Vacaciones donde mis tíos (Parte 1)

Hola, soy Javi. En esta historia soy una mujer de 21 años, mido 1,68 cms y siendo bien sincera y franca con ustedes, mi cuerpo está ejercitado puesto que entreno a menudo. Me gustan mucho mis piernas porque gracias al entrenamiento tengo mi potito bien paradito y firme, algo que a los hombres les fascina según mi experiencia. No tengo mucho busto, pero no es problema para mi vida sexual. Tengo unos labios carnosos, soy pecosa y mi cabello es de color negro. No tengo ninguna muralla para conversar sobre cualquier tema referente al sexo, en realidad me gusta mucho compartir experiencias con mis amigas e incluso mis amigos que me usan como psicóloga para darles consejos amorosos jaja.

El año ya estaba terminando y había logrado aprobar todos mis ramos. Ya saben que soy mucho de separar lo sentimental con los estudios, aunque si les admito que me fue bastante difícil después de lo que pasó con Marcelo, quien se convirtió en una persona non-grata para mi y las chicas. Con el tiempo descubrí que él se había acostado con ella en varias ocasiones, así que para mi quedó totalmente vetado. En la universidad nadie se enteró de nada, y creo que prefiero mucho más que se mantenga así, puesto que no quiero verme metida en polémicas sexuales con niños menores jaja. ¿Ya se lo imaginan? Chica de 21 es engañada por un mechón de universidad, un ridículo total.
Pero la temática principal de esta publicación no se trata de niñitos ni nada de eso. Esta historia la viví en pleno Diciembre, pasado la Navidad. Si no mal recuerdo, fue el mismo 26 de Diciembre, en la casa de mis tíos que viven en el sur.
La verdad es que como ya había cerrado el semestre con mis ramos aprobados, era el momento de disfrutar de unas buenas vacaciones junto con mis padres. Entonces una vez que llegué al terminal con mis maletas, mi papá me estaba esperando para irnos en su auto. Esa noche descansé como nunca antes, de verdad que extrañaba mi camita.
Al día siguiente preparamos nuestras cosas y emprendimos el viaje al sur, no quiero decir la ciudad, para mantenerla en secretito jiji.
Nos tardamos toda la tarde en llegar hasta nuestro destino, fue un viaje bastante largo en donde pude disfrutar del recorrido y sus paisajes. Después de todo, llegamos por fin a la casa de mis tíos, donde nos esperaban ellos en el quincho de su patio. Déjenme decirles que su casa es enorme jaja, tiene mucho pasto, un montón de árboles y las montañas se ven demasiado geniales desde ahí. Literalmente tienen una vista de envidiar.
Mi tío Alberto y mi tía Claudia (nombres ficticios) nos estaban saludando con la mano mientras bajábamos del auto. Mi papá se encargó de tomar nuestros bolsos y llevarlos hasta dentro, mientras que nosotras íbamos a saludar a la familia.
Alberto le dio un abrazo a mi mamá y luego a mi, mencionándome lo grande que me veía. Luego me comentó que él me había cambiado pañales cuando yo era pequeña jajaja, supongo que es la típica frase que a muchos les habrán dicho sus familiares. Yo simplemente me reí.
Me preguntaron por algún pololo, a lo que les dije que últimamente me había enfocado sólo en los estudios, porque no había funcionado con el último, así que lo dejé ahí. Ellos sonrieron y simplemente siguieron conversando. Yo les pregunté por mi primo Rafa (nombre ficticio), que recuerdo que jugaba mucho con él cuando éramos niños. Y Alberto me respondió que él estaba trabajando en Santiago, así que por temas laborales no había podido asistir a la cena navideña que íbamos a tener. Igual me sentí algo decepcionada jaja, necesitaba a alguien de mi edad para conversar al menos, así que tuve que conformarme con estar en los temas de los más grandes.
Al día siguiente, Alberto nos llevó a un río que quedaba a una media hora de ahí, así que estuvimos bañándonos en esa agua que de verdad estaba exquisita. Había otra gente aparte de nosotros, era un río que quedaba cerca de un sendero, por lo tanto, de seguro también habría campings por ahí.
Alberto me tiraba piropos cuando yo salía del agua con mi bikini puesto, yo me hacía la modelo cuando iba caminando hacia la familia jaja, porque todos me estaban mirando, mis papis y mis tíos. Me senté un rato a tomar bebida mientras me secaba el pelo y descubrí que mi tío me estaba mirando las piernas, le sonreí no más, suponiendo que no pasaba nada malo, porque desde luego, era mi tío, mi tío favorito. He aquí el detalle más importante de la historia, y es que mi tío Alberto siempre me había gustado cuando era niña. Lo encontraba tan encachado, porque siempre se mantenía bien, salvo por la pequeña pancita que se le asomaba en ese momento jaja, pero era lo de menos. Me gustaba su estilo, su forma de ser, y ahora que era un mujer adulta y lo pillara mirándome, igual fue un logro para mi. Aunque claro, sólo era mi tío, nada que ver con pasarme rollos con él. Así que luego de un rato volví a tirarme al agua y ahí me puse a conversar con unos chicos que se me habían acercado. Resultaron ser muy simpáticos y todo, pero llegó el momento de irnos cuando mi papá comenzó a llamarme.

No se desanimen, la historia va recién empezando jiji, les prometo que les traeré el final