Vacaciones, cabaña, mi hermana, incesto.

Saludos Portalianos.


Soy un ávido lector del foro y me gusta mucho esta categoría. Nunca había iniciado un tema. Y para poder postear esta historia me hice una cuenta nueva porque mi otro seudónimo lo conoce mucha gente cercana a mi, en especial mi familia, quienes no quiero que se enteren ni por accidente de la historia que les voy a contar. Es largo, pero les prometo que les gustará.


Esto ocurrió anoche. Estamos con mi familia de paseo al campo. Padre, madre, una hermana, dos hermanos y yo. Nos quedamos en una cabaña en un lugar muy lindo durante todo un fin de semana.


Tengo 25 años y mi hermana 24. Ella se llama Natalia, es delgada, senos pequeños pero paraditos. Suficiente para llenar una mano. Pero siempre ha tenido un cuerpo muy bien formado, sus caderas sus piernas y sus glúteos, además de su hermoso de color de piel como si tuviera un tostado permanente. Siempre hemos sido muy apegados los dos por nuestra cercanía de edad. Yo sin embargo soy el vividor, el loco. Ella es muy recatada, muy correcta y exigente.


Mis dos hermanos son mas chicos y ellos fueron con sus pololas al paseo. Asique la repartición de piezas y camas los favoreció a ellos o al menos eso pensé en un principio. Como yo estoy soltero y mi hermana venía de terminar una relación larga y dolorosa hace un par de meses, tampoco llevamos a nadie al paseo. Por ese mismo motivo yo venía de haber estado muy cercano a mi hermana en las últimas semanas. Yo la trataba de ayudar a superar su bajón emocional. Conversábamos largas horas sobre un montón de cosas. Nos habíamos vuelto muy cercanos nuevamente, luego que durante la adolescencia nos habíamos alejado un poco.


El asunto es que quedaba disponible una cama matrimonial y yo y Natalia no teníamos asignado camas. Mis padres nos preguntaron si había algún problema con que durmiéramos juntos. Total el espacio era suficiente para que dos personas durmieran cómodamente. Yo me quedé pensativo un segundo pero mi hermana rápidamente les respondió que no había problemas, con cierta alegría y emoción y me miró como esperando la misma reacción de mí. No la defraudé.


El lugar era muy tranquilo, por no decir aburrido, al menos para mí. Una noche estábamos toda la familia caminando por el pueblito y me encontré con un amigo y su novia que también paseaban por el lugar. Me invitaron a conversar mientras bebíamos un trago. Acepté y de inmediato me acordé de mi hermanita que quedaría solita y aburrida entre mis padres y hermanos emparejados, entonces la invité. La charla estuvo entretenida y bueno, la parejita amiga luego se empezó a poner más cariñosa entre ellos y en esos momentos incómodos yo conversaba con mi hermana. Después de un rato así decidimos despedirnos de mis amigos y nos volvimos a la cabaña. En el camino tuvimos una larga charla con mi hermana sobre amor, desamor, hombres infieles y mujeres infieles. No nos dimos ni cuenta y se nos hizo tarde caminando. El momento fue especial. Incluso nos vinimos caminando abrazados, no sé si yo consolándola o ambos consolándolos mutuamente. Cuando entramos a la cabaña ya estaban todos dormidos asique tratamos de entrar silenciosamente. Pero como estábamos algo borrachos no podíamos evitar hacer ruido. En la pieza nos empezamos a cambiar la ropa con la luz apagada. El sonido de las prendas rozando la piel y yo sabiendo el hermoso cuerpo que las sombras escondían me puso algo caliente. Me contenía porque era mi hermana y ya había pensado muchas veces en las consecuencias que tendría el intentar siquiera alguna acción incestuosa con ella. Ese miedo me impidió, especialmente durante la adolescencia, cometer alguna locura motivado por las hormonas. La luz que entraba por la ventana desde la calle me dejaba ver su silueta. Podía ver los encajes de su ropa interior que llevaba puesta y me di cuenta que no se había puesto nada más encima para dormir. Hacía calor en ese lugar y siguiendo un poco su ejemplo, me quedé solo en bóxer. Tenía una erección enorme pero confiaba en que la oscuridad la ocultarían. El trayecto de ambos hacia la cama se me hizo eterno y con un morbo indescriptible. El solo hecho de pensar que mi pene erecto estuviese tan cerca de ese cuerpo espectacular me hacían sentir un hilo de líquido preseminal chorrear por mi pierna. Cuando nos acostamos había un extraño silencio. Yo le di la espalda. No quería que sintiera mi erección. No quería que pensara que soy un pervertido. Esperaba que ella también hiciese lo mismo, que se volteara a su lado. Pero sentí sus manos pasar por mi espalda en un abrazo que rodeaba mis hombros y me susurró

• - Te quiero mucho hermanito.

