial.

7- Evitar las leyes mezquinas y funcionarios inútiles.

8- Equilibrar los derechos personales con los deberes sociales.

9- Valorar la verdad — la belleza — el amor — buscando la armonía con el infinito.

10- No ser un cáncer sobre la Tierra — Dejar espacio para la naturaleza.​

Pero eso no es todo, ya que en la tabla de instrucciones se habla además de una cápsula del tiempo que fue enterrada justo bajo el monumento.

Lo extraño, es que no aparece ni la fecha exacta en que se enterró, ni tampoco la fecha en que supuestamente debiera desenterrarse. ¿Habrá sido esto un plan intencional? Nadie lo sabe.

En las décadas posteriores, la escultura ha sido objeto de algunos actos vandálicos, razón por la cual se han instalado cámaras de seguridad. Por su parte, algunas de las iglesias locales han mostrado su rechazo a estas piedras, pero debido a que son una importante atracción turística, las autoridades las dejan estar.

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Respecto a Christian, nunca más se supo de él. Eso sí, han surgido diferentes especulaciones respecto al verdadero autor del proyecto.

Una de ellas sugiere que quién estuvo realmente detrás del monumento fueron Martin y Fendley, quienes habrían inventado la figura de Christian. No obstante, conocer la verdad probablemente será algo que nunca ocurrirá.