Mi maestra en el arte del placer

Tema en 'Relatos Eróticos' iniciado por Palomoo, 8 Jul 2020.

  1. Palomoo

    Palomoo Usuario Habitual nvl.3 ★
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    Como he mostrado en mis relatos, siempre mi vicio han sido las mayores... felizmente he podido concretar con varias mujeres mayores que mi, asi que contaré varias historias de mis andanzas con Milfs o Grannys (abuelas) esta historia es de hace unos 3 años, aunque se originó como el 2004 aprox.

    Un día del 2017, como cualquier otro, ordenando unas cosas, encontré una libreta de la universidad, olvidada entre varios cuadernos de esos años de estudios, donde trajinando, encontré que tenía anotado en un post it un correo falso que me había creado para jotear, ya que en esos años le daba duro a los chat, al msn, fotolog y cuanta red social hubiera y ese era un correo exclusivamente para buscar contactos. Reconozco que en esos años me iba bastante bien, consegui bastantes contactos y tuve diversos encuentros... desde conocer a musas que eran solo para tomar una cerveza, otras personas han perdurado como amigos hasta el dia de hoy y bueno... también diversos polvos.. algunos memorables y otros que fueron de aprendiz.

    En esos tiempos al ser estudiante, no tenia muchas lucas, asi que buena cantidad de esos polvos fueron en moteles del sector de Cuming o del Barrio Brasil (visitando verdaderos antros en donde uno caliente iba a una pieza con una cama toda ordinaria a follar de puro caliente)

    Volviendo al tema de los correos, ese correo lo usé por muchos años (hasta el 2012) en donde y de allí lo dejé en el olvido y bueno pensé que ya estaría caducada mi cuenta, pero para mi sorpresa, puede entrar a la cuenta.

    En ese momento me puse a revisar los antiguos correos (del 2004-2005) y me encuentro uno muy especial que decía más menos asi.

    “ Me encantan nuestros fogosos encuentros clandestinos, como el de ayer. Te veo en unos cuantos meses más, besos donde tú sabes , Paula”

    De inmediato llegó a mi mente esta mujer y de los polvazos que nos dabamos. Cuando conocí a Paula, yo tenía apenas 22 años y ella 55. En ese tiempo yo ya habia conseguido bastante experiencia sexual, pero siempre las mujeres mayores me prendian de sobremanera y felizmente no tenia problemas en iniciar conversaciones con ella. En ese entonces, a través de un naciente chat de internet, la encontré.. Una mujer madura de 55 años, casada, con hijos, independiente y trabajadora.

    En ese entonces, recuerdo que después de algunas conversaciones por chat candentes con ella, pasamos a los mails y como habia quimica, concertamos una cita. Siempre manteniendo la más absoluta privacidad. Acordamos vernos en una calle no tan transitada cercana al barrio universitario un dia viernes a las 5 de la tarde (después de mi universidad). Le dije que si no le gustaba al verme en la calle, que pasara sin detenerse y que se fuera, pero que solo tocara la bocina, para saber que no había sido de su agrado y no seguir esperándola. Para hacerla más simple, ella me describio su auto (un Hyundai Accent blanco) y yo le describi como andaría vestido. Nunca nos mandamos una foto, por lo cual era una cita a ciegas.

    En ese tiempo recién estaban saliendo los celulares (el que tenia se habia estropeado y no tenia lucas para arreglarlo) y que por cuidar su matrimonio y mantener la reserva, nunca me quiso dar su numero fijo, por lo que todo el contacto con ella era a través de internet (correos).

    Estuve esperándola algunos minutos donde me había citado, veia cada Hyundai, hasta que uno de esos autos, se detiene a mi lado, con el vidrio abajo y me dice que suba. Al volante iba una mujer madura, aunque de rostro bastante jovial, de grandes pechos, de cuerpo bastante atractivo, que era mucho mejor de lo que yo esperaba. Para hacer corto el cuento, nos fuimos de inmediato a un motel (por La Reina) en donde fuimos a un motel espectacular y nada que ver a los que habia ido antes. Resumiendo, Paula resultó ser una mujer muy fogosa.

    De ahí tuvimos varios encuentros con la misma lógica. De hablarnos por correo, coordinar un encuentro, encontrarnos en alguna calle poco transitada e ir al mismo motel. Y siempre los encuentros eran fogosos, calientes, muy morbosos. Paula era una mujer muy caliente y completamente desinhibida al momento de follar y evidentemente al estar casada hace tantos años con un marido que era mayor que ella, hacia que tuviera mas ganas y tuvieramos unos encuentros memorables.

