MI PRIMO: MI SECRETO, MI AMANTE, MI CONFIDENTE... ¡MI SEMENTAL!

Tema en 'Relatos Eróticos' iniciado por VickySays, 3 May 2020.

  1. VickySays

    VickySays Usuario Nuevo nvl. 1
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    Lo vuelvo a subir porque se ha quedado en cola y muchos de ustedes aún no lo han leído. Espero que les guste.
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    Mi primo y yo cogimos después de muchos años. Todo empezó como un juego de niños y hoy… es nuestro JUEGO QUE NADIE ENTENDERÁ.




    Cuando yo tenía 7 años y mi primo Cristian ya 4, estábamos viendo la TV. Ya era tarde, nos habíamos quedado solos. Mis papás no estaban y él vivía a dos casas, con mi abuelita quien tampoco estaba. De pronto, sin darnos, cuenta le cambiamos a un canal donde estaban dando una película erótica: una pareja se besaba apasionadamente, mientras la mujer decía "cógeme".

    Yo estaba buscando el control remoto, para cambiarle, cuando de repente mi primo me agarró la cabeza y me plantó un beso.

    Yo no le dije nada (me había gustado), pero tampoco se volvió a repetir... en los días siguientes.


    Meses después, yo estaba aburrida y decidí ir a casa de mi abuelita a jugar con mi primo.


    Cuando llegué había otros dos niños allí y decidimos jugar a las escondidas. No sé si por deseo o por destino, le dije a mi primo que nos escondiéramos juntos. Él aceptó. Fuimos tan buena pareja que no nos podían hallar. Yo decidí asomarme por un hueco para ver si alguien merodeaba por allí. Cuando de pronto, comencé a sentir unas manos en mis nalgas. Me acariciaban muy rico. E intentaban meterse dentro de mi ropa. Yo no me opuse, sentía tan rico y quería que llegara lo más que pudiera. Nos acariciamos y nos besamos tan rico que no lo olvidé en meses.

    Y así eran nuestros encuentros. Solo besos y faje.


    Pero, pasaron los años. Él tenía 8 y yo 12. Y un día en que mis papás tuvieron una salida, yo lo llamé con el pretexto de jugar...

    Él vino y yo lo recibí con un abrazo. Él lo aceptó, pero vi en su cara cierta incomodidad.


    Tenía miedo proponerle lo que había pensado y creo que él lo notó, porque inmediatamente me sonrió y me dio una nalgada.

    —¿Para qué me quieres?— me dijo.

    —Vamos a jugar a algo— le dije yo—. Mira, bájate los pantalones —él lo hizo—. Cierra los ojos— lo hizo.

    Vi que su verga no era de un tamaño considerable, pero de igual manera se me antojó.

    Comencé a chupársela lentamente y vi cómo lo disfrutaba. Me garraba la cabeza y me la empujaba a modo de tragarme su verga. Después me dijo que me quería hacer lo mismo. Yo acepté y entonces me di cuenta de algo: me encantaba tener el papel de SU mujer.

    Se escuchó el ruido de la puerta de la cochera y rápidamente nos salimos de nuestro mundo y tratamos de actuar como si nada.


    Y, nuevamente, así fueron años.


    Después de algún tiempo, él ya no era como antes. Tenía yo que intentar atraerlo a mi casa (puesto que mis papás me dejaban sola muy a menudo). Pero difícilmente aceptaba.


    Él entró en la secundaria y volvió a acudir a mí: quería que lo asesorara con trabajos escolares.

    Yo acepté con gusto, porque en verdad lo quiero y porque no perdía esperanzas de volver a hacer lo nuestro.

    Y así fue: mientras hacíamos una de sus tareas en la computadora, él me dijo que iba al baño. Yo rápidamente pensé y actué: busqué en internet videos porno, videos eróticos, y los dejé cargando con la ventana cerrada.

    Cuando él llegó yo le dije que estaba un poco lento el software y, simulando un error, abrí las ventanas pornográficas.

    Él se me quedó viendo. Y yo le dije «ay, perdón, ¿o lo quieres ver?»

    «Está bien», dijo él.

    Los empezamos a ver y vi bajo su pantalón cómo rápidamente su verga se ponía dura. Me excitó demasiado, sobre todo al saber y recordar que ese aparato ya había estado en mi boca.