Mis ojos estaban grandes y redondos, estaba paralizado. Sus manos sobre mi cuerpo desnudo y excitado me tenían confundido. Después de tragar fuerte le respondo

• - Yo también te quiero hermanita.

Luego ella me responde con un abrazo aún mas apretado y nos quedamos asi un rato. Mi pene estaba que estallaba, quería salir del bóxer, me dolía. Pero yo no me movía ni un centímetro para no arruinar ese momento que estaba disfrutando tanto. Natalia empezó a acariciarme suavemente mis hombros. Cariñosamente. Casi como consolándose ella misma. Yo no sabía qué pensar. No identificaba si era cariño de hermanos o si ella estaba tan caliente como yo. Mi corazón palpitaba a mil por hora. Lo hago o no lo hago, pensaba. Hasta que tomé su mano cariñosamente como deteniendo sus caricias y se la comencé a acariciar desde su antebrazo hasta la punta de los dedos. Ella se dejaba. Pensaba en miles de cosas. Tenía miedo de que mis padres se enteraran. Sería la verguenza de la familia. No aguante más y le moví las manos hacia mi cintura y se las deje sobre mis caderas. Ella aún no se encontraba con mi erección. Aún podía retractarme. Aún no había hecho nada prohibido. Pero la calentura ya era demasiada. Entonces tomé su mano y la deslice suavemente como bajando el elástico de mi ropa interior y desnudando un poco mas mi cadera. Probablemente mi vello púbico ya habría quedado expuesto. Deslicé su mano acariciando mis caderas hasta mi pubis. De pronto cuando sintió mi vello sentí que se resistió un poco. Pero luego se soltó nuevamente. Ella no se movía pero tampoco ponía resistencia. Me aventuré más y la hice que me tocara la base de mi pene duro y la guiaba por el miembro suavemente hasta que su mano tocó mi glande. Estaba muy mojado. Su mano cobró vida y me ayudó a bajar un poco más los bóxers que lo aprisionaban. Qué cosa más rica. Sus dedos se movían lentamente haciendo círculos por la cabeza de mi pene como esparciendo todo ese liquido viscoso por mi cabecita hinchada. No podía creerlo. No salían palabras. Pero aún entremedio de esa calentura, yo no olvidaba que era ella la apenada y la que necesitaba más cariño. Decidí voltearme y quedé cara a cara con ella. Mis ojos se habían adaptado un poco más a la oscuridad y podía darme cuenta que me miraba. Estábamos tan cerca, podía sentir su aliento. La habría besado pero extrañamente, me provocaba más rechazo imaginarme besándola que penetrándola en ese mismo momento. El solo hecho de imaginar nuestras lenguas juntas me provocaba una sensación que no quería llegar a vivir en carne propia. Pero si quería darle todo el placer que se merecía. Hacer que se olvidara de otros hombres aunque sea por un momento. Asique comencé a besarle el cuello. Sus orejas. Bajaba tiernamente hasta sus hombros, que hermoso y pequeño cuerpo sentía con mi boca. Le tenía tomada su mano y le acariciaba su antebrazo mientras con mi lengua trataba de abrirme paso por el sostén para llegar a su pezón. No tuve que esforzarme más. Ella con un solo movimiento se sacó su sostén. No podía creerlo. Esa sola acción me confirmaba que ella me deseaba tanto en ese momento como yo a ella. Dejó sus senos firmes al alcance de mis labios. Que riiicos. Los chupaba con cariño y fuerza a la vez. Rodeaba su areóla con mi lengua hasta que llegaba a su pezón. Luego me metía la teta entera a mi boca y la chupaba con energías. Me enderecé un poco en la cama pero aún estaba de costado mirándola y empecé a mover una mano hacia su vientre. Que lindo vientre, ni duro ni muy blando. La dosis justa de grasa y piel. Mi mano bajaba curiosa y juguetona por sus caderas y le levantaba su calzón para tocar esa piel prohibida que había debajo. Sus nalgas, hermosas, redondas y compactas. Mientras tanto, arriba mi otra mano no paraba de acariciar uno de sus pezones. Lo perillaba con dos dedos. Seguí jugando con su calzón hasta que llegue su pubis. Ella dio un pequeño salto cuando rocé con mis dedos esa zona. Era su zona sensible. Mi excitación aumentó cuando sentí sus vellos púbicos. Tenía recortado un triángulo perfecto para el bikini, pero era muy denso. Mientras exploraba con mis curiosos dedos senti la línea de su vagina, estaba babosa. El morbo me inundaba. La idea de que su vagina chorreaba esa cantidad de líquidos por mi, me prendía más. Ella misma decide sacarse su calzoncito. Yo me incorporo en la cama y le ayudo a sacarse el calzón y me quedo allá abajo. Ésta era mi oportunidad de hacerla sentir querida. Hundí mi cabeza entre sus piernas. Mi boca se hacía agua. Hundía mi lengua fuertemente en su clítoris y lo lamía como a una paleta. Como si pretendiera sacarle a languetazos una exquisita y dura capa de chocolate imaginario que lo cubría. Después los movimientos eran más largos e incluían la vagina completa. Sentía como su mano acariciaba mi cabeza mientras lo hacía. Luego esas caricias se transformaron en empujones de mi cara hacia su sexo. Como si quisiera sofocarme en él. En un momento miro hacia arriba y veo que su otra mano se agarra fuertemente de la sábana y me mira hacia abajo entremedio de sus piernas, con el cuello tenso como queriendo ver que cosas le estaba haciendo allá abajo. De pronto ella empezó a imponer el ritmo de mi sexo oral cada vez que me hundía la cabeza. Me di cuenta que hasta mi nariz cumplía una función masturbando su clítoris. Yo decidí tensar mi lengua y penetrar su vagina con ella. En cada embestida de mi cara contra su vulva la penetraba con mi lengua y rozaba su clítoris con mi nariz. El ritmo era constante. Sentí su orgasmo cuando empezó a acercar su pubis y presionarlo contra mi cara fuertemente. Mi cara ya era un objeto, un consolador. Sus piernas quedaron temblorosas. De pronto todo ese mar de movimientos se acabó. Mi cara llena de jugos e impregnada del olor de su sexo la observaba detenidamente. Intentaba descifrar cual era su expresión, pero la oscuridad me lo dificultaba. Quería seguir haciéndole cosas. Quería penetrarla. Pero de pronto tuve un pequeño instante de lucidez y me escapé al baño.


