Quiéreme , ahora o nunca.

Recuerdo que llené de piedras mis pantalones y también los bolsillos de mi camisa.


Miré a mi alrededor y no había nadie para salvarme y evitar lo inevitable. Eran las dos de la mañana y supuse que echarían de menos en el trabajo a esta campesina.


Llegué al muelle donde todos los días en la mañana llegaban pequeños botes con su pesca diaria para ganarse la vida. Primero me asomé por la baranda de seguridad del muelle para ver el agua cristalina.


«Debe estar helada» pensé.


¿Eso importaba? Lo único que quería era reencontrarme con mi familia. Mis padres y mi hermana pequeña que eran ya partes del universo siendo una estrella más en la oscuridad de la noche.


«Aquí voy»


Me puse de pie manteniendo el equilibrio en la baranda de seguridad para no caer.


Miré hacia el agua del lago y se veía mi reflejo; demacrado y oscuro ya que solo veía gracias a la luz de la luna.


Comencé a llorar, las lágrimas coquetas recorrían mis mejillas. Conté hasta tres en mi mente y tomé una gran bocanada de aire.


«Uno».


Nadie va a extrañarme ya que todo lo perdí.


«Dos».


Necesito estar con mi familia para ser feliz y estar llena de amor.


«Tres».


Pronto estaré con ustedes.


Y salté, no demoré mucho en sentir el agua helada tocar mi piel. Me dolieron los huesos y cada vez que me movía más me hundía gracias al peso de las piedras que estaban en mi bolsillo.


Solté el aire que tenia de reserva en mis pulmones, sintiéndome desesperada debajo del agua, no noté cuando en un segundo abrí la boca para intentar respirar, pero tragué mucha agua, y la sentí tan helada recorriendo mi garganta.


Estaba desesperada, estaba tan cerca de la muerte que sabía que no podía echar marcha atrás, abrí los ojos y me di cuenta de que cada vez veía más borroso, no sabía con claridad donde estaba, en qué parte o profundidad del lago me encontraba.


Volví a cerrar los ojos cuando intenté respirar por la nariz y lo único que logré fue aspirar agua del lago, haciendo que mi corazón comenzará acelerarse más de lo normal.


Hasta que dejé de luchar, no sentía mi cuerpo, estaba flotando debajo del agua y cada vez me iba más abajo del lago, no me importaba, esto era lo que había planeado hace mucho tiempo, pero, por cobardía nunca había podido llevarlo a cabo.


Todo se nubló, dejé que la muerte viniera a buscarme para abrazarme e irme de este estúpido mundo junto a ella.


No sentía la calidez que sentí cuando estuve en aquel incendio que acabó con mi familia. Al contrario, tenía frío, mucho frío.


Seguía consiente, no sabía por qué, pero lo estaba.


Alguien tiraba de mis brazos con fuerza y sin tomarle importancia seguía esperando el momento en el que pasaría la desesperación que sentía ¿Cuánto más tendría que sufrir para reencontrarme con mi familia?


Pasaron segundos y todo se tornó oscuro.


Sin saber si estaba viva o muerta.