WikiLeaks revela que el ejército de EE.UU. usa al FMI y Banco Mundial como armas “no convencionales"

WikiLeaks revela que el ejército estadounidense usa al FMI y al Banco Mundial como armas “no convencionales”

Este “manual de golpe de Estado estadounidense”, recientemente destacado por WikiLeaks, sirve como recordatorio de que la llamada “independencia” de instituciones financieras como el Banco Mundial y el FMI es una ilusión y que se encuentran entre las muchas “armas financieras” que utiliza regularmente el gobierno de Estados Unidos para doblegar a los países a su voluntad.

​

En un manual militar filtrado sobre “guerra no convencional”, recientemente destacado por WikiLeaks, el Ejército de Estados Unidos afirma que las principales instituciones financieras mundiales -como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)- se utilizan como “armas financieras no convencionales en tiempos de conflicto hasta incluir la guerra general a gran escala”, así como en el apalancamiento de “las políticas y la cooperación de los gobiernos estatales”.

El documento, oficialmente titulado “Field Manual (FM) 3-05.130, Army Special Operations Forces Unconventional Warfare” (Manual de Campo 3-05.130, Fuerzas de Operaciones Especiales del Ejército Guerra No Convencional) y escrito originalmente en septiembre de 2008, fue destacado recientemente por WikiLeaks en Twitter a la luz de los recientes acontecimientos en Venezuela, así como del asedio económico de Estados Unidos durante años a través de sanciones y otros medios de guerra económica. Aunque el documento ha generado un nuevo interés en los últimos días, había sido publicado originalmente por WikiLeaks en diciembre de 2008 y ha sido descrito como el “manual de cambio de régimen” del ejército.

​

Los recientes tweets de WikiLeaks sobre el tema llamaron la atención sobre una sección del documento de 248 páginas titulado “Financial Instrument of U.S. National Power and Unconventional Warfare” (Instrumento Financiero del Poder Nacional de EE.UU. y la Guerra No Convencional). En esta sección se señala en particular que el gobierno de Estados Unidos aplica “el poder financiero unilateral e indirecto a través de la influencia persuasiva a las instituciones financieras internacionales y nacionales en lo que respecta a la disponibilidad y las condiciones de los préstamos, donaciones u otra asistencia financiera a los actores estatales y no estatales extranjeros” y, específicamente, nombra al Banco Mundial, al FMI y a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), así como al Banco de Pagos Internacionales (BPI), como “lugares diplomático-financieros de Estados Unidos para lograr” tales objetivos.

El manual también menciona la “manipulación estatal de los impuestos y las tasas de interés” junto con otras “medidas legales y burocráticas” para “abrir, modificar o cerrar los flujos financieros” y además afirma que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (Office of Foreign Assets Control u OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos -que supervisa las sanciones de Estados Unidos a otros países, como Venezuela- “tiene una larga historia de llevar a cabo una guerra económica valiosa para cualquier campaña de la ARSOF [Army Special Operations Forces, o en español, Fuerzas de Operaciones Especiales del Ejército] UW [Unconventional Warfare, o en español, Guerra No Convencional]”.

Esta sección del manual continúa señalando que estas armas financieras pueden ser utilizadas por el ejército estadounidense para crear “incentivos o desincentivos financieros para persuadir a adversarios, aliados y sustitutos a que modifiquen su comportamiento a nivel estratégico, operativo y táctico” y que tales campañas de guerra no convencionales están altamente coordinadas con el Departamento de Estado y la Comunidad de Inteligencia para determinar “qué elementos del terreno humano en el Área de Operaciones de Guerra No Convencional (Unconventional Warfare Operations Area, o UWOA) son más susceptibles de ser comprometidos financieramente”.

El papel de estas instituciones financieras internacionales “independientes” como extensiones del poder imperial de Estados Unidos se detalla en otras partes del manual y varias de estas instituciones se describen en detalle en un apéndice del manual titulado “The Financial Instrument of National Power” (El instrumento financiero del poder nacional). En particular, el Banco Mundial y el FMI figuran como Instrumentos Financieros e Instrumentos Diplomáticos del Poder Nacional de Estados Unidos, así como partes integrantes de lo que el manual denomina el “actual sistema de gobernanza mundial”.

Además, el manual afirma que las fuerzas armadas estadounidenses “entienden que la manipulación debidamente integrada del poder económico puede y debe ser un componente del UW”, lo que significa que estas armas son una característica regular de las campañas de guerra no convencionales emprendidas por Estados Unidos.

Otro punto de interés es que estas armas financieras están gobernadas en gran medida por el Consejo de Seguridad Nacional (National Security Council, o NSC), que actualmente está encabezado por John Bolton. El documento señala que el NSC “tiene la responsabilidad primordial de la integración de los instrumentos económicos y militares del poder nacional en el extranjero”.

“Independiente” pero controlado

Aunque el manual de guerra no convencional se destaca por afirmar tan abiertamente que las instituciones financieras “independientes” como el Banco Mundial y el FMI son esencialmente extensiones del poder del gobierno de Estados Unidos, los analistas han observado durante décadas que estas instituciones han impulsado sistemáticamente los objetivos geopolíticos de Estados Unidos en el extranjero.

De hecho, el mito de la “independencia” del Banco Mundial y del FMI se erosiona rápidamente con sólo mirar la estructura y la financiación de cada institución. En el caso del Banco Mundial, la institución está ubicada en Washington y el presidente de la organización siempre ha sido un ciudadano estadounidense elegido directamente por el presidente de los Estados Unidos. En toda la historia del Banco Mundial, la Junta de Gobernadores de la institución nunca ha rechazado la elección de Washington.

