¿Todavía no sabe pronunciar bien?

Si detectamos algún problema en la pronunciación de nuestro hijo, puede ser que no existan razones para preocuparse, pero conviene consultar con el especialista.
A los cinco años el lenguaje de un niño ha adquirido un desarrollo notable, y ya casi no comete errores en la construcción de sus frases. A veces, cuando cuenta con entusiasmo las cosas que le pasan, todavía se equivoca en los tiempos verbales ("escribido", "ponio"), pero se corrige si se lo indicamos. Tampoco sustituye ya unos sonidos por otros ("pazar" por "pasar", "laton" por "ratón") ni los suprime ("epea" por espera, "hemano" por "hermano"). Además, ya no deforma las palabras (no dice "cocho-late", "murciélago", "cocolidro"). Ni construye las frases por una mera acumulación de palabras ("papa" comprado coche Javier" en lugar de "papa ha comprado un coche a Javier").
Decimos todo esto porque si debemos ponernos en situación de alerta si encontramos uno o varios de estos defectos en un chico de cinco años. Puede ser que algunos acaben desapareciendo solos, pero no hay que fiarse. Cada día vemos multitud de adultos (personajes públicos, hombres y mujeres cultos e inteligentes) que conservan toda su vida una imperfección del habla por no haber sido corregida a tiempo.
Cuando están descartadas otras causas -como la deficiencia mental o el autismo-, es decir, si se trata de un defecto aislado del lenguaje es necesario acudir a un especialista, y cuando antes mejor. A partir de esta edad, la confusión de los sonidos o la mala estructuración de las frases puede tener consecuencias negativas sobre el aprendizaje de la lectura y de la escritura. A esta edad -y aun mejor a los cuatro que a los cinco-, una pequeña temporada con un fonoaudiologo puede ser suficiente para superar los trastornos.
El fonoaudiologo es el especialista que normalmente se ocupa de los problemas del lenguaje infantil. Cuando nos demos cuenta de que algo pasa con el lenguaje de nuestro hijo, lo normal es que acudamos al pediatra. No aceptemos dilaciones del tipo de "ya mejorara con el tiempo". Es muy posible que, por indicación del pediatra, pasemos por el neuropediatra, por el otorrino (que vera si hay problemas de oidos u otros), por el psicólogo (para conocer el nivel mental y la afectividad), y desemboquemos, por fin, en el especialista de lenguaje mas adecuado al caso.

Las palabras clave: prudencia y amor

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El trato con un niño que tiene defectos en el lenguaje ha de ser muy cuidadoso porque, con la mejor intención, podemos empeorar su defecto o bien crearle un complejo. A un chico que tiene cualquier problema no hay que exigirle mas de lo que puede dar. Se trata de un terreno delicado en el que es necesario ser muy prudentes. En los defectos mas leves puede ser útil una suave corrección en familia, pero en trastornos mas series (tartamudez, rinolalia, defectos de pronunciación resistentes) se hace necesaria la intervención de un especialista, y nuestra actuación debela ceñirse estrictamente a sus indicaciones. También es importante elogiar los aciertos del niño en terrenos en los que pueda demostrar otras habilidades, de modo que la inseguridad que pueda crearle su defecto de lenguaje encuentre compensación en otras cualidades que le proporcionen confianza y fortalezcan su opinión de si mismo. Y, naturalmente, debe estar seguro de que lo queremos, hable como hable.
El campo de los trastornos del lenguaje infantil es muy variado y dan a lugar a todo un tratado. Pasaremos revista solo a algunos de los mas frecuentes y conocidos.


RETRASO SIMPLE DEL LENGUAJE
Es relativamente frecuente. Hay niños que, sin causa conocida, tienen un lenguaje inmaduro en varios aspectos, que puede ser en cuanto a pronunciación, vocabulario, estructuración de las frases... No es raro que haya antecedentes en la familia. Por lo general tiene un pronostico benigno, pero siempre es conveniente que el niño reciba un tratamiento.


DISLALIAS
Son los típicos y frecuentes problemas de pronunciación: decir mal la erre, el seseo.... Con la atención de un especialista, la superación de estos trastornos no suele ofrecer mayores problemas.


RINOLALIA
Este enigmático nombre no designa otra cosa que el tono de voz nasal (del griego rinos, nariz). El timbre de la voz tiene un cierto parecido con el de un fuerte resfrío. La causa mas característica es el paladar abierto, que impide un buen cierre de la cavidad bucal y provoca que el aire se escape a través de las fosas nasales. Su tratamiento no compete solo al especialista del lenguaje, sino que a veces se acompaña de una intervención quirúrgica.

FRENILLO
El frenillo lingual (cuando el niño tiene esa "telita" que hay debajo de la lengua mas grande de lo normal) no es un trastorno del lenguaje, ni siquiera es casi nunca su causa. Sin embargo, es un factor de confusión cuando el frenillo lingual se da conjuntamente con la mala pronunciación. A veces, una sencilla operación suele resolver la incógnita, pues casi siempre se comprueba que el defecto sigue existiendo.


TARTAMUDEZ
Es el trastorno mas conocido. y también el mas misterioso. Solo se da al hablar ante otras personas, y desaparece al leer o al cantar. Tiene indudables componentes emocionales y, a veces, una predisposicion hereditaria. Se da mas en los hombres. Puede adoptar diversas formas: entrecortada o de repetición. Se cree que la zurdera no respetada es un factor que predispone a ser tartamudo. Dadas sus implicaciones emocionales, el tratamiento debe dirigirse tanto al defecto en si como a la personalidad del niño.


La ayuda de los padres es muy importante

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Algunos defectos leves pueden señalársele al chico, porque a veces no tienen conciencia de ellos, y nuestra observación lo ayuda a corregirlos. Muchas veces ocurre que, al saber que se lo comprende, aunque pronuncie mal o no se exprese bien, no haga esfuerzos para rectificar.
• Sin embargo, no hay que corregirlo mas que cuando el ambiente y nosotros mismos estemos serenos, y cuando el niño este receptivo.
• Hay que tranquilizarlo y no reprenderlo. Si, por carácter, no somos capaces de esa serenidad, es mejor que nos abstengamos, porque le haremos mas daño que bien.
• Nunca hay que corregirlo ante otras personas: hermanos, compañeros, visitas... A veces, los otros chicos -con burlas o tallas mortifican y avergüenzan al que habla mal.
• El bilingüismo, que por si mismo es normalmente positivo, puede convertirse en un factor agravante cuando existen problemas en el lenguaje de un niño. En tales casos suele ser mejor evitar el aprendizaje de una segunda lengua para no complicar mas el problema, y retomarlo cuando este se resuelva.