    A veces pasaban varios meses sin vernos, pero cada cierto tiempo nos mandábamos un correo por ahí y terminábamos follando, sin ninguna inhibición ni compromiso. Asi fue por varios años, teniendo encuentros intermitentes, pero cada vez con encuentros más alejados, ya que las obligaciones diarias, la universidad, posterior trabajo, mi intercambio en el extranjero y que comencé a trabajar en varias regiones, hizo que nos fueramos separando. Yo calculo que la última vez que la vi (el 2010, meses después del terremoto), ella debe haber andado por los 60 años. En ese entonces yo me iba a especializarme al extranjero por varios meses y como cachaba que pasaria mucho tiempo en verla, consideré ese encuentro como una despedida de ella. Y después de ese correo, no le volvi a escribir, ni ella a mi.

    Habían pasado varios años desde aquella última vez que nos juntamos, hasta que encontré esa libreta y sin pensarlo mucho le mande un correo saludándola, (con pocas esperanzas que me lo fuese a responder), sin embargo al otro día, cuando abro ese correo clandestino, encuentro uno de ella.

    Me saludó con mucho cariño, muy sorprendida de tener noticias mías, preguntándome de mi vida, diciéndome lo mucho que le había gustado recibir noticias de mí, después de tantos años. Intercambiamos unos cuantos correos, donde le conté que me había ido de Santiago, hice unos cursos en el exterior, en lo que trabajaba etc. Y ella por su parte me contaba, que estaba viuda hace unos años, descansando en su casa, donde vivía con una de sus hijas, su yerno y dos nietas y que tenia algunas enfermedades propias de su edad

    Le pedí que (cosa que nunca habia pasado) me mandara unas fotos y para mi sorpresa me envia varias. Unas selfies y una osada solo en sostén. Al verla asi, recordé a mi antigua y fogosa amante, ahora con su rostro marcando el paso de los años, con pelo cano. Paralelamente le envié algunas fotos mias. Intercambiamos hartos correos más, pero ahora recordando obviamente nuestros encuentros, fogosos y clandestinos que nunca nadie jamás supo, algo que me fue calentando. Hasta que me animé a más y le propuse que nos vieramos para recordar viejos tiempos a lo que me respondió que ya no estaba para esos trotes, que ya tenía 71 años y que (según ella) ahora estaba vieja y fea, pero yo ya me había calentado la idea de volver a follármela y seguí insistiendo, hasta que de tanto insistir terminó diciéndome que sí, pero que no me hiciera muchas ilusiones, que ya no era la misma de antes.

    Luego de preguntarme varias veces si estaba completamente seguro de volver a juntarnos, por su edad y su físico, me dijo que no podía ser de noche, porque no tenía excusa para salir, pero que podía ser durante el dia y nos colocamos de acuerdo, ahora si dándome su teléfono celular, para concretar el encuentro.

    Quedamos de juntarnos en los estacionamientos del Plaza Vespucio un dia jueves a las 3 de la tarde. Llegué unos minutos de la hora acordada y ahí estaba vestida con unos jeans y una blusa floreada, pelo con canas, sus ojos verdes tras un rostro bastante arrugado, con lentes, pero se destacaban sus tetas que tanto me gustaban, ya que estaba mucho más delgada. Cuando la ví, salí de mi auto y me acerque a ella a saludarla, recibiendo de su parte un cariñoso abrazo junto a un beso en la mejilla. Para cualquiera que nos viese en ese momento, no pensaría en ningún momento lo que estaba a punto de pasar, solo un hijo con su madre, pués no levantábamos ninguna sospecha de ser amantes.

    Salimos del mall y llegamos a un motel de La Florida, igual me daba algo de vergüenza que alguien conocido me fuese ver a entrar ahí con ella (ya que vivo en La Florida). Pedí la habitación más cara (una suite con jacuzzi, ya que quise retribuir cuando ella me invitaba a los moteles en mi epoca de estudiante) y una vez en el cuarto, con la habitación pagada y dos tragos en el velador, conversamos unos pocos minutos, ella sentada sobre la cama, me acerco a ella y la comienzo a tocar, yo de pie, ella sentada. Sonreía, sintiendo mis caricias por su pelo, sus hombros, todo muy calmado.

    Ahora viendola bien, estaba bien mantenida para sus 71 años, se veía jovial, asi que me aventuré a acariciar uno de sus pechos por sobre la tela de la blusa y ella decia que nunca pensó que volveríamos a estar juntos. Estiró sus manos, tocó mis piernas y acarició mi pene por sobre la tela de mi pantalón, muy suavemente, mirándome a los ojos sonriendo de manera coqueta. Me comenzó a bajar el cierre, yo solté mi correa, bajándome los pantalones. Apoyó su cara contra mi pico bajo la tela de mi boxer, rozándola con su mejillas, hasta que lo comenzó a bajar muy lentamente, dándome pequeños besos sobre mi piel que iba apareciendo, hasta que mi verga quedó expuesta ante sus ojos. En ese momento no estaba tan dura y comenzó a darle pequeños besos. En poco rato mi pene había alcanzado un buen tamaño y Paula con ambas manos me la tenía agarrada de la base y la pasaba por su rostro, dándole suaves besos por todos lados, con los ojos cerrados, disfrutando de sentir nuevamente un pedazo de carne solo para ella. Abrió su boca y se la metió, dándome una suave chupada, mientras yo me desabrochaba la camisa y terminaba de desnudarme.

