Un lindo sueño

Tema en 'Relatos Eróticos' iniciado por Ediardo Malcova, 17 Ago 2023.

  1. Ediardo Malcova

    Ediardo Malcova Usuario Casual nvl. 2
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    Aquí les va un pequeño relato inspirado en un sueño que me inspiro una amiga, ella ya lo leyó y le encanto, le gusto la idea de subirlo acá a ver que piensan.

    Lo que le escribí fue lo siguiente:


    Recuerdas esos días de primavera en la u, cuan teníamos harto tiempo y recorríamos providencia viendo ropa? Pues esos tiempos son los que recuerdan este sueño, en especial un día que vimos un hermoso vestido rojo con flores.

    Tenías varias prendas en tus manos, entrabas al probador y yo quedando afuera con otras. Esa pequeña y malvada cortina. Larga, pero no lo suficiente para tapar tus pies y dejar ver como caen tus pantalones y tu polera. Delgada como para poder ver tu sombra a contra luz, pero gruesa como para poder ver algún detalle de tu piel. Esa maldita cortina de orillas disparejas, la cual desde el sentado en una silla del pasillo permitía ver el reflejo de tus piernas y tu rostro en el espejo, pero las hilachas tapaban tu perfección. Prenda tras prenda, veía tu silueta dándome la espalda agacharse y levantarse, deseando que no estuviese esa cortina para poder ver tu alma. Yo estaba feliz viendo este espectáculo, entregándote y recibiendo prendas, con la esperanza de que se te quedara abierta la cortina y la felicidad de tener varias prendas sobre mi regazo, las cuales ocultaban la prominente muestra de felicidad que me provocas llevar e mi pantalón.

    Después de un par de prendas, tú me entregas todo y yo te paso el vestido rojo. Voy a devolver las prendas y cuando me regreso veo la cortina entre abierta. Se me acelera el corazón, en mi interior mi conciencia se enfrasca en un duelo a muerte, el ángel grita no lo hagas es tu amiga, pero el diablo más fuerte ruge, es tu más ferviente deseo, la mujer perfecta, una diosa olímpica. Cuando ambos se preparaban a luchar y decidir si me acercaba a ver o no en que condición te encontrabas, de detrás de la cortina se escucha tu voz diciendo: "volviste? Necesito tu ayuda, asomo mi cabeza por el costado de la cortina y ahí te veo, dándome la espalda, tu cabello totalmente recogido, con un vestido de tela muy delgado pegado a la perfección a tu cuerpo, con el cierre del vestido totalmente abierto, cierre que se abría por el centro de tu espalda hasta el origen de esta misma, dejando ver en su totalidad tu espalda, sus curvas y tus acantos. Luego de quedarme boquiabierto unos segundos contemplándote, subo la vista al espejo, donde se unen nuestras miradas, tú con tu cara hermosa mirándome, una semi sonrisa en la cara y una mirada de odio penetrante que le eriza los pelos a cualquiera pensando que solo le deseas la muerte, o bueno, eso pensaría quien no te conoce y no sabe que esa mirada fría y despiadada en verdad es un grito de auxilio, imposible de controlar cuando requieres ayuda y no quieres pedirla. Esta mirada es acompañada de un seco: pasa, cierra la cortina y súbeme el cierre. Dicho del cual hago caso de forma inmediata, entro, cierro la cortina y me acerco a ti, me acerco a la criatura más peligrosa y agresiva que existe en la faz de la tierra, pero a la vez más hermosa, sexy, sensual y apasionada. El probador no era grade, por lo que me tengo que acercar mucho y apegar a tu cuerpo, mis manos se afirman de tu cintura para poder acomodarnos dentro, sin dejar pasar la oportunidad de acercarte a mí. Con una mano tomo el cierre y con la otra trato de tomar la tela, el vestido era tan apretado que no dejaba espacio para agarrar tela y me la hizo difícil, varios intentos fueron necesarios para poder tomar un trozo, no niego que hice uno que otro de más para poder seguir pellizcando la parte superior de tus glúteos. Jalo el cierre pero nada ocurre, estaba trabado. Me dices: es el ángulo, debes subirlo por detrás también. Suelto el cierre pongo mi mano en tu hombro y digo: ok, voy. Mi dedo baja recorriendo toda tu columna hasta llegar al cierre, se pone en punta y baja entre el vestido y tu piel, siguiendo tu columna, a través de tus glúteos, llegando hasta tu coxis. Te estremeces nos miramos en el espejo y me dices: "no te preocupes, estoy sin colaless porque se marca, jala con fuerza". Luego miras a tu ropa en el piso donde estaba tu colaless rojo hecho bolita. Aprieto con mis dedos el cierre y lo subo con suavidad hasta quedar totalmente cerrado. Sin soltar tu cabello me preguntas: "como me queda?" Te veo en el espejo y recién caigo en cuentas del hermoso escote que llevas hasta el ombligo, me acerco a tu oído y digo, te queda perfecto. Mi mano derecha que pellizcaba la tela se suelta, rosando tu cadera y viaja hasta tu abdomen y te pega a mí. Mi mano izquierda suelta el cierre acariciado tu hombro viaja hasta tu cuello, aprieta un poco, estiro mi índice para correr un poco tu cabeza y mi boca baja a besar tu cuello. Nos miramos en el espejo y me dices: "estamos pegados, puedo sentir lo linda que me ves".

