La revelación más importante de los Documentos de Afganistán es lo difícil que fue hacerla pública

​

El Washington Post ha publicado pruebas claras e innegables de que los funcionarios del gobierno de Estados Unidos han estado mintiendo al público sobre la guerra en Afganistán, una revelación estremecedora para cualquiera que no haya investigado en absoluto la historia del intervencionismo estadounidense.

Con toda seriedad fue una publicación muy buena y de gran valor periodístico, y los que hicieron el trabajo pesado de concientizar a la opinión pública sobre los Documentos de Afganistán merecen todo el crédito. Los comentarios francos de las autoridades militares estadounidenses afirmando claramente que desde el principio éste fue un conflicto imposible de ganar, iniciado en una región que nadie entendía, sin que nadie pudiera ni siquiera articular cómo sería la victoria, constituyen una información extremadamente importante que está en conflicto con todo lo que el gobierno de su país le ha dicho a la opinión pública sobre esta guerra.

Pero la revelación más significativa que se desprende de esta historia no está en los Documentos de Afganistán en sí.

​

La revelación más significativa de los Documentos de Afganistán proviene del relato de The Washington Post sobre los momentos extremadamente difíciles que tuvieron para sacar estos importantes documentos de las garras del secreto gubernamental, como se detalla en un artículo separado, titulado “How The Post unearthed The Afghanistan Papers” (Cómo el Post desenterró los Documentos de Afganistán). WaPo explica cómo los documentos se obtuvieron finalmente a través de solicitudes de la Ley de Libertad de Información (FOIA) que, después de haber sido rechazadas inicialmente por el gobierno de los EE.UU., necesitaron ser complementadas durante tres años con dos demandas.

“Los esfuerzos del Post para obtener los documentos de Afganistán también ilustran lo difícil que puede ser para los periodistas -o para cualquier ciudadano- entrometerse en la información pública del gobierno”, informa WaPo. “El propósito de FOIA es exponer a las agencias federales al escrutinio público. Pero los funcionarios decididos a frustrar el espíritu de la ley pueden alargar las solicitudes durante años, esperando que los solicitantes finalmente se rindan”.

“En octubre de 2017, El Post demandó al inspector general en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos en Washington -un paso que puede costar cientos de miles de dólares en honorarios legales– para obtener los materiales de la entrevista de Flynn”, añade WaPo.

Ahora, The Washington Post es un gigantesco medio de comunicación corporativo con fines de lucro que es propiedad exclusiva de Jeff Bezos, quien actualmente figura como la persona más rica del mundo. ¿Alguien que lea esto tiene cientos de miles de dólares y años de su vida para pasarlos luchando contra el gobierno de los Estados Unidos para que cumpla con sus propias leyes de transparencia? ¿Alguno de los medios de comunicación alternativos que se oponen sistemáticamente al imperialismo estadounidense puede permitirse muchos de esos gastos? Supongo que no.

¿No es preocupante que el contribuyente estadounidense tenga que depender de agencias como The Washington Post, una agencia llena de neoconservadores con un amplio historial de promoción del intervencionismo estadounidense en cada oportunidad, para extraer estos documentos de detrás del muro de la opacidad del gobierno?

​

Después de todo, WaPo admitió que buscó y publicó los Documentos de Afganistán para darle un golpe a Donald Trump. Según el Post, siguió este camino en 2016, buscando inicialmente documentos sobre Michael Flynn, que entonces formaba parte de la campaña de Trump, después de recibir un aviso de que había hecho algunas declaraciones jugosas sobre la guerra en Afganistán ante la Oficina del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR). WaPo entonces tomó la decisión de publicar los documentos ahora en lugar de esperar por su batalla legal para obtener más información para completar, porque Trump está actualmente en medio de la negociación con los talibanes sobre una posible retirada de tropas.

“El Post está publicando los documentos ahora, en lugar de esperar una decisión final, para informar al público mientras la administración Trump está negociando con los talibanes y considerando la posibilidad de retirar a los 13.000 soldados estadounidenses que permanecen en Afganistán”, informa WaPo.

Obviamente, es algo intrínsecamente bueno que WaPo haya invertido su inmensa riqueza y recursos en la búsqueda y publicación de estos documentos. Pero, ¿lo habría hecho si esos documentos no hubieran presentado una oportunidad para avergonzar a la administración de Trump? ¿Qué tipo de información hace que el notoriamente feliz-por-la-guerra WaPo no gaste su riqueza y sus recursos persiguiendo y publicando? Probablemente mucha.

Es una suposición muy segura que, debido a los inmensos muros de opacidad del gobierno que se han construido en torno a las cosas desmesuradas que están haciendo los líderes elegidos y no elegidos de Estados Unidos, hay muchas, muchas más cosas malas que son mucho, mucho peores que cualquier cosa revelada en los documentos de Afganistán que no conocemos, y que ni siquiera sabemos que no conocemos. ¿No es profundamente perturbador que tengamos que orar para que algún medio de comunicación multimillonario amante de la guerra y que apoya al establishment, tenga una agenda partidista para avanzar si queremos saber siquiera una pequeña parte de esta información?

​

Quiero decir, no es como si los Documentos de Afganistán revelaran algo que no supiéramos ya. Ha sido de conocimiento público durante muchos años que había una agenda preexistente para invadir Afganistán mucho antes del 11 de septiembre, ha sido de conocimiento público que muchas mentiras fueron puestas en su lugar después de la invasión, y ha sido de conocimiento público durante mucho tiempo que se nos ha mentido acerca de lo bien que va la guerra. Todo lo que estas nuevas revelaciones hicieron fue cosificar y llamar la atención sobre lo que cualquiera que tuviera oído para escuchar: como todas las demás intervenciones militares dirigidas por Estados Unidos, nos mintieron sobre Afganistán. No es como si el gobierno de los EE.UU. estuviera evitando una revelación masiva y desconocida con su resistencia a las peticiones de FOIA de WaPo. Sin embargo, se resistió a ellas de todos modos, sólo porque era más conveniente.

Julian Assange dijo una vez “La inmensa mayoría de la información se clasifica para proteger la seguridad política, no la seguridad nacional”, y vemos esto tácitamente confirmado por el gobierno de los Estados Unidos en su enorme acumulación de solicitudes de FOIA sin respuesta, rechazos ilegítimos, redacciones injustificables y explotación de las lagunas legales para retener tanta seguridad como sea posible. Como dijo recientemente un seguidor de Twitter, “FOIA fue promulgada en 1966 para hacer legalmente obligatoria la apertura de las actividades del gobierno a la ‘luz del sol’. Cincuenta y tres años después, el gobierno ha aprendido a neutralizar la ley y a ocultar una vez más su mala conducta. Clasificar todo es una forma, requerir de una costosa ‘demanda’ es otra”.

No debería funcionar así. La gente no debería tener que contar con instituciones mediáticas plutocráticas inmorales para conseguir que su gobierno les diga la verdad sobre lo que se está haciendo en su nombre usando sus impuestos. Una nación libre tendría privacidad para sus ciudadanos y transparencia para su gobierno; con el aumento creciente de la vigilancia y el secreto gubernamental en todo el imperio centralizado de Estados Unidos, lo que estamos obteniendo es exactamente lo contrario.

Fuente: The Most Significant Afghanistan Papers Revelation Is How Difficult They Were To Make Public

Relacionado: Investigación revela la campaña de engaño público de los funcionarios de EE.UU. sobre la guerra en Afganistán (backup)