    Se lo empecé a tocar y, sin preguntarle, me quité mis ropas y comencé a frotar mi culo en su verga.

    Le encantó. Lo sé porque me comenzó a tocar. Y, sobre todo, agarró mis nalgas y me las abrió, queriéndomela meter.

    Sentí tan rico.

    Su respiración se aceleró.

    Pero no pudo penetrarme. Me dolió tanto y nos quedamos con las ganas. Yo quería intentar aunque sea un poco del vaginal, pero me daba miedo proponérselo y, sobre todo, quedar embarazada.


    Nos volvimos a distanciar.


    Llegó una etapa en la que mis papás tuvieron que salir de la ciudad debido a que un tío se había accidentado en su trabajo y tuvieron que ir a ayudarlo mientras duraba su incapacidad. Solo venían a verme los fines de semana (por decisión mía, ya que ellos decían que mi mamá vendría en las tardes para hacerme de comer y ayudarme con la escuela, pero yo podía sustentarme así que les dije que no se molestaran).

    Mi corazón se alegró tanto, pues era una enorme oportunidad para reconquistar a mi primo.

    Y un día, cuando él se dirigía al colegio lo detuve y le dije: «¿puedes venir al rato a mi casa? te invito a ver una película de terror».

    Él aceptó aunque yo sabía que no vendría. Pero me llevé una agradable sorpresa cuando vi que sí lo hizo.

    Llegó y me dijo: «bien, aquí me tienes. Veamos la película, porque para eso me citaste, ¿no es cierto?»

    Y yo, otra vez con miedo, le dije: «¿y si acaso te hubiera mentido, te irías?»

    —No lo sé. No sé qué pensar.

    —Pues piensa en nuestros encuentros, piensa en nuestra historia. Piensa en lo rico que has sentido. Porque, no me mientas, te han gustado.

    —No lo niego, pero, ¿y si nos descubren?
    —¿Y quién lo hará?, ¿quién lo dirá?, ¿tú?

    —Supongo que no. No puedo. Es algo peligroso y, al mismo tiempo y como tú lo dijiste, me gusta. Supongo que me gusta por lo peligroso, por lo prohibido, porque gracias a ti conocí el placer sexual, la excitación, la lujuria... el sexo. Muchas cosas.

    —¿Lo ves? Continuemos nuestra historia. Nadie nunca lo sabrá, solo tú y yo. Y eso es rico, muy rico. Incluso no te prohíbo tener novia, hazlo si quieres. Yo sé que solo somos amantes. Yo sé que lo de nosotros no será formal nunca. Todo empezó como un juego y no tiene por qué cambiar. Créeme que a mí no me quita el sueño el si algún día serás mi esposo. No. A mí me quita el sueño que ya no nos demos placer.

    —Está bien. ¿Qué haremos esta noche: ver película de terror o haremos una nosotros, pero porno?

    Eso me súper calentó y, sin decir nada, me levanté mi blusa y le puse mis pezones en su boca. Él no opuso resistencia y me los empezó a chupar, a morder... ¡riquísimo! Era la noche y el encuentro más rico que habíamos tenido... hasta ese entonces. Aunque, una vez más, no me pudo penetrar. Me dolía muchísimo y él se limitó a masturbarse entre mis nalgas y después me vació toda su leche caliente en mi boca. Sentí riquísimo cuando esta bajaba por mi garganta. Pero me dolió no verlo satisfecho a él.


    Mientras nos vestíamos le dije.

    —Te tengo una propuesta.

    —Dime.

    —¿Por qué no compras un lubricador para sexo anal?

    —No sé. ¿Por qué no lo compras tú?

    —Porque tú eres el hombre. Además, tú pasas más seguido por la farmacia. Hazlo, por favor. Verás que así disfrutaremos mucho más... ¡los dos!

    —Bueno, lo voy a intentar.


    Pero, nuevamente, pasaron los días y me volvió a evitar. Yo trataba de hacerle plática, para que otra vez me quisiera y aceptara coger conmigo.

    No lo conseguía.


    Un fin de semana (lo que significa que mis padres estaban en casa), en la noche, cuando mis papás se fueron a dormir, yo salí de la casa y me dirigí a la de mi primo. Corrí con suerte de que estaba fuera de su casa y mi abuelita no se enteró que fui.