    Me acosté de espaldas en la cama, mientras Paula seguía chupándome el pene, recorriéndolo de principio a fin, metiéndolo en su boca deliciosamente. Comencé a desabrochar su blusa, mientras ella no dejaba de hacer lo suyo. Se la saque y luego desabroche su sostén, liberando sus tetas que ahora eran largas y blandas, pero aun grandes (ya que las veia colgando) Se las toque con cariño, mientras ella no quería soltarme mi pico.

    Me la chupó por un largo rato y a ratos me miraba con sus ojos verdes y rostro sonriendo, preguntándome si me gustaba aun su boca, sin soltármela, rozándola con su cara. Le pedí que se sacara los pantalones, igual con algo de vergüenza al verse tan expuesta a esa edad, se levantó y se paró al lado de la cama, con sus tetas colgando, se desabrocho los pantalones lentamente bajándoselos, quedando solo en calzones, algo coquetos para su edad. Se notaba el paso del tiempo en su cuerpo. Su vientre ahora estaba algo suelto y abultado, un poco arrugado con unos diminutos rollos. Su culo ahora un poco caído, pero igual me calentaba. Todos sus movimientos ahora eran más lentos, dejó la ropa ordenada sobre una mesa (antes en neustros primeros encuentros, a los segundos de entrar a la habitación ya estabamos desnudos) Al volver de dejar su ropa la contemplaba caminando completamente desnuda hacia la cama, sonriendo nerviosa, mientras yo la esperaba tocándome el pico (para mantenerlo aún duro) ansioso ya de estar dentro de ella.

    Se acostó a mi lado y me dedique a chupar esas tetas que tanto me gustaban, chupándole suavemente los pezones, mientras ella me decia lo rico que sentía . Suavemente llevé mi mano a su entre pierna, acariciando su concha que estaba cubierta por solo unos pocos pelos y que me decique a acariciar por un buen rato. Nos masturbamos mutuamente un buen rato, todo suave, sintiendo el contacto de nuestros cuerpos.

    Me coloco sobre ella, apoyando mi peso en mis brazos, solo mi cabeza en contacto con sus labios juntando nuestras lenguas, mientras ella estira sus manos acariciándome el pico suavemente. Bajé hasta sus pechos, los besé una vez más y seguí bajando besando su vientre, en busca de su conchita el que estaba un poco humedo y mientras lo hacia empiezo a escuchar el placer que eso le entregaba a mi amante. Lo seguí acariciando, admirándolo nuevamente después de tantos años. Le abro sus pliegues y le paso la lengua por su rosada concha, haciéndola estremecer de placer. Continuo un buen rato degustando esa vieja vagina que tanto placer me entrego en antaño y que ahora volvía hacer mía. Se la chupé un buen rato, mientras ella ronroneaba diciéndome lo exquisito que era sentir nuevamente mi lengua en esa parte de su cuerpo.

    Luego me saca de ahí, y me quedo de espaldas. Se montó sobre mí, colocándome sus pechos en la cara, donde se los besé con ternura, agarrándoselos. Eran grandes y exquisitas sus tetas y que después de tantos años nuevamente las tenía en mi cara, chupándoselas, mientras nuestros sexos ya se rozaban. Ella me hacia ver con su rostro que disfrutaba de sentir mi boca chupándole las tetas y gemía suavemente con la boca abierta.

    En eso agarré su culo con ambas manos sin dejar de besar sus pechos y ella toma mi pene y la coloca en posición , sientandose sobre él muy lentamente , pidiéndome que no me mueva, que la dejara a ella moverse. Poco a poco mi verga comienza a entrar, ella acusaba algo de dolor, diciéndome que la tenía muy grande. Siento esa humedad tan rica en la punta y luego cada vez más, ella bajaba más lentamente hasta que consigue metérsela por completo. Se quedó sentada sobre mi, diciéndome que se sentía plena, ya que estaba moviéndose despacio, mientras yo me deleitaba con sus pechos. Poco a poco fue tomando más confianza y termino cabalgándome deliciosamente y comenzó a dar deliciosos gemidos. Estaba tan delgada que no me pesaba nada, asi que la llegaba a levantar de las envestidas que le daba, recuperando a la fogosa amante de antaño. Después de un rato, ya culiaba como los dioses, moviéndose de adelante hacia atrás, siempre gozando con este pene duro , haciéndole recordar sus viejos tiempos. La dí vuelta quedando en 69 con todo su culo en mi cara, de lo devoré, mientras ella hacía lo mismo con mi pene. Luego la acosté de lado y nuevamente me la folle por detrás acariciándola por todas partes, mientras ella no dejaba de gemir.

