[Relato] La Primera Vez...

Este es mi primer relato aquí y mi primera incursión en los relatos gores, lo poco que escribo es un poco surrealista y dadá, en otras palabras describo mis sueños jajaja

Espero que les guste





Soy un poco introvertido, bueno demasiado, desde que termine mi ciclo escolar (incluyendo toda mi enseñanza media) nunca, tuve relaciones con alguna mujer, ni siquiera tuve novia, nunca he besado a una.
Siempre me rechazaron las mujeres desde que tengo memoria, soy un maldito ser que es grotescamente aborrecido por el género femenino. Nunca he tenido dinero para pagarle a una puta para que me quite la virginidad, soy un pobre diablo pobre que no tiene donde caer muerto.
Hoy en esta noche, quiero cambiar mi historia, ya estoy aburrido de masturbarme tan fría y rutinariamente como todas las noches, el porno tan predecible me tiene hastiado. Le pedí prestado el auto a mi tío, estaba un poco nervioso, le explique balbuceando que lo necesitada para ir donde un amigo a buscar unas “cosas”, me creyó, eso creo, y me presto su auto, cogí las llaves y partí en camino a sacar el auto de la casa, pero yo al estar tan nervioso choque el pequeño auto con una muralla, al fracasar ese primer intento de sacar el auto, volví a intentarlo de nuevo, pero con el mismo resultado. Luego de unas cuantas veces intentándolo sacar sin éxito lo pude hacer. Al encontrarme en el laberinto de calles que es esta ciudad, me di cuenta que acababa de salir a la deriva para cambiar mi destino, pero sin un plan de cómo hacerlo, por más que pensaba en como no tenia idea alguna en mi vacía mente, no sabia donde ir, hasta que cuando me encontraba zigzagueando como un demente por la calle, vi el cementerio principal de la ciudad, sin pensarlo dos veces, Salí del auto y me introduje en el cementerio. Camine por un par de patios, hasta que decidido fui a unos de los nichos donde por esas casualidades del destino se encontraba una pala, la tome y me dispuse a abrir uno de los nichos donde vagamente por la luz de la luna pude apreciar el nombre de una mujer.
Sudaba como un demonio, escarbando en la tierra para sacar a mi preciosa amada, mi precioso tesoro. Al terminar el trabajo de remover toda la tierra pude mirar el cajón que la contenía, un soberbio féretro de caoba oscura, lo abrí y ahí se encontraba, era indescriptible, tan hermosa, tan tierna, tan joven, vestida de blanco, parecía que dormía placidamente dentro del cajón, la saque y la deposite en el suelo del cementerio y la contemple por un largo periodo de tiempo, la tome de nuevo y la lleve hasta mi auto y conduje feliz de la vida con mi nueva novia por la ciudad.

Llegamos a mi casa, donde volví a entrar en razón en el mundo real, estaba mi familia en la casa y traje a una puta muerta a ella ¿Qué haré?
Entre a la casa a inspeccionar quien estaba, por suerte mía, nadie se encontraba, habían salido todos. Volví al auto y saque a mi fría amante, cosa que no fue fácil debido al nerviosismo que me invadió en mis torpes maniobras le rompí los brazos y creo que una pierna, pero después de todo logre mi cometido y la saque. Ya dentro de la casa la deje en el sillón del living para tomar un poco de aliento, ahora debía subirla hasta el segundo piso por las escaleras.
Fui por la segunda tanda, del sofá a mi habitación en el segundo piso, para esto la tome por sus tiernas y suavecitas piernas y la lleve escaleras arriba, no fue una acción muy noble de mi parte hacia ella, por cada escalón que subíamos, ella se azotaba brutalmente la cabeza con los peldaños, ya cuando llegamos al segundo piso, a mi fría amante le comenzó a escurrir una espesa gelatina por su nariz, creo que debió ser los todos los golpes recibidos en la escalera, desgarre su vestido para limpiar la sangre que emanaba de su nariz. Seguimos ahora a mi habitación, la tome delicadamente y la recosté en mi cama le saque el vestido, o al menos hice el intento, debido a mi extremo nerviosismo no podía mover mis manos con completa autoridad. Como pude rompí su vestido y le saqué su ropa interior, la contemple por muchos minutos, por fin veía el cuerpo de una mujer desnuda, era hermoso, sus fríos y duros pechos, sus curvas, su todo.
Acaricie sus helados pechos y luego los bese por un buen rato, luego para mi gozo, la volteé, y pude observar su firme trasero el cual también acaricie y bese, me dispuse a dar el “golpe de gracia”, por lo que me baje lentamente mis pantalones, mi felicidad era incontenible, tome mi duro y pegajoso falo el cual escupí para que se hiciera más fácil al entrar y como pude lo introduje dentro del frío cuerpo.
Hice unos cuantos movimientos errantes hacia delante y hacia atrás, variando la velocidad, la sensación de era indescriptible, maravillosa, lo mejor que me pudo haber pasado. El sonido de nuestros cuerpos chocar, era hermoso, el mejor sonido que había escuchado en mi vida.