    Le dije:
    —Cris, vamos a mi casa, están dando «Masacre en Texas».

    Él me miró. Una de esas miradas que me aterraban.

    Miró adentro de la casa.
    —Pero ya es tarde y no me va a dar permiso.
    —No le avises. Escápate. Por favor.

    —Está bien. Pero veremos película ahora sí.
    —Sí— le dije dudando.


    Llegamos a casa, no hicimos ruido. En ese momento no me percaté, solo hasta después pensé que si él no había hecho ruido, quizá lo debería haber tomado como una SEÑAL de que él también quería algo.


    Entramos a mi cuarto y comenzamos a ver lo que quedaba de la película. Por suerte no recibí reclamos ni rechazo porque la película ya había empezado.

    Estuve muy casta toda la película. Y, la parte que esperaba, afortunadamente, llegó.

    Una escena erótica (una parecida a la que nos hizo comenzar el juego). Con gran disimulo volteé a ver cómo reaccionaba. Y vi en sus ojos mucha satisfacción, y, aunque no lo crean, vi lujuria. «Ya va a ser más fácil»", pensé.


    Y cuando terminó la película le comencé a hacer plática para que no se fuera.

    —¿Ya has visto los detrás de cámaras de «El conjuro»?
    —No.

    Y corrí a encender la computadora.
    —Vamos a verlos; están muy buenos.
    —Pero ya es tarde.
    —Duran muy poco.

    Efectivamente, duraban poco, pero no era eso lo que quería que viera.

    Terminamos de verlos y después abrí una carpeta con videos porno que había descargado. Por si ese tema no lo convencía del todo, me di el lujo de descargar unos realmente especiales y acordes a la ocasión.


    Carpeta: VIDEOS PORNOS, VIDEOS DE SEXO ENTRE PRIMOS.



    —¿Los vemos?— le dije.
    —Si quieres.

    Esas palabras me sonaron a gloria.

    Los empezamos a ver y, con el paso de ellos, a calentarnos. Se acercaba, lo sabía, nuestra gran noche, la que quizá esperamos desde ese beso que inició todo. Sabía que él también lo quería.

    Y, por fin, comenzamos...

    Yo le comencé a buscar la verga dura y él no puso objeción. Al contrario, prácticamente él me la dio.

    —¿Te la chupo?
    —¡Sí!— dijo en un suspiro. Eso me excitó más, porque ya no fue «si quieres», sino una afirmación, casi una súplica.


    Lo comencé a hacer y él comenzó a buscar mi trasero por debajo de mi ropa. Lo encontró y me lo empezó a acariciar. Sentía de lo más rico.

    Sentí más rico aun cuando sentí que buscaba quitarme (SALVAJEMENTE) mis prendas.

    Yo me paré y lo hice. Después lo desnudé a él. Y él me empujó en la cama y me montó. Se comenzó a masturbar en mi espalda y en mis nalgas. Ya se comenzaba a masturbar frente a mi cara para echármelos, buscando mi boca, cuando le dije:

    —No, amor. Esta vez no. Esta vez te tengo una sorpresa que te va a encantar.

    —¿Qué es?— me dijo con esa voz en suspiro que tanto me excita.

    Sin contestarle, me fui al cuarto de baño. Me puse el lubricante que pude conseguir en secreto y me lo llevé a mi habitación.

    Sin que se diera cuenta, me puse lubricante en el culo. Muchísimo. Y noté que mientras él estaba viendo los videos, así que le pregunté:

    —¿Te la vas a jalar y me los echas en mi boca o me quieres follar?

    —Mejor te cojo —susurró.

    —¿Qué?

    —Mejor te follo fuerte —dijo levantando la voz. Se los juro, se oía y veía excitadísimo.

    —¿Qué? —le dije solo para oírlo una vez más.

    —Que prefiero cogerte durísimo. Quiero reventarte el ano hasta sacarte la mierda.

    Casi me infarto de placer. Le di una última mamada en la verga. Para que también lubricara y porque se me antojaba.

    Posteriormente, lo tumbé en la cama, boca arriba y... me monté en su verga abriendo con mis manos mis nalgas. Para agrandar mi culo. Y él se sorprendió.