    En ese entonces te das vuelta, te paras de puntillas, me miras fijamente y me besas. Respondo ese beso, el más dulce y ardiente que he recibido. Tomas mis ante brazos, empujándolos hacia abajo, haces mi mis manos recorran ese vestido, la espalda, tu cadera, tus glúteos donde pensé que te detendrías, pero no. Seguiste bajando hasta llegar a tus mulsos descubiertos y me dices: "disfruté sentir tus manos en mi espalda, necesito sentirlas en mi piel, recórreme", al mismo tiempo que tus manos a sujetan las mías y suben violentamente el vestido, anclándose en tu trasero desnudo, con lo cual aprovecho el impuso te levanto y te presiono contra la pared. Mientras tus piernas se aferran a mi cadera, tu mano sujeta mi cabeza para que no escape mientras muerdes mi labio. Misma mano que luego tomara mi cuello y me alejara mientras tu mano libre aprovecha el escote para liberar tu seno, ese seno perfecto. Ahora tu mano en mi cuello en vez de alejarme, lleva mi boca directamente a tu seno completamente descubierto, mostrando ese hermoso pezón oscuro y duro como roca. Mientras mi boca se vuelve loca y mi legua recorre las distintas texturas de tu piel, tu miras al cielo tapándote la boca tratando de no emitir ruido alguno. Mis manos aprovechan cada segundo de este prohibido acto para recorrer tus glúteos que están totalmente libres, lo palpan en todas direcciones, de afuera hacia dentro, de arriba abajo, por todas partes, hasta que mis dedos juguetones se adentran más y rozan tu ano. Te estremeces entera, me aprietas con manos y piernas, te acercas a mi oído y dices: "cuidado, me gusta pero trátame con cariño". Mis manos no se detuvieron ahí, pues solo estaban de paso, siguen hacia delante, ya que sabían que ese trasero escultural no era lo único desnudo, y llegan a tu vulva, para ese entonces ya estaba húmeda y muy caliente. Mas fuerte comienzas a besarme y mientras que mis dedos juegan en ti, se abren paso a un mundo mucho más mojado y ardiente de placer. Mis dedos se aventuran y entran en ti, no aguantas y dejas salir un pequeño gemido de sorpresa diciendo mi nombre, retiro mis dedos y los llevo a mi boca, necesito sentir el sabor de ese elixir en mi boca. Al ver eso me dices: "necesito tenerte dentro", ante lo cual relajas tus piernas, las bajas, te pones de pie y comienzas a desabrochar mi pantalón, yo no puedo hacer más que cerrar los ojos y concentrarme para no gemir. Abres todo, metes tu mano en mi ropa interior y me miras abriendo arto los ojos, sujetas bien mi pene y lo sacas de la ropa interior. Dejas caer saliva sobre él, te acercas a mí, me besas y me pides que también aporte con mi saliba, a lo cual obedezco y dejo caer saliva en tu mano. Me tenías frente a ti, totalmente expuesto y tu mano jugaba conmigo, me recorría completo, desde la punta de mi glande bajabas por el tronco, jugabas con mis testículos y seguías bajado hasta acariciar mi ano, me estremezco, pero me dices: "tranquilo, seré tan gentil como tu conmigo". Te das vuelta, te pones de rodillas sobre una sillita que había en el probador y me dices: "necesito sentirte". En ese movimiento veo que tu colaless se enreda en tu pie, lo tomo y lo acerco a mi nariz, que olor más magnifico que tu olor a pasión. Me acerco más a ti, rosando mi pene húmedo con tu vulva en las mismas condiciones, mis manos trabajan en bajar el cierre del vestido, tus manos se suman y bajan los hombros, sacándote el vestido y dejando casi todo tu cuerpo al aire, pero ahora si puedo ver la perfección de esos dos senos. Beso tu cuello, mis manos aprietan tus senos y juegan con tus pezones duros, tu mano izquierda acaricia tu clítoris mientras que tu mano derecha busca mi pene entre tus piernas y jala de él llevándolo a tu vagina mientras me dices: "hazlo te necesito sentir".

    Hasta aquí llego el sueño, pero con ella imaginamos el como continua.