Todo iba de lo mejor hasta que un penetrante e intenso dolor se apodero de mi, lo sentí en mi pobre miembro, lo saque tan rápido como pude, al sacarlo vi un hilo de un liquido blanco y sangre que salían de la muchacha muerta, me asuste mucho y mire hacia abajo para ver como se encontraba mi miembro y para mi desgracia, la mitad de el no estaba, la sangre que salía a chorros de la mitad que me quedo, por cada vez que latía mi corazón, al ver esta grotesca escena, me asuste demasiado y por ende, se me acelero el corazón por lo que provoco que el chorro de sangre se acrecentara y saliera con más fuerza del pobre miembro mutilado. La alfombra de mi pieza se tiño de un pútrido color rojo.
Volví mi cabeza hacia el inerte cuerpo y pude visualizar como se hacia mas grande el hilo de sangre que Salía de él, hasta que salio la otra mitad de mi pobre miembro en la boca del maldito ratón que me mordió.
El maldito corría por toda mi pieza con la mitad de mi miembro en su boca, como forma de burla hacia mí, mientras yo lo perseguía. Al estar persiguiéndolo como un condenado era cosa de segundos que mi mortal herida, pintara las paredes de rojo. Mientras corría no me percate de que la helada panza de mi novia se movía extrañamente hasta que de pronto por todos sus orificios comenzaron a salir ratones, de diferentes tamaños, todos con pedacitos de carne de la difunta en sus pequeñas bocas, todos corriendo por mi habitación.
Al terminar todos de salir luego de darse un festín con mi pobre novia, la imagen era escalofriante, decenas de ratones merodeando por mi pieza, yo sin mis genitales, una muerta en mi cama y la sangre que cubría las paredes, volví a la realidad ¿Que haría? Mi familia me iba a matar por semejante estupidez que hice, además de que me iría preso por profanar tumbas.
Comenzaron a salir ahora unos gordos y brillosos gusanos del pobre cadáver destruido por los roedores, el olor a mierda que inundo el cuarto era lo más desagradable que había podido oler en mi existencia. Mientras las ratas seguían en su sinistra danza dando círculos por mi habitación y yo parada ahí atónito sin saber que hacer. Creo que por el Stress por no poder salir de ese limitado cubículo, los ratones comenzaron a morderme los pies, cada pequeño mordisco sacaba un pedacito de mi piel, por más que los pateaba no podía deshacerme de ellos, eran muchos. Las mordidas eran tantas que me despellejaron mis piernas, podía ver mi piel viva, tan roja, tan viva. Llego un momento donde mis pies cedieron y me caí, mismo momento en donde en algunas partes de mis piernas podía ver mis blancos huesos que salían tímidamente de las carnes desgarradas por los pequeños demonios peludos y fétidos cubiertos de sangre una extraña sustancia blanca y pegajosa parecida a la pus, misma sustancia que salio del cadáver. Fui el plato principal de la noche. Luego de caer pesadamente al suelo, los ratones se deleitaron comiéndose mi pecho y mis brazos, con el mismo método anterior, con el que se alimentaron de mis piernas, con sus pequeñas bocas sacaban tímidamente trozos de mi carne y luego seguían en su vertiginosa danza alrededor mío, así hasta dejar mi carne roja y viva al descubierto, continuaron por horas y horas, la maldita tortura no acababa nunca, veía como las pequeñas sabandijas se peleaban por mis carnes y mis organos.
Las ratas tienen un fetiche con los ojos de los humanos, se peleaban mi