    Luego la acosté de boca abajo y luego de comerle el culo me monté sobre ella penetrándola nuevamente. Luego de perrito sobre la cama, aggaré sus tetas y comencé a penetrarla asi, puse mis manos en sus caderas y asi controlaba la penetración. Luego terminé de espaldas y le pedí que se sentara sobre mi colocando su concha en mi cara, la cual se la chupé a mi antojo. En ese momento gimió como una perra, mientars yo me deleite con su concha en mi boca y en poco Paula alcanzó un orgasmo de esta forma.

    Después de ese orgasmo, la puse de espalda en la cama y la follé a lo misionero por un buen rato, notando eso si que ya estaba algo cansada. Solo se abría de piernas y dejaba que yo hiciera todo el movimiento, hasta que me pidió que acabara para descansar un poco. Le pregunté como quería hacerme acabar y sonriendo me responde:

    - Dame tu leche en el rostro y mis tetas, como en los viejos tiempos.

    Alli recordé como a ella no le importaba que acabara en su boca, al contrario, ella misma me lo pedía. Me puse de pie, colocandome a su lado y comencé a masturbarme, mientras ella se metia de manera aleatoria el pico en su boca, hasta que sentia que se veia un chorro de leche, asi que se sentó en la cama al frente de mi y salio expulsado un chorro de leche directo a su cara y tetas y se metio el pico en su boca, sacando las ultimas gotitas de leche de mi pico y terminó restregándose el semen por su rostro y por su pecho, diciéndome que desde que la había contactado hacía deseado sentirse mojada por mi leche nuevamente.

    Ya sin calentura, seguimos tocándonos y besándonos el cuerpo, hasta que mi pene estuvo listo para un segundo round, el cual fue más breve, ya que me tiré de espaldas y ella me cabalgó y terminamos a lo misionero, acabando dentro de su concha. De ese orgasmo estuvimos recordando las muchas salidas que habíamos tenido.

    De pronto vi la hora y ya eran pasadas las 6 de la tarde, asi que la invité que nos fuéramos a duchar, en un principio no quería por que se le mojaría el pelo, pero justo en el baño, había un gorro de baño y accedió, ya que debiamos sacarnos el olor a sexo de nuestros cuerpos. Nos enjabonamos mutuamente por largo rato, sin penetrarla, solo acariciándonos. Luego en la cama, acostada sobre mis piernas con la cabeza en mi verga, me la chupó un buen rato, ofreciéndome su boca para acabar. No desperdicie tan deliciosa invitación y luego de tenerla un buen rato acariciándome las bolas y chupándome con dedicación, acabé en su boca, donde ella sin ninguna repulsión, se bebió su leche hasta la última gota.

    Pasaron unos minutos y nos llamaron al citófono, avisando que las 4 horas del motel ya estaban terminando (realmente se pasaron volando) Nos comenzamos a vestir y ella se reía diciéndome que al otro día no se podría ni levantar de la cama. Como todo un caballero la fui a dejar a pasos de su casa (ella habia dicho que saldria con unas amigas) y al otro día la contacte por el mail y me decía que estaba muy adolorida, pero contenta a más no poder. Le dije que se recuperara y que más adelante nos volveríamos a juntar. Pasaron dos meses y nos volvimos a juntar. Esta vez estuvo mucho mejor que la última vez, follamos largo rato y repetimos. Un fogoso y morboso encuentro, pero lamentablemente fue el último.

    Pasaron varios meses (manteniendo la tonica de comunicarnos esporádica mente) y le mande algunos correos, los que nunca me contesto, le escribí desde mi correo personal y no respondio. Me llamó la atención y decidí llamarla a su celular y no me contestaba, hasta que un día insistiendo, me contestó una hija y me contó que su madre había fallecido hacia unas pocas semanas por un accidente. Le di las condolencias a su hija, diciéndole solo que era un amigo de hace muchos años.

    Quedé impactado, me dio pena, ya que fue por lejos una de las mejores amantes que he tenido, aprendí muchisimo de la cama, además que se creó una linda amistad y creo que la recordaré por siempre.
     
  2. Sugar.boss

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    Huf que historia, follando abuelas. Yo con cuea me tire a una mujer de 42 cuando tenia como 20 años, pero era una delicia de mujer.
     
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