Documental sobre La Peste Chavista en Venezuela

Los avances sociales deben hacerse teniendo un mínimo de financiamiento, porque si se hacen con deuda no valen.
Ganas uno por un lado y pierdes dos por otro...
Eso es lo que no entiende la izquierda bacheletista.
La gratuidad universal es una falacia electoralista que intentó justificarse mediante deuda, lo que es una tontería creíble sólo por gente con bajo nivel de comprensión económica.
La reforma impositiva alejó la inversión extranjera y nacional, y terminaron recaudando menos, amén de complicar a las pymes.
Junto con ello promovieron los paros en el aparato público y privado, repartiendo injustos pagos por término de conflicto, lo que derivó en doblar la deuda fiscal hasta cifras de difícil manejo.
Toda esa locura no fue indiferente para la población, de ahí que perdieron las elecciones por amplio margen. Lo que demuestra que la población en Chile no es tan desinformada como creían.
De nada sirvieron las amenazas y las calumnias durante el proceso eleccionario, de nada les sirvió implantar la violencia verbal y de hecho, de nada sirvió la propaganda desfachatada y servil a un gobierno entregado a fuerzas antidemocráticas.
La gente no es weona, la información esta ahi y en datos comprensibles para cualquiera. Y es claro que quisieron continuar el proceso populista e irresponsable con el carterista de Guillier, pero fueron derrotados y ahora ya no pueden continuar con su itinerario irresponsable.
Mucha gente de izquierda se opuso a Guillier, precisamente porque una cosa es socializar el desarrollo, y otra distinta es totalizar el desarrollo y caer en el socialismo mal entendido. Y tal es el caso de Venezuela, y que los chilenos no estamos dispuestos a caer en semejante tropelía.

 

Quienes pusieron a Chile al borde del precipicio fue la extrema izquierda, con la cobarde ayuda de la izquierda moderada.
¿Quiénes destruyeron a Venezuela?
La extrema izquierda en connivencia con la socialdemocracia.
En Chile fueron derrotados, y seguirán siendo perdedores, porque la población chilena ya no quiere cuentos revolucionarios.