Un viaje por trabajo con una ex

Tema en 'Relatos Eróticos' iniciado por Palomoo, 8 Jul 2022.

  1. Palomoo

    Palomoo Usuario Habitual nvl.3 ★
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    Esta historia que les voy a contar ocurrió hace ya un par de años (prepandemia) gracias a un viaje de mi trabajo, en donde fui con una asistente a ver temas laborales a Liverpool.

    Todo comienza hace muchos años (cuando yo tenía 24 y ella 18)... en ese momento yo había terminado recién la universidad y estaba comenzando en mi primer trabajo como tal y ella iba en 4to medio y tuvimos una relación de unos 2 años, reconozco que tuvimos una relación muy linda, como las típicas relaciones de películas. En su momento la iba a buscar a su liceo en mi auto y ella se creía sobre el resto de sus amigas, ya que su pololo tenía auto. En la intimidad nos llevábamos muy bien, pero lamentablemente nuestra relación se fue apagando, hasta que estando ya ella en la universidad, optamos por terminar. Y a pesar de haber terminado, lo hicimos en buenos términos, mantuvimos siempre un "hilo de comunicación" y desde que terminamos nos habíamos visto en muy pocas ocasiones y solo era para tomar once, tomar un café y conversar, ya que ella vivía en Huechuraba y yo en La Florida y de verdad me daba lata ir al otro extremo de Santiago solo a verla.

    Dicho esto, Verónica mide 1.68, es rubia (con ayuda de tinturas), con cabellos hasta los hombros, piel blanca, delgada pero con muy buenas tetas, las que suele realzar usando sostenes pushup. Es bastante deportista, por lo cual es dueña de un culo bien redondo y que lo resalta al usar ropa bastante ajustada y le sacaba provecho a sus curvas.

    Como dije, desde que terminamos, nunca pensamos en volver a tener una relación y pero si manteníamos comunicación como amigos (ya que había sido su primer pololo oficial) y dicho esto, el 2018 (ella con 29 y yo con 35) me llama y me dice que necesitaba pedirme un favor y acordamos de vernos en un restaurant en el centro. Nos vimos, almorzamos y alli me cuenta que estaba sin trabajo y que necesitaba uno con urgencia y como sabía que yo tenía una jefatura, acurrió a mí a pedirme si sabia de un dato laboral y a las 2 semanas estaba ingresando a mi empresa como administrativa contable y me impresionó su capacidad para el trabajo (solo la jefatura de ella sabía que era un contacto mío) Pasaron unos meses y en mi área se presentó una vacante para el puesto de asistente comercial y allí se me ocurrió meterla en ese puesto (con un sueldo mucho mejor que es de administrativa), así que le comenté y feliz aceptó, pero no debía irse de su departamento como si nada, así que se convocó a un concurso interno para ese cargo, la asesoré para que corriera con ventaja y dentro de todos los aspirantes a ese cargo, ella se quedó con ese puesto (se le hicieron unas pruebas de conocimientos, la cual respondió bastante bien, pero en la terna final fui yo quien la escogió)

    De a poco fuimos armando una relación muy estrecha, rápidamente me di cuenta que fue un acierto haberla contratado y así volvimos a ser amigos, aunque notaba que ella tenía una especie de admiración y agradecimiento hacía mí, pero jamás hubo entre nosotros nada que pudiera ser calificado de dudoso en la relación ya que ambos cuidamos nuestra imagen, pues nadie sabía ni sospechaba que habíamos sido pareja años atrás (solo su ex jefe, como la encargada de rrhh sabía que nos conocíamos de antes).

    Por otro lado y por razones laborales yo viajo a Europa y a EEUU un par de veces al año y en uno de esos viajes a Europa (hacia Reino Unido y Francia) decidí incluir a Verónica, ya que sentía que era una forma de retribuir por su buen desempeño laboral. Al comentar esto en gerencia, no me pusieron objeciones a incluirla, pero la empresa pagaría el 50% de sus gastos y que el 50% lo pondría yo (o ella), ya que el presupuesto de viajes era acotado a una persona.

