Poner perros a conducir, un proyecto llamado Driving Dogs, constituye un experimento del capítulo neocelandés de la Sociedad de Prevención de Crueldad Animal (SPCA), una organización internacional que trabaja con animales abusados y abandonados y cuyo trabajo abarca varios puntos: creación de conciencia, rescate de animales y servicios de adopción. El proyecto, además de demostrar el hecho de que los perros son criaturas inteligentes, busca cambiar la idea de que un animal rescatado de alguna forma u otra resulta inferior a otros que han corrido mejor suerte. Para Driving Dogs fueron entrenados tres perros: Porter, cruce de Beardie de 10 meses de edad; Monty, cruce de Schnauzer gigante de 18 meses; y Ginny, cruce de Beardie Whippet de 1 año. En tan solo 8 semanas lograron dominar el arte de manejar tras haber sido entrenados en carretas de madera provistas de volante, pedales, ruedas y el típico asiento de conductor. Al finalizar el entrenamiento en estas carretas, los perros pasaron a un Mini Cooper especialmente modificado para permitirles maniobrar de acuerdo a sus características físicas. A pesar de lo interesante que resultaría ver a perros manejando, la SPCA y Mini Cooper advierten que nadie debería intentar esto en casa. Porter, Monty y Ginny fueron entrenados en un ambiente controlado por un equipo de profesionales que tomó todas las precauciones de lugar para garantizar la seguridad de los animales en cada momento. Vía Tecnológica