Apagando la llama. Aquí estoy, apagando la llama, esa que encendiste con tu mirada nerviosa, vacilante. Soy un árbol que busca la cima, la luz que sólo los que crecen conocen. Tú eres belleza, pura, brillo. Siempre supe que eras lejana, cuando te vi brillar tanto como el sol conocí las distancias entre tu y yo. Y aunque ya no pueda leerte, y el atardecer no grabe tu nombre en mi ventana, fue una bonita experiencia caminar contigo, verte hablar tanto, tu risa nerviosa. Yo soy un baúl empolvado, si lo abres sólo encontrarás vestigios de dolor, de soledad, de invierno más frio. Quisiera ser los cálidos rayos que caen en tu abdomen cada verano, pero no lo soy, y tu corazón cabalga salvaje por las praderas prístinas. Te construí un hogar, en la soledad, el silencio del bosque, aquí te canto, aquí recito poesías, aquí esperé, aunque otro fuese tu camino.
Partiré agradeciendo el que compartas tu arte. Se nota que es auténtico y personal, quizás demasiado... lo digo porque hay frases que denotan códigos que sólo tu entenderás. También siento que le falta un poco de ritmo y un hilo conductor (más allá del objeto lírico que en este caso sería la persona de quien hablas); quizás podrías reorganizar las ideas y explotarlas un poco más, jugar con el ritmo y la progresión de las ideas. Fuera de eso, hay algunas cosas interesantes e imágenes muy potentes, sobre todo la coherencia entre naturaleza, luz y soledad. Saludos