    Desde ese momento su rostro de fascinación y doble excitación se me quedó grabado en mi memoria. Y yo sabía por qué: en su verga sentía la calidez de mi culo poco a poco. Lo estábamos logrando. Su verga estaba entrando (POR FIN) en mi culo. Centímetro a centímetro.

    Lanzó sus primeros gemidos y me excitó más para seguir metiéndome más y más su duro plátano.

    Sentía tan rico cómo su rifle entraba hasta que alcanzó el fondo, mi fondo... comenzó la segunda parte.


    Comencé a brincar como loca en su verga, lanzaba gemidos. Por la excitación ya ni si quiera me contenía para que mis papás no nos oyeran. Era nuestra noche. A los dos nos estaba encantando.

    Él por fin entró en el acto agarrando mi cintura y a atraerme contra su pelvis, haciendo que su rica verga entrara de golpe. A mí me encantaba.
    Me dio, y me dio y me dio. Duro. Yo galopaba en su verga tan dura y resistente (pensé que con dos minutos su verga habría explotado). Llevábamos por lo menos cinco minutos a ese ritmo. Yo brincando, él agarrándome y dándome rico. Gimiendo los dos, llenos de placer.

    De repente él se sentó, conmigo arriba aún, y me dijo.

    —Ponte de a perrito, mami. Por favor.

    —Lo que tú ordenes, papi.

    Y lo hice. A penas me había acomodado cuando sentí como su fierro entraba en mi culo. Me comenzó a dar tan duro que yo sentía que me llegaba hasta el alma. Dolía muchísimo, pero era riquísimo. Estuvimos así otros cuatro minutos. Poco a poco el dolor desaparecía.

    Después yo me tumbé boca arriba y abrí las piernas. Él me las agarró y me las levanto y comenzó a darme más dosis de salchicha.

    Me dio y me dio duro y tan duro que lancé un grito. Ambos nos detuvimos para escuchar si no se habían despertado mis papás y levantado... pero no.

    Seguimos haciéndolo. Muchos minutos, muchas arremetidas hasta que vi, por su rostro, que el final se acercaba. Yo quería sacar su pene de mí, para hacerlo toda la noche, pero, al mismo tiempo, no quería que parara. Decidí empujarlo tantito hacia afuera de mí para darme cuenta lo que él quería. Y me excitó saber que tampoco quería parar, pues no me hizo caso y en cuanto sintió que yo trataba de sacarme su verga me la empujó metiéndomela salvajemente y siguió arremetiéndome. Se oía súper rico el clap-clap que hacen dos cuerpos al chocar (en este caso sus piernas contras mis nalgas). Y, para hacerlo más rico, sentía cómo sus huevos pegaban en mi cuerpo.

    Comenzó a lanzar gemidos más fuertes y más excitantes y yo también. Llegaba la tercera parte.


    Cuando estaba pensando en decirle que cuando se fuera a venir me avisara para que me lo echara en mi boca, él me dijo:

    —¿Dónde te los echo?

    Lo pensé un momento, pero decidí experimentar algo nuevo, aprovechando que por fin se nos había dado la penetración. Y sin ningún temor de embarazo al ser anal.

    —Adentro— le dije. Y eso lo excitó, pues lanzó un largo gemido y me dio más rápido.

    —No quiero venirme —me dijo entre gemidos—. Quiero penetrarte toda la noche —y eso me excitó.

    Por fin, por su cara, me di cuenta de que había acabado. Al principio no sentí nada, pero después sentí la ricura calidez de su semen escurriendo al salir fuera de mi cuerpo, fuera de mi ano.

    Nos quedamos unos minutos así. Y luego se acordó:

    —¡Ya es tarde!, no me acordaba —me alegró saber que hasta la noción del tiempo había perdido de los rico que había sentido él también.

    Se vistió. Quería hacerle unas preguntas, pero no me atreví. Se fue. Pero antes me dijo:

    —Por fin se te hizo.

    —Se nos hizo.


    Y yo me quedé en mi casa, en mi cuarto, en mi cama aún fantaseando. Oliendo las sábanas. Una parte aún estaba manchada por su semen y lo chupé.




    A los pocos días, lo vi conectado en un Whatsapp y me armé de valor para no quedarme con la duda y le pregunte:

    —Hola, Cris. ¿Te puede hacer una pregunta?