No podía creer lo que había sucedido. Me miraba al espejo y no lo creía. Estaba desnudo aún, con una erección . Tenía que quitarme esa energía sexual, pero ya no con mi hermana. Había sido suficiente. Empecé a masturbarme de inmediato frente al espejo aún con la imagen fresca de lo que había hecho. Me miraba fijamente mientras tenía uno de los mejores orgasmos de mi vida. Imaginaba que la embestía con mi pene y que sus jugos vaginales hacían que mi pene se deslizara por su jabonosa entrada. Cuando acabé, mi cara era la de un completo idiota. Incluso me chorreó un hilo de saliva por el costado de mi boca. La eyaculación debió haber sido tan intensa que incluso me provocó un ardor en mi pene. Luego de reponerme de esa espectacular orgasmo traté de sacarme el olor de su vagina de mi cara. Tenía miedo que al otro día se sintiera el olor a su sexo salir de mi boca cuando hablara. Pero era inútil, sentía que me perseguía a todos lados. Había entrado profundo en mi nariz. Asumí que ese seria el principio del castigo por haber cometido semejante pecado.


Cuando volví a la habitación, ella se había puesto su pijama y estaba profundamente dormida. Yo me puse el mío y me acosté a su lado. Pero esta vez si quedamos espalda con espalda.








Espero hayan disfrutado leyéndolo aunque sea una parte de lo que yo lo disfruté viviéndolo.

 

Gracias. Espero seguir aportando. Tengo algunos relatos más que aportar.

Tengo en mente un proyecto de aventurarme en la dirección de algunos cortometrajes con relatos de este tipo. A ver si hay personas interesadas en participar y crear una especie de cibercomunidad que vea, critique y aporte en este tipo de creaciones audiovisuales. Lo que aún no resuelvo es en cuanto ala difusión de estos vídeos, como dejarlo solo en este mundo libre del internet y que no sea contaminado por la censura que rigen a los otros medios. Eso si, hacerlo todo legal (+18)y con consentimiento, pero por las solas ganas de hacerlo. Sin transformarlo en una industria, sino que más bien en una experiencia.

Los aportes y comentarios se agradecen.

 

Me alegro que lo disfrutes y si la idea sigue en pie.