    Esta vez, el viaje duraría 18 días (por lo general mis viajes son de 10 días a lo más) y cuando le comenté a Veronica sobre el viaje la sorprendí, ya que sus únicos viajes fuera del país habían sido a Buenos Aires y Lima. Allí le dije que gestionará su pasaporte y que me ayudará a encontrar un buen alojamiento en las ciudades que visitariamos (en este orden Paris, Lyon, Paris, Londres, Liverpool, Manchester, Londres, Paris) y asi solo debería pagar 350mil pesos (por el 50% de los pasajes), ya que el alojamiento al ser compartido por ambos, correría por parte de la empresa y por lo cual le pedí que averiguara departamentos por medio de una aplicación (igual le di la opción de que buscara hoteles, pero en este caso ella tendría que cubrir el 50% de ese gasto) y por supuesto que ella prefirió averiguar departamentos. También le dije que los gastos de comida y movilización corrían por mi cuenta. Y la forma de movilizarnos dentro de Francia sería en tren y en Reino Unido arrendaríamos un auto.

    Y con todo claro, llegó el inicio del viaje en donde volamos directo a París, descansamos y paseamos (como si fuéramos pareja) el primer día y el día siguiente viajamos en tren a Lyon. Estuvimos unos días allá y volvimos a París, para seguir trabajando en la ciudad luz y de allí nos fuimos en el Eurostar a Londres. Hasta ese momento, el viaje había sido muy bueno, en nuestra estadía en París y Lyon nos quedamos en departamentos de una y dos habitaciones. Allí siempre mantuvimos la distancia, aunque en el ultimo departamento (en Paris), habíamos quedado en un departamento estudio con dos camas pequeñas y en ese lugar la vi en ropa interior y tras eso me di una buena paja pensando en ella, en sus tetas que las había saboreado años atrás.

    Después de esa paja, pensé en la posibilidad de volver a tener algo con ella, ya que en Reino Unido nos volveríamos a quedar en departamentos de un ambiente, así que en ese país estaría muy atento a cualquier insinuación de Verónica.

    Y llegó el día de partir de París. A las 10am estábamos tomando el tren y en 3 horas estábamos en Londres, en donde almorzamos y a eso de las 15hrs ya íbamos rumbo a Liverpool en un auto arrendado y tras 3 horas de manejo, ya llegamos a nuestro destino. Eran las 6 de la tarde, el día estaba gris y había llovizna. Se notaba en ambos el cansancio, la tensión de manejar por la izquierda, el seguir bien el gps, la oscuridad al llegar, etc. nos fueron tensionando de tal manera que al llegar a nuestro departamento, tanto Verónica como yo estábamos totalmente contracturados, pero acordamos de dejar nuestro equipaje en el departamento, salir a comer y descansar. Y aprovechando que estábamos en el centro de la ciudad, sin problemas encontramos un lugar para comer y a eso de las 21horas ya estábamos de regreso en el departamento y decidimos darnos una ducha para relajarnos y así descansar.

    Primero fue ella quien se metió a la ducha y al rato sale envuelta en una bata, en donde (para darle su espacio en el dormitorio) me metí de inmediato al baño y me desnudé. Allí sentía el vapor del baño y sentía su olor a mujer allí, al tiempo que imaginaba que ella estaría desnuda en el dormitorio vistiendose. Eso me hizo excitar y empecé a masturbarme en el baño, pensando en mi compañera de viaje. Pasaron varios minutos dándome placer, hasta que opté mejor en no terminar y pasé a ducharme para volver a ver a Verónica.

    Al salir del baño (con una toallla en la cintura), la vi vestida con un conjunto pijama largo y en ese momento no sé si fue mi imaginación o una premonición de lo que vendría pero me percaté que bajo el pijama no tenía nada, lo cual me empezó a calentar brutalmente. Al verme salir del baño, toma una chaqueta y me dice que me vista tranquilamente, mientras ella se iba al balcón a fumar un cigarrillo.

    Pasaron unos minutos y Verónica vuelve a la habitación y se sienta en el borde de la cama, comenzamos a conversar mientras yo me paseaba comentando que el viaje había sido cansador, que encontré el viaje bastante largo, mientras vi que ella permanentemente movía el cuello como queriendo aliviar una contractura. Le pregunté si estaba tensionada y me dijo que sí, seguimos conversando y yo casi sin darme cuenta me le acerqué por atrás, le tomé el cuello y empecé a darle unos suaves masajes en cuello y cabeza, hasta acá todo no era más que un simple masaje amistoso, pero a medida que la masajeaba, Verónica hizo silencio y empezó a relajarse, ayudada por la semipenumbra de la habitación, yo seguí con los masajes muy lentamente bajando por la espalda y tratando de presionar en los nudos de tensión que encontraba, en ese recorrido confirmé mi impresión de que Verónica no llevaba sostén, lo cual empezó a excitarme.