El pasado lunes, se informó que el presidente Donald Trump nominó al ex economista de Bear Stearns David Malpass para dirigir el Banco Mundial. Malpass no había previsto la destrucción de su antiguo empleador durante la crisis financiera de 2008 y es probable que limite los préstamos del Banco Mundial a China y a países aliados o aliándose con China, dada su reputación bien establecida como halcón chino.

Además de elegir a su presidente, Estados Unidos es también el mayor accionista del banco, lo que lo convierte en el único país miembro que tiene derecho de veto. De hecho, como señala el manual de guerra no convencional filtrado, “Mientras las decisiones importantes requieren una mayoría del 85%, Estados Unidos puede bloquear cualquier cambio importante” en la política del Banco Mundial o en los servicios que ofrece. Además, el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, ex banquero de Goldman Sachs y “rey de las ejecuciones hipotecarias”, Steve Mnuchin, funciona como gobernador del Banco Mundial.

Aunque el FMI se diferencia del Banco Mundial en varios aspectos, como su misión y enfoque declarados, también está dominado en gran medida por la influencia y la financiación del gobierno de Estados Unidos. Por ejemplo, el FMI también tiene su sede en Washington y Estados Unidos es el mayor accionista de la empresa -el mayor, con diferencia, con el 17,46 por ciento de la institución- y también paga la mayor cuota para el mantenimiento de la institución, pagando US$164.000 millones anuales en compromisos financieros del FMI. Aunque Estados Unidos no elige al máximo ejecutivo del FMI, utiliza su posición privilegiada como el mayor financiador de la institución para controlar la política del FMI amenazando con retener su financiamiento si la institución no cumple con las exigencias de Washington.

Manifestantes sostienen una efigie del Capitán América con una foto de la Directora del FMI, Christine Lagarde, durante las reuniones del FMI y el Banco Mundial en Lima, Perú, el 9 de octubre de 2015. Geraldo Caso Bizama | AP
​

Como consecuencia de la influencia sesgada de Estados Unidos en el comportamiento de estas instituciones, estas organizaciones han utilizado sus préstamos y subvenciones para “atrapar” a las naciones en deudas y han impuesto programas de “ajuste estructural” a estos gobiernos endeudados que resultan en la privatización masiva de los activos estatales, la desregulación y la austeridad que rutinariamente benefician a las corporaciones extranjeras sobre las economías locales. Con frecuencia, estas mismas instituciones – presionando a los países para que desregulen su sector financiero y a través de tratos corruptos con los actores estatales – provocan los mismos problemas económicos que luego se lanzan a “arreglar”.

Guaidó acude al FMI

Dada la estrecha relación entre el gobierno de Estados Unidos y estas instituciones financieras internacionales, no debería sorprender que -en Venezuela- el “presidente interino” Juan Guaidó, respaldado por Estados Unidos, ya haya solicitado fondos al FMI, y por lo tanto, a la deuda controlada por el FMI, para financiar a su gobierno paralelo.

Esto es muy significativo, porque muestra que uno de los principales objetivos de Guaidó, además de privatizar las enormes reservas de petróleo de Venezuela, es encadenar de nuevo al país a la máquina de endeudamiento controlada por Estados Unidos.

Como Grayzone Project señaló recientemente:

Sin embargo, Venezuela dista mucho de ser el único país de América Latina en el que estas armas financieras se hacen pasar por instituciones financieras “independientes”. Por ejemplo, Ecuador -cuyo actual presidente ha tratado de devolverle el favor a Washington- ha ido tan lejos como para llevar a cabo una “auditoría” de su asilo de periodista y editor de WikiLeaks, Julian Assange, con el fin de obtener un rescate de US$10.000 millones del FMI. Ecuador le concedió asilo a Assange en 2012 y desde entonces Estados Unidos ha buscado fervientemente su extradición por cargos aún sellados.

Además, el pasado mes de julio, Estados Unidos amenazó a Ecuador con “castigar medidas comerciales” si introducía una medida en la ONU para apoyar la lactancia materna en lugar de la leche maternizada, en un movimiento que aturdió a la comunidad internacional, pero dejó al descubierto la voluntad del gobierno de Estados Unidos de usar “armas económicas” contra las naciones latinoamericanas.

Más allá de Ecuador, otros objetivos recientes de la “guerra” masiva del FMI y el Banco Mundial incluyen a Argentina, que concedió el mayor préstamo de rescate del FMI en la historia apenas el año pasado. Ese paquete de préstamos fue, como era de esperar, fuertemente impulsado por Estados Unidos, según una declaración del Secretario del Tesoro, Mnuchin, publicada el año pasado. En particular, el FMI fue fundamental para provocar el colapso total de la economía argentina en 2001, enviando un mal presagio para la aprobación el año pasado del paquete de préstamos récord.

Aunque fue publicado hace más de una década, este “manual de golpe de Estado estadounidense” recientemente destacado por WikiLeaks sirve como un recordatorio destacado de que la llamada “independencia” de estas instituciones financieras es una ilusión y que se encuentran entre las muchas “armas financieras” que utiliza regularmente el gobierno de Estados Unidos para doblegar a los países a su voluntad e incluso para derrocar a los gobiernos desfavorecidos de Estados Unidos.

Fuente: Leaked Wikileaks Doc Reveals US Military Use of IMF, World Bank as “Unconventional” Weapons