    —Dime —me pareció cortante.

    —¿Qué te pareció la otra noche?

    —¿Que qué me pareció?

    —Sí, ¿te gustó?

    Hizo una pausa tan seria que otra vez sentí miedo. Pero finalmente dijo.

    —Disculpa, es que cerré las demás conversaciones.

    Volvió mi alma al cuerpo. Y me envió un mensaje largo (considerando lo cortante que era) diciendo:

    «Cómo puedes preguntar si me gustó, si tú bien viste cómo me encantó hacerte mi mujer. Cómo puedes preguntarme qué me pareció si bien sabes que no hay palabras para describir lo rico que estuvo NUESTRA noche.

    No obstante, voy a tratar de contestarte:

    Querida primita putita, quiero agradecerte por invitarme siempre a estar contigo a solas. Si desde las primeras veces que te rechacé te hubieras dado por vencida no habríamos tenido la noche tan rica que tuvimos. Supongo que sabes que eres la primera persona a la que penetro. Me siento tan bien por eso porque se podría decir que fuiste mi primer amor. Es indescriptible el sentimiento de haberte cogido en la noche, en tu cama, en tu cuarto, con mis tíos en casa, en secreto.

    Gracias PRIMA, tienes razón, podemos andar con quien queramos pero tú y yo siempre seremos cómplices. Me encantaría que me dieras la oportunidad de seguirte cogiendo. Tienes un culo delicioso y una manera de moverte que me infarta. En mi verga siento un cosquilleo que me mata. No quiero terminar contigo nunca PRIMITA. Nos podremos enamorar de alguien más, pero lo de nosotros va más allá del amor. Va más allá de la fidelidad. No estamos enamorados, no le somos infiel a nadie porque al final de cuentas, lo de nosotros es UN JUEGO:

    Un juego que yo comencé, un juego que solo tú y yo sabemos jugar tan bien
    y tan rico. Si se nos vuelve a presentar la oportunidad, te juro que no la desaprovecharé.


    Porque siempre amaré nuestro JUEGO QUE NADIE ENTENDERA».
     
    #1 VickySays, 3 May 2020
    Última edición por un moderador: 10 May 2020
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  2. Harley_Davidson

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    Muy buen relato, un pokito extenso pero entrete, se agradece.
     
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  3. Luchoassassins

    Luchoassassins Usuario Nuevo nvl. 1
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    q buen relato, nada mas lindo q lo prohibido
     
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  4. vasariah

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    Muy buena historia mezclo dejaste duro.
     
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  5. sadixxxo

    sadixxxo Usuario Nuevo nvl. 1
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    Me encanto tu relato desde que empezo hasta terminar...
     
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  6. ice_32

    ice_32 Usuario Casual nvl. 2
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    ecelente experiencia...ojala yo tuviera una prima asi de paleteada !!
     
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  7. Javian

    Javian Usuario Casual nvl. 2
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    Sinceramente, después de leer que dos niños menores de 10 años tienen deseos sexuales, se me va toda la lógica a la basura :/ No es mala historia, pero basándome en la psicología de la historia se me hace poco creíble.
     
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  8. Ky_

    Ky_ Usuario Casual nvl. 2
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    seguro todos los relatos "elaborados" lo son xD ajajajaj
     
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  9. Alejo_alejandro

    Alejo_alejandro Usuario Casual nvl. 2
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    a mi me paso lo mismo de hecho no termine de leer el relato como que la edad no me dejaba jugar con la fantasia he imaginar lo que pasaba
     
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  10. Javian

    Javian Usuario Casual nvl. 2
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    Esa es la diferencia. Si vas a hacer un relato elaborado, al menos dale coherencia y credibilidad. Sino termina siendo una fantasía simple.
     
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  11. Ky_

    Ky_ Usuario Casual nvl. 2
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    a lo que me refería es a la fantasía, todos los relatos acá son 95% falsos en su contenido, uno que otro 80%..

    pero el tema de la minoría de edad no me parece, ademas que el relato parecía un testamento si que no llegue ni siquiera al 3 párrafo completo
     
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  12. VickySays

    VickySays Usuario Nuevo nvl. 1
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    No te preocupes. Puedo jurar que sucedió, pero igual no tiene caso. Gracias por leerlo. :)
     
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