    Así seguí masajeando muy despacio, empecé a bajar por su espalda y Verónica se iba aflojando totalmente y mantenía los ojos cerrados, como disfrutando el momento. Cuando llegué a su cintura tomé la decisión de que probaría hasta dónde la suerte estaba de mi lado, por lo que volví por un momento al masaje del cuello y aproveché para pasar desde atrás mis dedos suavemente por los ojos, nariz y boca de Verónica, como para acentuar el efecto relajante. Al tocar sus labios creí percibir un leve beso sobre mis dedos, nada definido pero sí excitante. Volví a la cintura y empecé el masaje de la espalda en camino inverso, subiendo, y aprovechando para arrastrar hacia arriba la polera del pijama, con lo cual casi naturalmente el masaje era directo a la piel. Y todo esto lo hacía con sumo cuidado y atento a cualquier reacción negativa de Verónica para detenerme y hacer pasar todo como un descuido. Después de todo ya deseaba darme un buen polvo con ella, pero por nada del mundo quería tener problemas con ella en ese momento y que me llevara a perder una empleada tan buena, pero hasta ahora no tenía indicio de que ella respondiera mal en ningún sentido.

    Aquí pasó algo que no esperaba, mientras yo avanzaba con mi masaje y sin decir palabra Verónica cambió de posición, de sentada en el borde de la cama pasó a extenderse boca abajo como para que yo pudiera seguir actuando, con lo cual tenía ante mi vista ese maravilloso culo cubierto por el pantalón pijama verde oscuro, a solo centímetros de mi mano y de mis ojos, me era difícil contenerme, no sabía si acelerar con el riesgo de echar todo a perder o seguir lentamente, mientras tanto mi pene estaba que reventaba.

    Continué subiendo la polera de su pijama, para hacer el masaje directo sobre su espalda. Subí la polera hasta la altura de sus tetas y allí estaba en el punto en que si seguía le dejaría al descubierto las tetas, con lo cual ya no habría vuelta atrás, así que sin cambiar demasiado de posición y mientras la mano izquierda avanzaba por la espalda con masaje de las yemas y empezaba a verse apoyadas sobre la cama el contorno redondeado de las hermosas tetas de Verónica, la mano derecha fue hacia la cintura y empezó a bajar lentamente bajo el elástico del pantalón pijama, metiéndose hacia donde empezaba la tanga rosa que cubría el espléndido culo.

    Pasaron unos minutos y Verónica emitió un breve gemido de goce relajado, al tiempo que levantaba un poco el torso para que yo pudiera deslizar hacia arriba su polera del pijama que se había trabado en las tetas. Me fue difícil contenerme a besarla o a follarla de una, ya que no sabía cómo ella podría reaccionar, tras lo cual continué avanzando a dos manos, con una en la espalda y deslizándola para rozar el borde de sus duras y bellas tetas, de las que aún no había visto los pezones, ya que estaban aplastados contra la cama, mientras con la otra mano avanzaba decididamente por las nalgas de Verónica y buscaba la zona húmeda de la concha. Y cuando mi mano llegó a su concha, me di cuenta que estaba muy húmeda y eso me confirmó que estábamos camino al paraíso y solo había que estimular más a mi compañera de viaje.

    Siempre en silencio, ya con las dos manos levanté el culo de Verónica (más bien ella misma lo levantó) le bajé el pantalón del pijama con la tanga que llevaba y al quitarselo, abrió sus piernas y llevé mi mano derecha a su entrepiernas y con el dedo anular encontré su clitoris, el que me dediqué a rozar apenas, mientras que el dedo índice se metió en aquella conchita mojada y empecé a meterle mis dedos.. primero uno y luego dos dedos. Mientras lo hacía, Verónica se levantó y se sacó el pijama y se acomodó sentándose en la cama y allí (después de varios años) vuelvo a ver sus redondas tetas que deseaba verlas. Tenía sus pezones erguidos al máximo y me demostraban que realmente estaba caliente mi compañera de viajes.

    Yo continué masturbandola y Verónica empezó ahora sí a jadear y sin decir palabra alguna, se acerca a mi y buscaba mi boca y mientras nos besabamos empezó a retorcerse y a tener movimientos espasmódicos que terminaron en un grito que anunció que estaba disfrutando de un orgasmo.

    Seguimos así durante unos minutos, no sé cuántos pero suficientes para que Verónica acabará otra vez más y yo seguía con mi pene a punto de reventar. De eso, Verónica se abalanza sobre mí y nos empezamos a besar, mientras ella estaba desnuda, empezó a desnudarme con desesperación de años de calentura mutua contenida. Al tenerme desnudo, se tiró en la cama boca arriba, me acomodé sobre ella y ella misma se acomodó mi pene en la entrada de su cueva empapada y con agilidad lo hundí hasta el fondo de ella, para luego cambiar de posición y pasamos a que ella cabalgara sobre mi por un rato hasta que en un grito de ella, me delató que estaba llegando a un nuevo orgasmo, aceleré mi ritmo de penetración y prácticamente ambos nos unimos en un orgasmo simultáneo, en donde la llené de mi leche mientras sentía las convulsiones de sus labios vaginales que me apretaban y exprimía hasta que quedó tirada sobre mí, apoyándome esos pechos plenos y palpitantes y así, sin hablar, estuvimos minutos hasta recuperarnos un poco.

    Muchos años habían pasado de la ultima vez que habiamos disfrutado de una sesión de sexo juntos y como no queríamos seguir perdiendo tiempo, empezamos con besos suaves y caricias leves y al cabo de unos minutos y sin hablar Verónica fue bajando por mi mentón, cuello, pecho, estómago y ombligo hasta llegar a mi pelvis y con su delicadeza natural empieza a acariciar mi pene y poco a poco se fue endureciendo, mientras con su boca cálida lo empezó a besar y lamer. Ella se acomodó de rodillas en la cama y seguia cumplíendo su labor en silencio, hasta que poco a poco fue acomodándose y subiendo sobre la cama, hasta ofrecerme la visión de los labios de su concha, a los que veía yo nítidamente, totalmente depilada, eran unos labios carnosos, rosados y delicados y empezamos con un largo 69 me chupaba el pene, mientras tres de mis dedos jugaban con su clítoris y su concha, hasta hacerla llegar a un nuevo orgasmo.

    Tras ese orgasmo, se bajó de arriba de mí, se acomodó en la cama boca abajo y levantó su cola, en donde sin aviso empecé a penetrarla por su cola muy lentamente hasta dilatar del todo el esfínter y aumenté la velocidad de mi penetración, hasta penetrar totalmente su culo (recordaba que años atrás la había desvirgado analmente y que le gustaba que le diera por alli) y seguí con un bombeo que se fue acelerando con los minutos, estimulado por los jadeos y gemidos de Verónica, hasta que un grito intenso me da a entender que había llegado a un orgasmo y sus movimientos hacen que yo me vaciara en ella por segunda vez, esta vez en su culo, quizás con menor volumen de semen que la vez anterior pero con la misma intensidad.

    Quedamos rendidos así, yo encima de ella, hasta que me puse a su lado, nos tapamos con la sábana y acurrucados conversamos de lo que recién habíamos hecho. Conversamos que ambos teníamos nuestras parejas en Santiago y que esto no estaba bien, pero ella me confiesa que llevaba años imaginando en volver a hacer el amor conmigo y que sentía celos al ver a mi polola, hasta que empezamos a acariciarnos, luego besarnos y continuamos con una intensa noche de amor de pololos.

    Tras esa noche, nuestro viaje por Europa fue de pololos, nos ordenamos para que nuestro trabajo fuera lo más conciso posible y asi disponer de más horas para recorrer estas ciudades y en las noches nos entregabamos al sexo. Llegando a Santiago hicimos un pacto de silencio en donde ninguno de los dos hablaría de esto y que no volveríamos a acostarnos, pero poco duró ya que al trabajar juntos, nos llevó rápidamente a la cama y continuamos por algunos meses dándonos sesiones de amor a escondidas (no tan a escondidas, ya que ella al ser mi asistente solía salir conmigo y haciamos sus desvíos a algun motel), hasta que llegó la pandemia y la despidieron. Y a contar de ese momento poco a poco, hemos ido perdiendo contacto, pero ese reencuentro es muy recordado.
     
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  2. jotaeme

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    Excelente viaje y gozo mutuo
     
  3. keloke12

    keloke12 Usuario Casual nvl. 2
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    buen relato colega